KOSOVO: Futuro incierto

Cuando la euforia por la proclamación de la independencia de Kosovo se disipe, este rincón de los Balcanes verá los enormes obstáculos políticos y económicos que debe superar para convertirse en un Estado y que se llaman corrupción, pobreza y una Serbia indignada.

El 17 de este mes, esta meridional provincia autónoma se autoproclamó independiente de Serbia, y fue rápidamente reconocida por algunas potencias occidentales, como Estados Unidos y Gran Bretaña, pero considerada ilegítima por los propios serbios, además de Rusia y China, entre otros países.

En medio de un clima de indignación, nacionalistas serbios realizaron violentas protestas ante varias embajadas en Belgrado, incendiando la sede diplomática de Estados Unidos, con el resultado de una persona muerta y unas 150 heridas.

La plena soberanía sólo sobrevendrá tras un periodo de independencia supervisada por organismos internacionales.

"Kosovo tiene todas las condiciones para convertirse en un Estado fracasado", dijo a IPS un funcionario de alto rango de una de las principales organizaciones internacionales desplegadas aquí, a condición de no revelar su identidad. "Pero cualquier formación de un nuevo Estado es riesgosa y requiere apoyo internacional", agregó.
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Alrededor de 90 por ciento de los dos millones de habitantes de Kosovo son de origen albanés, si bien la provincia es un ancestral territorio serbio, considerado una de las cunas de su nacionalidad.

Durante el régimen del ex presidente serbio Slobodan Milosevic (1989-2000) se desató una guerra entre rebeldes separatistas albano-kosovares y Belgrado, con masivas violaciones de derechos humanos en ambos bandos. El conflicto culminó cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) intervino con intensos bombardeos sobre Serbia, en 1999.

Kosovo retiene alrededor de cinco por ciento de población serbia. Según distintas fuentes, entre 70.000 y 200.000 serbios abandonaron la provincia huyendo de las represalias albano-kosovares tras los ataques de la OTAN.

Bajo Milosevic, los albano-kosovares desarrollaron instituciones paralelas, no legales pero toleradas, para garantizar sus necesidades educativas y sociales, recurriendo a menudo a prácticas corruptas y creando una atmósfera de aceptación de la venalidad.

Luego de 1999, la Misión de la Organización de las Naciones Unidas en Kosovo (Unmik) asumió funciones administrativas y comenzó a reconstruir las instituciones desde cero, siguiendo modelos occidentales.

La presencia internacional en Kosovo generó otra dualidad institucional, lo que perjudicó la rendición de cuentas y el equilibrio de poderes, haciendo que las instituciones fueran aun más propensas a la corrupción.

Mientras, "los organismos nacionales e internacionales se atribuyeron los éxitos, pero nadie puso la cara por los fracasos", según la fuente. En su opinión, la independencia podría volver más claras las responsabilidades.

Ni siquiera las instituciones internacionales han sido inmunes a la corrupción. Y la mayoría de los culpables extranjeros, en general poderosos, permanecen sin castigar.

Como ocurre con muchas otras áreas que requieren acción, las leyes anticorrupción existen, pero su implementación deja mucho que desear.

Además, no está claro si hay o habrá voluntad política de combatir la corrupción. "Hay conexiones entre la clase política de Kosovo y la mafia albanesa, en especial en lo relativo al tráfico de mujeres", dijo el funcionario.

Lulzim Peci, director del Instituto Kosovar para las Investigaciones Políticas y el Desarrollo, señaló que la situación de Kosovo como centro europeo del tráfico de drogas y de personas no es un fenómeno arraigado en el país, sino más bien un resultado de su difuso estatus internacional.

"No había régimen de visas, pero ahora podremos controlar nuestras fronteras", dijo el analista a IPS.

La policía kosovar es citada como ejemplo de institución libre de corrupción, pero el débil Poder Judicial no ha logrado frenar la corrupción y podría poner en riesgo el éxito de otros procesos institucionales.

Según las encuestas, 57 por ciento del público percibe a la justicia como corrupta, si bien otros países de la región no presentan diferencias drásticas en este aspecto.

Los funcionarios del gobierno todavía tienen razones para ser optimistas. "La independencia no ocurrió de repente, se dejó poco librado a la suerte", dijo a IPS Adri Nurellari, consejero del primer ministro Hashim Thaci.

Hasta ahora, el ingreso de divisas se vio desalentado por la corrupción endémica, la escasez de energía, un turbio proceso de privatización y disputas sobre cuestiones de propiedad.

Nurellari admite que el proceso de privatización de la economía "fue muy corrupto", pero cree que "con la resolución del estatus de Kosovo la gente comenzará a respetar las reglas y las inversiones extranjeras crecerán".

Kosovo no tiene una economía sustentable ni independiente. Su producto interno bruto (PIB) por persona oscila entre 1.000 y 1.200 euros anuales (1.500 a 1.800 dólares). El PIB no ha crecido e incluso se ha contraído en los últimos años.

El desempleo afecta a todas las comunidades en la que ha sido históricamente la región más pobre de la ex Yugoslavia. Diferentes cálculos lo sitúan entre 40 y 60 por ciento. Muchos sobreviven gracias a las remesas que les envían familiares desde el exterior.

Igual de importante es la asistencia internacional, pero los donantes son criticados por centrarse excesivamente en los medios y la democratización, mientras desatienden la educación y la agricultura en un país donde la mayoría está empleada en este último sector y 60 por ciento de la población vive en áreas rurales.

La suma donada a Kosovo hasta 2005 era de 7.500 millones de dólares, pero los números cayeron año a año, y ahora el presupuesto kosovar depende, en su mayor parte, de ingresos internos.

Sin embargo, cerca de 70 por ciento del presupuesto de 2006 se recaudó a través de los impuestos a las importaciones, y si Belgrado pone en práctica sus amenazas de imponer un embargo a Kosovo, podría asestarle un duro golpe a la administración pública de Pristina.

"Si hay embargo, estarán reconociendo de hecho la secesión. Además, esto también perjudicará a Serbia económicamente", dijo Nurellari a IPS. Sin embargo, el funcionario reconoce que Belgrado ya demostró en el pasado estar dispuesto a "sacrificarse económicamente por Kosovo".

Pero Kosovo también cuenta con algunas ventajas comparativas. Es rico en minerales y tierra fértil, podría explotar sus recursos energéticos y tiene una fuerza laboral joven con experiencia en el exterior.

Puesto que no desea perder su influencia, Belgrado, que ya cuenta con estructuras paralelas en materia educativa, judicial, policial y de correo en las zonas habitadas por los serbios, continuará probablemente alentando ese vínculo étnico para ignorar las instituciones del nuevo Estado.

Aunque algunos funcionarios internacionales en Kosovo han llegado a pronosticar un nuevo conflicto militar, la fuente que habló con IPS definió el escenario probable como una nueva guerra fría en Europa. "Creo que puede haber una secesión institucional y territorial, pero que no será reconocida", opinó.

Pristina se las ve negras para obtener un pleno reconocimiento internacional. En vista de las duras diferencias internas, la Unión Europea decidió que cada gobierno del bloque tomara la decisión de reconocer o no a Kosovo. Y ante la firme negativa de China y Rusia, no parece probable que Pristina sea admitida en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Pero Nurellari le resta importancia al asunto. "Terminará siendo indiferente si la ONU nos reconoce o no, porque todos los países con los que hay intercambios políticos, sociales y económicos reconocerán a Kosovo, excepto Serbia", dijo a IPS.

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