Los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, y Hugo Chávez, de Venezuela, y el de Ecuador como invitado, Rafael Correa, abrieron este viernes las válvulas de un gasoducto que transportará 150 millones de pies cúbicos diarios de gas desde el norte colombiano al venezolano.
Que un exportador de hidrocarburos como Venezuela deba traer gas de Colombia se explica por la escasez del fluido en su región noroeste y la disponibilidad del recurso en la zona colombiana de Ballenas, en la compartida península de la Guajira.
"En Colombia hubo resistencia a este proyecto por la escasez de reservas en nuestro país, 7 trillones de pies cúbicos frente a los 300 que estima Venezuela, pero decidimos apostar a la integración", dijo en el acto el mandatario Uribe.
El sentido del gasoducto se revertirá dentro de cuatro años y a partir de 2012 comenzará a llevar gas venezolano hacia Colombia y, desde allí, posiblemente con rumbo norte a Panamá y América Central y, hacia el sur, en dirección a Ecuador.
Será entonces el turno de que Colombia compre unos 200 millones de pies cúbicos de gas venezolano, disponible cuando su vecino complete la red de gasoductos que enlacen las zonas productoras en el noreste con las deficitarias del noroeste.
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La construcción del gasoducto se realizó en 15 meses. Cuando se soldaron los primeros dos tubos, el 8 de julio de 2006, se reunieron Chávez y Uribe con el presidente de Panamá, Martín Torrijos, para bautizar la obra como "gasoducto transoceánico" y ofrecer su continuación hasta la zona de Colón, en el istmo centroamericano.
"Hemos dado ejemplo, Colombia y Venezuela, de voluntad política. Gracias presidente Uribe, porque sin su voluntad política esto hubiera sido imposible. Usted firmemente estableció la directriz de construir el gasoducto Antonio Ricaurte", dijo Chávez.
Del gasoducto transoceánico, el tramo Ballenas-Maracaibo recibió el nombre de Ricaurte, un héroe de la guerra de independencia contra España, que nació en Leiva, actual Colombia, y se inmoló en combate en San Mateo, actual Venezuela, en 1814.
El tubo, de 26 pulgadas de diámetro, recorre 225 kilómetros desde Ballenas, en el Caribe colombiano, donde explota gas la trasnacional estadounidense Chevron, hasta Maracaibo, segunda ciudad venezolana, donde alimentará dos plantas termoeléctricas y se conectará con la red que alimenta una petroquímica.
En Colombia recorre 89 kilómetros y en Venezuela tiene un tramo bajo el Lago de Maracaibo. Cuenta con 10 estaciones y su capacidad máxima de transporte es de 500 millones de pies cúbicos (14 millones de metros cúbicos) por día. Es una empresa conjunta de las petroleras estatales Pdvsa de Venezuela y Ecopetrol de Colombia.
El ministro de Energía de Venezuela, Rafael Ramírez, dijo que en el proyecto se invirtieron 467 millones de dólares, incluidos 56 millones que fueron a obras sociales en zonas distantes hasta 50 kilómetros a uno y otro lado de la tubería.
En la Guajira, árida estepa y una zona tradicionalmente deprimida tanto de Venezuela como de Colombia, viven más de 500.000 indígenas de la etnia wayúu, de lengua arawak, dedicados durante generaciones al comercio, la pequeña ganadería, la artesanía y, en la zona donde está Ballenas, el municipio Manaure, a explotar la sal marina.
Ramírez y su par colombiano Hernán Martínez destacaron que además de emplear a unas 1.300 personas en la construcción del gasoducto, se invierte dinero en escuelas, centros de salud, pozos para obtención de agua y en financiamiento para mejorar rebaños de cabras y ovejas de comunidades indígenas de la zona.
Douglas Machado, de Pdvsa-Gas, dijo que se constituirá un fideicomiso de 10 millones de dólares para nuevas obras que construirán las comunidades wayúu. "Creo que deben ir sobre todo a obras de educación, porque se habla de un analfabetismo de 40 por ciento en la región", dijo Néstor Meza, dirigente wayúu de Manaure.
Del lado venezolano se anunció la construcción de al menos dos "núcleos de desarrollo endógeno", aglomerados de producción artesanal, industrial y de servicios que en este caso favorecerán la cría de cabras, el procesamiento de lácteos y el trabajo de cueros.
Chávez aprovechó el acto inaugural para apuntalar su tesis de "un cono energético sudamericano, empleando nuestro gas sobre cuatro ejes: para los hogares, para los vehículos, para generar electricidad y para la industria petroquímica".
Sostuvo que es viable construir el Gasoducto del Sur, de unos 8.000 kilómetros, que lleve el fluido desde el mar Caribe y el océano Atlántico venezolano hasta el Río de la Plata, y otro gasoducto transandino, que cruce Colombia y Ecuador hasta Perú y Bolivia.
Correa pidió a Uribe considerar que el gasoducto entre las ciudades colombianas de Cali y Popayán, ambas al suroeste de Bogotá, se extienda 300 kilómetros hacia el sur para alcanzar Tulcán, primera urbe del lado ecuatoriano de la frontera.
Uribe dijo que "Colombia está lista, y para esto en mi gobierno tomamos decisiones en cinco minutos", para avalar los planes que presente Pdvsa para extender el gasoducto Ricaurte hacia Colón, "pues entramos al Plan Puebla-Panamá —de México y el istmo— con miras de integración".
También Bogotá está "lista" para apoyar la construcción de un poliducto desde la frontera con Venezuela hasta la costa colombiana sobre el océano Pacífico, a fin de exportar hacia China y otros mercados de Asia", dijo Uribe.
Además, el colombiano atendió el pedido público de Correa y dijo que Colombia está dispuesta a considerar las dos opciones para llevar el gas desde Popayán hacia la Costa y la Sierra (Andes) de Ecuador, bien sea aumentando el diámetro de la tubería o concediendo más tiempo a los estudios que faciliten el proyecto.
En Venezuela, economistas y ambientalistas críticos de Chávez han aplaudido la construcción del gasoducto Ricaurte, que atiende un déficit gasífero en el occidente sin mayores impactos ambientales, pero dudan de que Venezuela disponga de gas libre para alimentar otros proyectos, especialmente el Gasoducto del Sur.
