PAKISTAN: Crece presión para que Musharraf renuncie

El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, soporta una creciente presión para que renuncie a su cargo. Las protestas contra el estado de emergencia se extienden por todo el país y el ejército pierde posiciones frente a la insurgencia islamista.

Bush-Musharraf: Críticas ambiguas. Crédito: Presidencia de Pakistán
Bush-Musharraf: Críticas ambiguas. Crédito: Presidencia de Pakistán
Al mismo tiempo, la ex primera ministra Benazir Buttho, hasta hace pocas semanas su potencial socia política, ha reclamado el alejamiento del general Musharraf y se unió a las protestas desatadas por el autogolpe que suspendió la vigencia de la Constitución.

Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aunque dijo que preferiría el fin del estado de emergencia, enfatizó en la necesidad de seguir cooperando con Pakistán en la "guerra contra el terrorismo".

Musharraf, agregó, "entiende perfectamente el peligro de Al-Qaeda", al igual que Buttho.

Las condenas a la imposición del estado de emergencia han sido generalizadas. Muchos utilizan, incluso, el término ley marcial, pues Musharraf la puso en práctica en su carácter de jefe del ejército antes que en su condición de presidente.
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Las críticas llovieron desde todos los sectores: entre ellos, asociaciones de abogados, incluido el poderoso colegio profesional de Estados Unidos, el ex presidente sudafricano y premio Nobel de la Paz Nelson Mandela, la Unión Europea y el Grupo de Acción Ministerial de la Mancomunidad Británica de Naciones, que amenazó con suspender a Pakistán si no adopta ciertas medidas antes de la cumbre prevista para el 22 de este mes.

Entre las acciones reclamadas figuran la suspensión del estado de emergencia y las restricciones a la prensa, además de la restitución de los jueces a sus cargos.

Se cree que estas presiones forzaron a Musharraf a convocar a elecciones generales para el 9 de enero de 2008, en lugar de para mediados de febrero, como había anunciado originalmente.

"Esas elecciones no serán creíbles a menos que se suspenda el estado de emergencia y se respeten los derechos constitucionales de las personas, los partidos políticos y la independencia de los magistrados", señaló el Grupo de Acción Ministerial el lunes.

La Red para las Elecciones Limpias y Libres, coalición que reúne a 30 organizaciones de la sociedad civil de Pakistán, expresó una preocupación similar. Las principales instituciones no gubernamentales del país apoyan los reclamos de la oposición.

Musharraf pidió a las potencias occidentales que no apliquen sus propios valores a la hora de juzgar a Pakistán y minimizó las advertencias de la sociedad civil y las protestas callejeras.

La Corte Suprema declaró nula la Orden Constitucional Provisional que impuso el estado de emergencia y señaló que ningún juez debía prestar el nuevo juramento contemplado en esa orden.

Los miembros del máximo tribunal fueron puestos bajo arresto domiciliario, pero mantienen una actitud desafiante con el apoyo de gran cantidad de magistrados, entre ellos los presidentes de los cuatro tribunales superiores provinciales.

Centenares de abogados —500 en las dos principales ciudades del país, según las autoridades, y 3.000 en todo el país, según la cadena de radio y televisión británica BBC— fueron arrestados por boicotear a los jueces que tomaron el juramento dispuesto por el gobierno.

También está detenido el ex presidente de la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos de Pakistán.

"La proclamación del estado de emergencia contraviene la Constitución", escribió en un artículo de opinión, el sábado 10, el constitucionalista Qazi Faez Isa. Ese día se informó que el gobierno había modificado una ley de 1952 para permitir que el ejército sometiera a civiles a corte marcial.

La razón para tomar esa medida, según analistas, es la aparente incapacidad de los existentes tribunales antiterroristas para llevar adelante juicios rápidos..

Mientras, ciudadanos comunes en todo el país visitan a los jueces que se niegan a apoyar el estado de emergencia para llevarles flores, guirnaldas y notas de agradecimiento.

También han rebautizado con sus nombres algunas calles. "Están pagando un alto precio por su rebeldía", señaló Kausar S. K., de la Comisión de Mujeres por la Paz.

Los magistrados tienen prohibido visitar los tribunales, los teléfonos de muchos de ellos fueron desconectados y el gobierno afirmó que jamás les permitirá volver a ejercer, según la organización no gubernamental Resistencia Popular.

"Es más sencillo para los abogados jóvenes. Pero para los más veteranos o los jueces, quienes han pasado la mayor parte de sus vidas construyendo sus carreras profesionales, será muy dificultoso comenzar desde la nada. Les rendimos homenaje", dijo Faisal Siddiqi, quien está colaborando con sus colegas en la Prisión Central de Karachi.

Unas 500 personas se congregaron el lunes en Islamabad para encender velas en solidaridad con Rana Bhagwandas, el único miembro hindú de la Corte Suprema, quien está bajo arresto domiciliario al igual que sus colegas por el fallo contrario al estado de emergencia.

Un grupo incluso visitó a su familia para llevarles golosinas y postres durante el Diwali, el festival hindú de las luces, ya que el magistrado no fue autorizado a reunirse con sus parientes.

Las organizaciones de la sociedad civil sólo pueden convocar a un limitado número de personas para las protestas callejeras, que no plantean una amenaza para el régimen. Pero la prohibición impuesta a las demostraciones públicas implica para quienes asisten el riesgo de ser golpeados y arrestados por la policía.

Sin embargo, grupos de ciudadanos en todo el país se suman a vigilias y protestas relámpago, o adoptan medidas simbólicas como usar brazaletes negros.

Incluso estudiantes de instituciones privadas, también de las más exclusivas del nivel secundario en Islamabad —tradicionalmente apolíticas— se han unido al repudio hacia el gobierno.

La policía golpeó y luego detuvo a 48 estudiantes, de entre 12 y 18 años, que se sumaron el lunes a una protesta silenciosa en Islamabad, algunos de ellos vistiendo sus uniformes escolares.

Estos jóvenes fueron acusados de violar la ley que prohíbe las reuniones públicas de más de cuatro personas y sólo recuperaron su libertad luego de que sus padres se comprometieran por escrito a garantizar su "buen comportamiento".

"La determinación estudiantil resultó fortalecida por ese episodio. Continuaremos expresando nuestras opiniones de manera pacífica. Es nuestro derecho", escribió uno que se identificó como Z. H. en el hoy muy popular sitio de Internet En Tiempos de Emergencia, lanzado por estudiantes el día 5.

Luego de que estudiantes demostraran su oposición llevando brazaletes o vinchas negras, las autoridades de los centros de enseñanza informaron que si un alumno es visto "llevando aunque sea un lazo negro como protesta contra el estado de emergencia será expulsado sin tener derecho a una audiencia ante el comité de disciplina", según se informó en el sitio de Internet.

"Los alumnos en Karachi quieren ser parte del movimiento estudiantil, pero los administradores no se lo permiten", señaló ese comentario.

A causa del bloqueo de los canales de televisión independientes, los opositores recurren a los correos electrónicos, las páginas de Internet y los teléfonos móviles. Aunque no hay restricciones para diarios en inglés, los activistas creen que se encuentran bajo estricta vigilancia de sus contenidos.

Los analistas creen que Musharraf está más preocupado en impedir que las noticias lleguen al público que no habla inglés —la inmensa mayoría— para evitar que se unan a las protestas.

"El estado de emergencia le dio a Pakistán una mala reputación en el mundo", dijo Saira Sheikh, una estudiante de economía. "No sabemos qué pasa en el país porque no hay canales de noticias, no hay información", agregó su amiga Hira.

"Esta oscuridad no puede durar. Los jueces que no toman juramento, los abogados y la sociedad civil que resisten han mostrado el camino. La prensa está con ellos hombro a hombro. Esta es una batalla que el general Musharraf va a perder", dijo el ex senador Shafqat Mahmood.

Sin embargo, con Estados Unidos dispuesto a apoyar al presidente incondicionalmente, el período de oscuridad puede ser más prolongado de lo que desean los paquistaníes.

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