NICARAGUA-COLOMBIA: La frontera caribeña se fija en La Haya

La Corte Internacional de Justicia se declaró este jueves competente para dirimir la disputa entre Nicaragua y Colombia en torno a sus límites marítimos y jurisdicción sobre algunas de las islas caribeñas en juego.

El alto tribunal con sede en La Haya emitió el fallo respondiendo favorablemente a la demanda presentada en 2001 por Managua, contra la voluntad en contrario expresada por Bogotá, en un diferendo que data de 1980. Pero dejó fuera de su órbita una parte del reclamo.

"La Corte considera que el tratado (Esguerra-Bárcenas) de 1928 entre Colombia y Nicaragua resolvió la cuestión de la soberanía de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y que, por tanto, el tribunal no puede ser competente en este punto", declaró la presidente de la Corte, la británica Rosalyn Higgins.

Según el tribunal, el límite se estableció en el tratado de 1928 y en su protocolo de ratificación de 1930 con el fin de fijar una línea al oeste para el archipiélago de San Andrés y por lo tanto no puede entenderse como "frontera marítima general" entre los dos países.

Nicaragua desconoció en 1980 la validez del tratado Esguerra-Barcenas, argumentando que fue firmado cuando este país estaba ocupado por Estados Unidos.

De los 17 jueces, 13 votaron a favor de esta decisión después de siete meses de discusiones sobre el diferendo.

"Sin embargo, la Corte considera que es competente en el diferendo relativo a la soberanía de las otras formaciones marítimas reivindicadas por las partes y sobre el diferendo relativo a la delimitación marítima entre dichas partes", agregó, subrayando que la decisión sobre estos dos últimos aspectos se tomó de modo unánime.

Si bien la Corte de La Haya apenas ahora decidió su competencia sobre el caso, desde ya impartió justicia al ratificar la soberanía de Colombia sobre las islas San Andrés, Providencia y Santa Catalina, a 775 kilómetros al noreste de ese país y 220 kilómetros de la costa de Nicaragua.

Los 50.000 kilómetros disputados son una región de enorme interés turístico y con potencial petrolero, al punto de que ambos países se preparaban para investigar esa posibilidad. Antes del fallo, los dos gobiernos habían entrado en una sutil fase de reclamo sobre la zona.

El fallo sobre esas islas, que Nicaragua reclamaba como propias, permitió a Colombia celebrar la decisión como "un revés para Nicaragua", según un comunicado de la delegación bogotana.

A favor de la postura colombiana se pronunciaron el embajador en Holanda, Julio Londoño Paredes, y el ex embajador Guillermo Fernández de Soto, que participaron como agentes en la defensa de los intereses de su país en las audiencias celebradas en junio.

Al mismo tiempo, la delegación nicaragüense festejó como una victoria la aceptación de la competencia del tribunal para decidir sobre el espacio marítimo en diputa entre ambas naciones, ya que a juicio de Managua "a partir de ahora puede expandir sus fronteras".

El fallo leído por la presidenta de la Corte, la británica Rosalyn Higgins, establece en síntesis que ese cuerpo continuará dando trámite a la demanda de Nicaragua contra Colombia, pero no fijó fechas para el comienzo de las audiencias.

Al dar por cerrado el contencioso sobre la soberanía de las tres islas a favor de Colombia, aceptando los dispuesto en el Tratado Esguerra-Bárcenas de 1928-1930, la Corte dejó abierta la discusión sobre la posesión territorial sobre los cayos Roncador, Quitasueño y Serrana, regentados actualmente por Bogotá pero reclamados por Managua.

"Esta Corte no provee la respuesta a las cuestiones referidas a qué elementos además de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina forman parte del archipiélago de San Andrés, sobre el que Colombia tiene soberanía", dice parte de la sentencia leída por Higgins.

Para la delegación nicaragüense, encabezada por el canciller Samuel Santos y el embajador en Holanda, Carlos José Argüello Gómez, con la sentencia ahora quedó abierta la discusión para establecer la extensión concreta del archipiélago y delimitar la frontera marítima y continental entre los dos países, que Bogotá sostenía que pasaba por el meridiano 82.

Sin embargo, en un hecho que celebró el equipo jurídico nicaragüense, los jueces internacionales establecieron que ese meridiano fijaba únicamente en 1930 "el límite oeste del archipiélago de San Andrés".

El ministro Santos declaró a agencias de noticias en La Haya que, con este fallo, "el meridiano 82 desapareció totalmente" y que a partir de ello "ahora Nicaragua puede expandir sus fronteras".

El gobierno de Nicaragua ya había adelantado antes de conocerse el dictamen que reconocería y acataría cualquier decisión. Mientras, fuentes diplomáticas colombianas comentaron a la prensa que ese país está satisfecho con el reconocimiento de las tres islas del archipiélago de San Andrés.

La delegación colombiana declaró en un comunicado que "Nicaragua sufre un revés fundamental en su posición, ya que siempre pretendió que el archipiélago de San Andrés le pertenecía y que el tratado Esguerra-Bárcenas supuestamente era nulo o inválido".

Sobre el asunto fronterizo, Bogotá se limitó a decir que "la Corte se declara competente para estudiar el asunto de la delimitación marítima y lo referente a la composición del resto del archipiélago".

Colombia argumenta desde los años 60 que su jurisdicción se extiende hasta el meridiano 82 y el paralelo 15 en el plano marítimo continental, cosa que Nicaragua rechaza y que la Corte deberá fijar en un futuro juicio.

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