La campaña electoral para el referendo del 28 de septiembre, que decidirá sobre el nuevo texto constitucional de Ecuador, se inició con fuertes polémicas entre opositores y partidarios de su aprobación.
De momento, la principal contradicción se expresa entre los defensores del texto, aprobado por la Asamblea Constituyente el 24 de julio, y la cúpula de la Iglesia Católica.
La jerarquía eclesiástica sostuvo como principal objeción que el proyecto deja abierta la puerta a la legalización del aborto y al matrimonio homosexual.
"Algunos aspectos de los textos no son aceptables para una conciencia cristiana", dijo la semana pasada el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), Antonio Arregui. También aseguró que se celebraría catequesis para que los fieles estén informados sobre el contenido de la Constitución a la hora de votar.
El presidente Rafael Correa, y el ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, salieron al paso de la CEE.
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La cúpula de la Iglesia está haciendo política al apoyar abiertamente el No a la Constitución, alineándose claramente con los sectores de derecha, dijo Correa.
Acosta hizo público un documento que le entregó la CEE, con diversas propuestas a la Asamblea Constituyente, como la aceptación de la unión de hecho entre homosexuales.
Acosta aseguró a IPS que mientras presidió la Constituyente, recibió en varias oportunidades a los obispos, y en una de las reuniones le entregaron un documento, fechado el 1 de abril, firmado también por Arregui, en el que proponían entre otros temas "la unión estable de una pareja, sin importar su sexo u opción sexual".
"Una buena parte de las propuestas fueron incorporadas", dijo Acosta.
El jueves, en una entrevista en radio La Luna de Quito, Correa aseveró que la oposición de la jerarquía católica fue para él como una puñalada en la espalda.
Católico practicante, comentó que en reuniones con otros mandatarios de América del Sur solía jactarse de ser un mandatario de izquierda de buena relación con la jerarquía eclesiástica, pero ahora eso ha cambiado.
El ex presidente de la CEE, Néstor Herrera, afirmó al portal noticias en Internet Ecuadorinmediato.com que la jerarquía católica daría "guerra" a Correa en la campaña para el referendo.
"Si el presidente Rafael Correa nos busca guerra, lamentablemente tendremos que darle guerra", dijo el religioso.
Tras sostener que "ni antes ni ahora hemos buscado pelea", el obispo señaló que la Iglesia Católica "cumple" con "una tarea pastoral" que es "hacer ver a los fieles el alcance de este instrumento político, de acuerdo con las convicciones de los católicos".
Herrera señaló que el mandatario está "equivocado" al interpretar que la Iglesia hace "política" cuando anuncia que hará "catequesis" sobre el texto de la carta magna. La catequesis "es la explicación amplia y detenida de los fundamentos de nuestra fe, para que el cristiano comprenda y oriente su vida de acuerdo con eso", sostuvo.
La Iglesia ha manifestado en forma clara que no se pronunciará en sentido alguno en el caso del referendo, insistió.
Pero, a reglón seguido, se contradijo: Correa "debe estar tranquilo, porque (el Sí) tiene todas las de ganar" en tanto la Iglesia "no tiene el aparato publicitario del gobierno y la euforia del presidente" para promover el No, dijo Herrera.
El obispo Mario Ruiz Navas también se quejó de que la propuesta constitucional es muy "estatista" y que pone fin al apoyo estatal a los colegios privados, y particularmente a los religiosos.
Varios sacerdotes y laicos expresaron su desacuerdo con estas posturas.
En un acto público que se celebrará este sábado, el partido de gobierno prevé concentrar a 100.000 personas que se congregarán para escuchar al mandatario.
Han sido invitados partidos políticos de izquierda y centroizquierda de Ecuador y de América Latina y organizaciones sociales que respaldan el texto constitucional, así como el cuerpo diplomático acreditado en el país.
Según las encuestas divulgadas por las empresas Santiago Pérez Investigaciones y Perfiles de Opinión, 66 por ciento de los consultados ya han decidido cómo votarán el 28 de septiembre.
Los resultados de los sondeos difieren en los porcentajes de intención de voto que atribuyen al Sí y al No, y a las opciones de sufragios nulos y en blanco.
Según Pérez Investigaciones, que hace sondeos para el gobierno, el Sí llega a 50 por ciento de las preferencias, y el No, a 29 por ciento. Para Perfiles, el Sí tiene 41 por ciento, en tanto el No, los nulos y en blanco suman 45,9 por ciento.
Para que la Constitución resulte aprobada, el Sí debe obtener más de 50 por ciento de los votos emitidos, por lo que debe superar al No y a los sufragios nulos y en blanco.
Con este panorama, la consultora Paulina Recalde, de Perfiles de Opinión, estimó que la Iglesia es un actor político importante porque goza de credibilidad.
"Es un escenario complejo para el presidente, porque al hacer algún comentario que la descalifique o la ofenda puede herir la sensibilidad de los creyentes", argumentó.
La encuesta de Pérez Investigaciones incluyó la pregunta "¿Los grupos que se oponen a la Constitución, lo hacen porque esta es mala o porque temen perder sus privilegios?" Sesenta y tres por ciento contestaron que es por el temor de perder sus privilegios y 25 por ciento opinaron que es mala.
De acuerdo con este sondeo, 55 por ciento de los consultados estimaron que la labor de la Asamblea Constituyente fue buena o muy buena.
La empresa Cedatos difundió una encuesta, realizada a 1.400 personas en 15 ciudades, que otorga 41 por ciento al Sí y 35 por ciento al No.
El sábado 16, durante la cadena radial semanal de Correa, transmitida desde la Universidad Católica de Guayaquil, estudiantes que apoyan el No y el Sí y la policía protagonizaron enfrentamientos que los dos sectores han intentado capitalizar para culpar a los contrarios de instigar a la violencia.
Cerca de 100 organizaciones sociales del campo y la ciudad, entre las que se destaca Ecuarunari, Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa, integrante más importante de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, decidieron constituir un frente autónomo de apoyo al Sí, marcando distancias con el gobierno.
