ENERGÍA-NAMIBIA: Rumbo a la bonanza gracias al uranio

El encarecimiento mundial del gas y el petróleo elevó la demanda de energía nuclear. Como consecuencia, Namibia se encamina a una era de auge económico gracias a sus enormes yacimientos de uranio.

Con una producción anual de 3.800 toneladas, Namibia es el sexto productor de este mineral. Concentra siete por ciento de la producción mundial, y las grandes potencias la cortejan para asegurarse el suministro de sus reactores en expansión.

Los precios se duplicaron el año pasado hasta alcanzar los 136 dólares por libra (453 gramos), pero en las últimas semanas se estabilizaron en unos 82 dólares.

Más de 40 compañías tienen licencias de exploración exclusivas expedidas por el Ministerio de Energía y Minas. Dos minas están operativas y otras 12, en vías de estarlo.

El Ministerio suspendió la emisión de licencias, pero volverá hacerlo cuando termine de fijar una política nuclear junto con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), a la que se prevé consagrar como ley.
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"La idea es impulsar la economía de Namibia con el uranio", dijo el secretario ministerial Joseph Litha. "El crecimiento de la minería nacional permite a este país ayudar a resolver la carestía mundial de energía."

La compañía francesa Areva logró eludir la suspensión en la emisión de licencias, pues compró la empresa namibia UraMin por 2.500 millones de dólares. Su intención es invertir 750 millones de dólares en la instalación de una de las más grandes minas de uranio del mundo.

UraMin, que comenzará a producir en 2009, planea procesar 100.000 toneladas de mineral cada día para extraer alrededor de entre seis y siete millones de libras de uranio puro al año durante alrededor de nueve años de actividad prevista hasta su agotamiento.

El acuerdo tomó al gobierno namibio por sorpresa. "Tomaremos medidas para que esto no vuelva a suceder", dijo el primer ministro Nahas Angula.

Los inversores buscan oportunidades desde 2007 en Namibia, cuando que la compañía calificadora especializada Behre Dolbear Group informó que este país del sudoeste africano ocupaba el lugar 12 entre los exportadores de minerales a Estados Unidos.

El primer ministro chino Hu Jintao y su ex par ruso Mijaíl Fradkov dialogaron con autoridades namibias sobre la importación de uranio en bruto, e India y Japón manifestaron interés en comprar el mineral procesado.

El interés de Nueva Delhi se debe a que Namibia, junto con Níger y Uzbekistán, son los únicos tres grandes productores de uranio que no integran el Grupo de Proveedores Nucleares de 45 países, que se resiste a exportar insumos a naciones que posean la bomba atómica.

El más antiguo productor de Namibia, Rössing Uranium —operativo desde 1976 con una extracción de 3.400 toneladas anuales— comenzó a exportar cantidades no especificadas de uranio a China en 2006.

Treinta por ciento de las ventas de la firma se dirigen a Estados Unidos, 28 por ciento a Japón y 13 por ciento a la Unión Europea.

Rössing es subsidiaria de la corporación británica Rio Tinto, que posee 68 por ciento de su capital, y su mina es una de las más grandes del mundo a cielo abierto. Estuvo a punto de cerrar debido a los bajos precios del uranio, pero el actual auge la reflotó hace dos años.

El área de extracción de la mina se amplió, y se prevé que se agotará sólo en 2021.

Una segunda empresa minera, Langer Heinrich Uranium, subsidiaria de al australiana Paladin Energy, comenzó a operar en diciembre de 2006. Ya ha producido uranio puro, y prevé procesar 1.000 toneladas este año.

El gobierno namibio emitió una licencia para la mina a cielo abierto en la hacienda Valencia, cuyo tamaño es similar a la de Rössing, que está cerca de allí. La empresa Forsys Metals firmó un memorando de entendimiento sobre la explotación conjunta con la surcoreana Korea Electric Power Corporation.

Para llegar a la veta, se deberá remover 122,4 millones de toneladas de roca, y tendrá 1.400 metros de largo, 700 de ancho y 360 de profundidad.

Namibia importa cincuenta por ciento de su electricidad desde la vecina Sudáfrica, pero el suministro es inseguro, dada la creciente demanda en ese país y en toda la región de África austral.

El jefe de la firma rusa Rosatom, Sergei Kiriyenko, anunció el año pasado la disposición de su país a construir un reactor nuclear flotante en Namibia, cuya producción se distribuiría en el país y se exportaría a Sudáfrica.

Rusia es pionera en la instalación de reactores nucleares en plataformas marítimas, muy cuestionadas por ambientalistas.

Por otra parte, el crecimiento de la actividad minera en el costero desierto del Namib insume enormes cantidades de agua, tanta que la corporación estatal NamWater no puede suministrarla.

NamWater acordó con Uramin la construcción de una planta desalinizadora costera con capacidad de procesamiento para 15 millones de metros cúbicos anuales. La obra avanza aceleradamente.

Ambientalistas manifiestan preocupación por los grandes acueductos que cruzarán pronto el desierto del Namib, y que se sumará a los perjuicios que ya perciben en el ambiente del área.

La organización ambientalista Earthlife Namibia exigió a las autoridades un mecanismo de consultas más amplia que reúna a la sociedad civil y el gobierno antes de la asignación de nuevas licencias mineras.

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