ÁFRICA-UNIÓN EUROPEA: Para cerrar la página colonial

Gobernantes, jefes de Estado y otros altos representantes de 53 países africanos y 27 europeos están decididos a cerrar la difícil página del colonialismo este fin de semana en la capital de Portugal, sede de la presidencia semestral rotativa de la Unión Europea (UE).

Para el gobierno del primer ministro socialista portugués, José Sócrates, el arribo a Lisboa de las delegaciones de 35 presidentes y 12 primeros ministros africanos constituye el segundo éxito de su presidencia, que en septiembre logró que Brasil, suscribiese un acuerdo de asociación estratégica con la UE.

La palabra de orden es sustituir la tradicional cooperación entre la UE y África por una asociación estratégica, que incluya los campos político, económico, cultural y ambiental.

La II Cumbre se realiza siete años después de la primera, celebrada en El Cairo en 2000, también por iniciativa portuguesa.

Europa, que colonizó África con mano de hierro durante casi seis siglos, participa en esta cumbre con cinco presidentes y 16 primeros ministros. El gran ausente es el jefe del gobierno británico, Gordon Brown, que envió a una embajadora en su lugar, en protesta por la asistencia del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.
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La medida de Brown fue criticada por quienes ven en Londres una excesiva preocupación por los derechos de propiedad de hacendados blancos de origen británico afectados por el régimen de Mugabe, mientras no mide con la misma vara problemas de derechos humanos en otros países.

La ausencia fue desdramatizada por el secretario de Estado de Relaciones Exteriores y Cooperación de Portugal, João Gomes Cravinho, considerado el arquitecto de la cumbre.

"No sería sensato para un miembro del gobierno portugués comentar presuntas incoherencias del Reino Unido", dijo Gomes Cravinho a IPS, que lo instaba a evaluar las críticas a Brown.

De acuerdo al número dos de la diplomacia lusitana, "la opinión pública británica es extremadamente sensible a lo que ocurre en Zimbabwe, por lo que nosotros comprendemos políticamente la postura del primer ministro Brown".

Pero "no tiene ningún sentido que la relación Europa-África sea rehén de un problema de esa naturaleza o de la realidad específica de cualquier régimen africano", acotó.

Gomes Cravinho hizo especial hincapié en que Lisboa es apoyada "por la aplastante mayoría de los países de la UE, convencidos de que la relación entre África y Europa debe avanzar", opinión que "es compartida por el propio Brown, que en repetidas ocasiones manifestó que esta cumbre es extremadamente importante". Zimbabwe no es el único asunto delicado.

Organizaciones no gubernamentales critican la ausencia de la República Árabe Saharaui Democrática, miembro de la Unión Africana (UA) y reconocida por unos 70 países, pero que no fue convidada, mientras Marruecos, que ocupa el territorio de Sahara Occidental y no forma parte de la UA, sí estará presente en la cumbre.

Según cifras divulgadas este viernes, África subsahariana es la única región del planeta donde la pobreza ha aumentado en las últimas dos décadas, pese a que recibe más de la mitad de la ayuda que la UE destina a todo el mundo, y que ascendió a 64.000 millones de dólares en 2005.

Gran parte de esa asistencia se diluyó en manos de los dirigentes, según críticas de activistas africanos, expuestas en la Cumbre UE-África Alternativa, que se inició este viernes en Lisboa.

Los activistas deploran que Zimbabwe monopolice las atenciones, "dejando de lado algunos ejemplos como Etiopía o Guinea Ecuatorial", dijo Timoteo Macedo, uno de los responsables de la conferencia paralela.

El arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu pidió que la cumbre de este fin de semana "tenga el coraje de discutir las violaciones de los derechos humanos", en una carta enviada a los líderes de los dos continentes por diputados del Parlamento Europeo, que enfatiza el dramático caso de la occidental región sudanesa de Darfur. Ese es "uno de los más urgentes desastres humanitarios de la región, que ya costó más de 200.000 vidas y provocó más de dos millones y medio de refugiados", apunta la misiva.

La eurodiputada socialista portuguesa Ana Gomes desafió a los líderes a discutir también otros casos trágicos, como los de Etiopía, Zimbabwe y Somalia, "invadida por las tropas etíopes bajo el pretexto del combate al terrorismo".

De acuerdo a Gomes, los documentos que puedan ser aprobados en la cumbre "no tendrán mucho valor" si estos problemas humanitarios son mirados de soslayo por los líderes africanos y europeos.

"¿Cuáles son finalmente los valores de Europa? ¿Por qué Europa y Estados Unidos apoyan dictaduras?", se preguntó el abogado sudanés Salih Mahmoud Osman, galardonado este año con el premio Sajarov a la libertad de conciencia.

"Es difícil ver a Mugabe beber champaña con los líderes europeos", agregó.

Además de Mugabe, los blancos preferidos de los activistas son Abdelaziz Bouteflika, de Argelia, José Eduardo dos Santos, de Angola, Blaise Compaoré, de Burkina Faso, Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial, Hosni Mubarak, de Egipto, Domitien Ndayizeye, de Burundi, y Omar al Bashir, de Sudán.

Las críticas también provienen del sector empresarial africano, que celebraron el jueves y este viernes el Foro África 2007, donde reclamaron el fin de las barreras aduaneras y la libre circulación de materias primas, así como la reforma del ambiente de negocios entre ambos continentes.

Los empresarios criticaron con vehemencia el "proteccionismo europeo".

Entre los observadores invitados figura un gran ausente, Brasil. Su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, agradeció pero declinó el convite.

Aunque no hubo explicaciones oficiales, una fuente de la cancillería brasileña dijo a la agencia de noticias Lusa que si bien la cita es "muy positiva", Brasilia "considera que las posturas de europeos y brasileños en su aproximación a África son bien diferentes".

Brasil lleva a cabo una "cooperación Sur-Sur, centrada en la superación de las asimetrías y en el combate al hambre y la pobreza", abundó la fuente citada por Lusa.

La nota de color fue ofrecida por el líder libio Muammar Gadafi, en su histriónico arribo el miércoles al aeropuerto militar de Lisboa, en sus dos aviones Airbus A300-600, con una comitiva de unas 200 personas, incluyendo su guardia personal conformada por amazonas beduinas.

Gadafi hizo instalar su inmensa tienda beduina en los jardines del fuerte de São Julião da Barra, construido en el siglo XVI para la defensa de Lisboa en el punto donde el río Tajo desemboca en el océano Atlántico.

El libio, caluroso defensor de la emancipación africana, pernoctará por cinco días en el fuerte emblema del colonialismo portugués, con una arquitectura que se repite en fortalezas lusitanas de África, Asia y Brasil.

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