SALUD-ZIMBABWE: Saltando charcos de aguas servidas

Una joven pareja mira furtivamente a su alrededor antes de sentarse en un banco de lo que tiempo atrás fue un parque en un barrio densamente poblado de la capital de Zimbabwe. Se tomaron un respiro antes de seguir su camino hacia el hospital y no pueden ocultar que están sufriendo.

"Vamos para que nos atienda un médico. Nos pasamos la noche retorciéndonos en la cama. No sabemos qué nos pasa, pero sospecho que es a causa del agua que tomamos", dijo Charles Nemukundu a IPS mientras guiaba a su pareja hacia la clínica, que trata en forma gratuita este tipo de enfermedades.

La escasez de agua y el ruinoso estado de las obras sanitarias han convertido a esta capital en un lugar plagado de charcos de aguas cloacales y nauseabundos baños públicos.

Grupos de mujeres con baldes sobre sus cabezas son una presencia común en torno a los riachuelos que muchos residentes usan ahora como su principal fuente de agua, a pesar de las sustancias tóxicas que se vierten a diario en ellos.

En consecuencia, el aumento de las enfermedades a causa del consumo de agua contaminada, como diarrea, disentería y cólera, obligó al consejo municipal a ofrecer asistencia médica gratuita.

La Secretaría de Salud de la ciudad advirtió el mes pasado sobre un desastre inminente si no se resolvía el tema del agua. "Estamos tratando 900 casos de diarrea por día", dijo un funcionario comunal a IPS.

Los residentes de los barrios más ricos no quedaron al margen del problema.

"Desde que empezaron los problemas, he estado comprando agua mineral para mis hijos, pero ya no puedo hacerlo porque desapareció de los negocios y ahora no sé qué hacer. Herví el agua antes de consumirla, pero esto tampoco sirve", dijo Gladys Mtombeni, quien vive en Hillside, uno de los barrios de clase alta de esta ciudad.

La crisis se agravó cuando la Autoridad Nacional del Agua se hizo cargo del tema, sacándolo de la órbita del consejo municipal en medio de la oposición del público, que fue ignorada por las autoridades.

"El gobierno decidió seguir adelante con el cambio, aunque las autoridades sanitarias demostraron que algunas muertes recientes se debieron a la incompetencia de la Autoridad Nacional del Agua y a pesar de que toda el área urbana está amenazada porque no se puede confiar en ella", dijo el periódico Weekly Standard en un comentario editorial.

"¿Cuánta gente debe morir para que el gobierno se convenza de que ésta es una catástrofe provocada por el hombre?", se preguntó.

Un habitante de esta capital expresó un sentimiento similar en una carta de lector enviada a un diario local.

"La situación puede ser difícil, pero esto no significa que debamos aceptar vivir con nuestros propios desechos en nuestras cocinas. Sugiero que declaremos a nuestros problemas con el agua y las cloacas como un desastre nacional", afirmó.

A la Autoridad Nacional del Agua se le hace difícil proveer a los residentes de la capital de servicios sanitarios y agua, porque la obsoleta infraestructura no recibió el mantenimiento necesario. Los caños se rompen constantemente.

La escasez de divisas agrava el problema, porque no se pueden importar los insumos necesarios para elaborar los productos químicos que permitirían tratar los efluentes. Con una tasa de inflación oficial de 6.600 por ciento, y estimaciones privadas que la colocan por encima del 12.000 por ciento anual, muchas compañías que los fabricaban dejaron de hacerlo.

Ahora es el Estado el que debe comprarlos directamente en el exterior.

Mientras la economía de Zimbabwe continúe en picada, será prácticamente imposible reunir los fondos necesarios para restablecer los servicios sanitarios y de agua potable en la ciudad y el interior del país.

El gobierno del presidente Robert Mugabe ha sido acusado de destruir la economía a causa, entre otras razones, de un mal concebido plan de reforma agraria. Además, un decreto oficial ordenó a los comerciantes minoristas a rebajar sus precios 50 por ciento. En una economía quebrada por la inflación galopante, esta medida dificulta reponer las existencias y muchos negocios cerraron sus puertas.

Jabusile Shumba, de la Asociación de Residentes de Harare, señaló: "Estamos en una crisis que se ha convertido en una amenaza para la salud pública. Es un desastre nacional, que otros han provocado y a quienes se les permite continuar en sus prácticas, que nos llevan directo a la tumba".

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