RUSIA: De la Guerra Fría al enfrentamiento tibio

La OTAN y Rusia realizaron pocos avances para superar sus disputas en la cumbre de la alianza atlántica que finalizó este viernes en Bucarest. Pero ambas partes insistieron en que la Guerra Fría pertenece al pasado y que están abiertas a un acuerdo.

El presidente ruso Vladimir Putin, cuyo mandato finaliza en mayo, estuvo presente en la reunión de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y asistió a un encuentro del consejo bilateral entre la alianza occidental y Rusia, que deliberó este viernes.

Las deliberaciones fueron calificadas de "positivas", pero cuestiones controvertidos —como la expansión de la OTAN, el "escudo" de defensa misilística a instalarse en Europa occidental, el Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa y la situación de Kosovo— quedaron sin resolver.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró que "la Guerra Fría quedó atrás" y Putin afirmó que "volver a ella no está en el interés de nadie".

En conferencia de prensa, Putin enfatizó en la necesidad de cooperación para la defensa entre Moscú y la OTAN, basada sobre el hecho de que "nada puede lograrse sin la participación de Rusia, una de las mayores potencias nucleares del mundo".

Los miembros de la alianza y Rusia firmaron un acuerdo para "facilitar el tránsito terrestre de suministros para las fuerzas de la OTAN desplegadas en Afganistán", pero Moscú se negó a admitir el uso de su espacio aéreo, y especificó que las cargas deberían excluir el material de naturaleza militar.

El acuerdo parece respaldar la posición de Putin acerca de que la lucha en Afganistán y la "guerra contra el terrorismo" no pueden ganarse sin el concurso de Moscú.

En el encuentro, Putin declaró que Rusia podría volver a ser parte del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa, pero sólo si los miembros de la OTAN "están dispuestos a realizar concesiones", especialmente en los asuntos "delicados" para su país.

Moscú se retiró de ese acuerdo de reducción de fuerzas convencionales en Europa en diciembre de 2007, en protesta por los planes de Estados Unidos de desplegar un escudo de defensa misilística en Europa central y porque las naciones occidentales insistían en que Rusia debía retirar sus tropas de Georgia y Moldavia.

La OTAN irritó a Putin al apoyar una iniciativa de Washington de desplegar elementos del escudo misilístico en Polonia y República Checa. Además, la alianza asumió el compromiso de complementar el sistema de defensa estadounidense en zonas no cubiertas por el plan inicial, como partes de los Balcanes occidentales, Bulgaria, Grecia, Italia y Turquía.

Además, Estados Unidos anunció que había ensayado exitosamente algunos de los elementos centrales del sistema de "escudo" de misiles, en coincidencia con el inicio de la conferencia de la OTAN.

Putin advirtió que el sistema de misiles no ayudaba a fortalecer la confianza entre la alianza y Rusia. Moscú asegura que no sirve para proteger a Washington y sus aliados europeos de un posible ataque de Irán, porque Teherán no cuenta con misiles de largo alcance y que, por lo tanto, el "escudo" estaba dirigido contra Rusia.

"Antes que dar la espalda a Irán, sería más inteligente pensar formas de ayudar a Teherán a volverse más predecible y transparente", dijo Putin.

Bush y Putin se reúnen este fin de semana en la residencia del presidente ruso en Sochi, localidad turística del Cáucaso, para continuar sus deliberaciones sobre el sistema de misiles.

Se espera que avancen más allá del consenso alcanzado a mediados de marzo durante una visita a Moscú de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice y su par de Defensa Robert Gates. En esa ocasión, los representantes de Washington se mostraron abiertos frente a tres demandas de Rusia.

Moscú reclama que no se armen los misiles interceptores hasta que no haya evidencias de una real amenaza iraní, que no se incluyan entre sus objetivos blancos en territorio ruso y que se otorgue acceso a Rusia a las instalaciones en Polonia y República Checa.

La expansión de la alianza atlántica fue otra fuente de controversia. Los miembros de la OTAN no otorgaron a Georgia y Ucrania el estatus que les permitiría comenzar el proceso de incorporación como miembros plenos. Esto fue visto como una derrota de Estados Unidos, a causa de las gestiones de Alemania.

Berlín es el miembro de la OTAN más sensible ante las demandas de Moscú de no permitir que estados que fueron parte de la disuelta Unión Soviética se incorporen a la alianza.

Igualmente, la delegación de Rusia expresó en Bucarest su disgusto por la decisión. Sergei Riabkov, del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, aseguró que la incorporación de Georgia y Ucrania a la OTAN sería "un gran error táctico".

Putin dijo que la expansión de la alianza atlántica representa una amenaza directa para Rusia y que las garantías en contrario no son suficientes. Moscú, argumentó, escuchó promesas similares "antes de otras expansiones imperialistas en el pasado".

La historiadora rumana Zoe Petre señaló a IPS que Putin se mostró más abierto a las negociaciones en Bucarest que en la conferencia de seguridad de Munich en 2007.

En esa oportunidad acusó a Washington de tratar de establecer un mundo unipolar. "Estados Unidos ha traspasado los límites en todas las esferas: económica, política y humanitaria y se ha impuesto sobre otros Estados", dijo Putin.

Bush también se mostró más conciliador en Bucarest. Según Wayne Thompson, un experto estadounidense sobre la OTAN que realiza investigaciones en el Colegio de Europa con sede en Brujas, Bélgica, "aprendió que lo único peor a trabajar con los aliados es tratar de hacerlo sin ellos". ***** +La OTAN persiste en el error (https://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=87986) +La OTAN crece poco para no enfadar a Rusia (https://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=87971)

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