Autoridades de socorro guatemaltecas instalaron un centro en la finca El Faro, unos 170 kilómetros al oeste de la capital, para vigilar peligrosos lahares expulsados por el volcán Santiaguito, que afectan la cuenca del río Samalá. Los lahares son cenizas y derrubios volcánicos saturados de agua, que fluyen pendiente debajo de los volcanes y adquieren al secarse una consistencia similar a la del hormigón.
«Debido a las fuertes lluvias, los lahares tienden a socavar las bases de puentes y saturar el río Samalá y otros afluentes», explicó a Tierramérica Gustavo Chigna, del Instituto de Sismología, Vulcanología, Metereología e Hidrología.
El Santiaguito, de dos mil 510 metros de altura, comenzó a expulsar material a inicios de junio, y su actividad continúa, indicó.
Ese volcán se formó el 29 de julio de 1922, y desde 1975 ha incrementado su actividad, afectando los ríos Samalá, Nima II y Tambor, principalmente debido a lahares.
