LÍBANO: Del caos al optimismo

La autopista que conecta el este y el oeste de la capital de Líbano experimentó una actividad inusual este miércoles de mañana. Pero los conductores aminoraban la velocidad al pasar junto al monumento al primer jefe de gobierno del país, Riad al-Solh.

Allí, en el centro de Beirut, el desmantelamiento del campamento opositor instalado hace 18 meses dejó en evidencia el gran avance de las negociaciones entre facciones libanesas rivales, que finalmente alcanzaron un acuerdo con mediación de Qatar.

El diálogo de casi una semana en Doha concluyó en Beirut con la imagen de las blancas tiendas de campaña oscilando al sol antes de colapsar contra el suelo.

"Si quieres paz, prepara la justicia", dice un proverbio latino. Y en los corredores del hotel Sheraton de la capital qatarí, donde se realizaron las deliberaciones, los representantes de las facciones libanesas parecen haber dejado temporalmente de lado sus diferencias.

Como consecuencia, se alcanzó un acuerdo que satisface, por ahora, a todas las partes, luego de haber llevado al país al borde de la guerra civil.
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En los últimos dos años, tras el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri —atribuido por la mayoría de los observadores a autoridades de la vecina y poderosa Siria—, Líbano fue el escenario de un combate maniqueo.

La oposición pro-siria y pro-iraní —dominada por los partidos chiitas Hezbolá y Amal, aliados con el cristiano Movimiento Patriótico Libre (MPL)— y la mayoría —integrada por el sunita Movimiento Futuro, el druso Partido Socialista Progresista y los movimientos cristianos Kataeb y Fuerzas Libanesas— se enfrentaron duramente.

"El objetivo principal fue ponernos de acuerdo sobre un gobierno de unidad" con participación minoritaria de la actual oposición, informó el parlamentario Moustapha Allouche, del Movimiento Futuro.

También se consideró la posibilidad de que el parlamento designara presidente, cargo vacante desde noviembre. "Se logró consenso en torno del comandante del ejército, general Michel Suleiman", agregó Allouche.

La oposición y la mayoría también discuten una reforma electoral, pues la ley vigente, aprobada en 2000, es considerada injusta por la oposición.

La mayoría gobernante cuestiona la actividad de milicias de Hezbolá (Partido de Dios), especialmente desde que este grupo islamista dio el 7 de este mes una suerte de golpe de Estado que derivó en violentos combates en Beirut, las montañas y el norte del país, con un saldo de al menos 65 muertes.

"La clave para cualquier solución a largo plazo gira en torno a la reforma y la elaboración de una nueva ley electoral que reduzca la sobrerrepresentación de grandes bloques electorales como el Movimiento Futuro, Hezbolá y Amal", dijo el legislador Ghassan Mokheiber, aliado del MPL.

Mokheiber agregó que la reforma también favorecería a las minorías y mejoraría la representatividad de los cristianos, además de permitir que los parlamentarios sean más independientes de los grandes bloques.

El emir de Qatar, Hamad bin Khalifa al-Thani, llegó a mostrar a los negociadores su impaciencia ante la incapacidad de las facciones libanesas de alcanzar un acuerdo, dijo a IPS una fuente que pidió no ser identificada.

El monarca dio a los participantes un plazo de 48 horas para aceptar una de dos propuestas de compromiso que él mismo presentó, agregó el informante.

La primera propuesta establecía la votación inmediata de Suleiman como presidente y la formación de un gobierno de unidad, y postergaba las conversaciones sobre una nueva ley electoral. El MPL la rechazó.

Una segunda propuesta implicaba el retorno a la antigua ley electoral, de 1960, que se ajustaría respecto de los muy disputados distritos de Beirut, baluarte del Movimiento Futuro y de la familia Hariri. Luego, se elegiría a Suleiman en el parlamento y se formaría un gobierno de unidad.

"Líbano no puede ser gobernado por una comunidad a expensas de otras. Es necesario hacer un esfuerzo real para construir el Estado", dijo Mokheiber.

El parlamentario dijo creer que reformar la ley electoral, formar un gobierno de consenso y designar un presidente permitirá luego considerar el problema de la posesión de armas por parte de Hezbolá y el poserior desarrollo de una estrategia de defensa común para el país.

Mientras los rumores de una elección presidencial para este domingo o el lunes circulan por las calles de Beirut.

A lo largo de las avenidass adoquinadas que conducen al parlamento libanés, el saludo árabe "mabrouk" (felicitaciones) reemplaza los sonidos de la discordia y la violencia, creando una muy esperada atmósfera de optimismo.

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