SALUD-CHINA: Juegos del cigarrillo

Prohibir el consumo de tabaco en los Juegos Olímpicos que se realizarán en 2008 en la capital de China suena ambicioso para este país, que registra 360 millones de fumadores.

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El mayor encuentro deportivo mundial de cada cuatro años nunca se realizó en una nación más atrapada por el tabaco y más perjudicada por enfermedades vinculadas a él como China.

Sin embargo, los dirigentes de la nación organizadora prometieron que esa prohibición regirá durante los juegos.

Como ocurre en otros rubros, la población de fumadores de China, con más de 1300 millones de habitantes, es la más grande del mundo. Casi 60 por ciento de los hombres fuman, y ofrecer cigarrillos es un ritual de cortesía social.

Pero las víctimas sanitarias generadas por la adicción al tabaco también son muchas: se calcula que 1,2 millones de chinos mueren cada año de enfermedades relacionadas con esta práctica.
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"Es el modo más barato de relajarse", dice Yang Dong, un nervioso taxista de Beijing que no puede resistirse a encender un cigarrillo cuando las luces de los semáforos demoran demasiado en cambiar.

Cuando se le pregunta sobre los riesgos para su salud se encoge de hombros. "No hay mucho que hacer cuando uno está varado en un embotellamiento de tránsito, y por estos días eso ocurre mucho", explica.

No tiene idea sobre los riesgos de ser fumador pasivo. Y no es el único. Expertos en salud dicen que apenas 35 por ciento de las personas encuestadas para un nuevo informe nacional sobre control del tabaco son conscientes de ellos.

El informe, difundido en los últimos días por el Ministerio de Salud, admitió por primera vez los peligros de ser fumador pasivo, señalando que este hábito es "un asesino suelto".

El texto indica que alrededor de 100.000 chinos mueren cada año por culpa del humo exhalado por otros fumadores, mientras que más de 500 millones lo padecen.

Se necesita más educación para transmitir el mensaje de antitabaquismo, según Henk Bekedam, representante en este país de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Todavía no hemos cambiado suficientemente nuestro comportamiento como sociedad. Necesitamos hacer muchísimo más para llegar allí", agregó.

Pero si las autoridades de la capital logran lo que se proponen, ya no se verán taxistas fumando en cadena el próximo verano, cuando Beijing sea anfitrión de los XXIX Juegos Olímpicos.

Prometiendo que éstos serán libres de humo, los líderes chinos buscan proyectar la imagen correcta, de una fuerza moderna y progresista. Pero también esperan que ese ejemplo sea el factor externo necesario para estimular los esfuerzos de un incipiente movimiento contra el tabaquismo en China.

La campaña "China libre de humo" fue lanzada oficialmente en abril en Beijing. El programa es parte de la Iniciativa Bloomberg, de 125 millones de dólares, que usa fondos donados por Michael Bloomberg, el millonario alcalde de Nueva York, para reducir el uso de tabaco en 15 países en desarrollo.

Con ayuda del Centro para el Control de las Enfermedades de China y otras organizaciones, el programa será inicialmente implementado en 20 provincias chinas, y durará hasta fines de 2008.

Los intentos por reducir el hábito de fumar en China, que es además el mayor productor mundial de tabaco, involucran una opción difícil para el liderazgo del país. Esto se debe a que el Estado posee el monopolio de esta industria, que representa 97 por ciento de los cigarrillos vendidos en el país.

La estatal Corporación Nacional de Tabaco de China produjo el año pasado más de dos billones de cigarrillos, que representan alrededor de 30 por ciento de la producción. En 2005 pagó 31.000 millones de dólares en impuestos y ganancias para el Estado, equivalentes a 7,5 por ciento de los réditos recibidos ese año por el Ministerio de Finanzas.

Cuestiones impositivas aparte, en muchas regiones pobres, como las sudoccidentales Guizhou y Yunnan, la industria del tabaco es vista también como un pilar del desarrollo económico, brindando empleo y financiamiento para los habitantes de la zona.

Los intereses en la industria son tantos que Beijing luchó duramente para proteger a sus productores y al monopolio estatal de la arremetida de las gigantes tabacaleras extranjeras.

Como parte de su trato para integrarse a la Organización Mundial del Comercio (OMC), China acordó reducir los aranceles a los cigarrillos importados de 65 a 25 por ciento. Sin embargo, a las empresas extranjeras todavía no se les permite fabricar cigarrillos en China.

Aunque se esfuerza por preservar sus intereses financieros, Beijing se vuelve cada vez más consciente de los elevados precios de la atención a la salud y del precio económico general que pagará el país por concepto de pérdida de productividad, a menos que se controle el uso del tabaco.

Un estudio realizado en 2005 por un centro de investigaciones de la Universidad de Beijing calculó el costo financiero total de fumar en 31.000 millones de dólares, incluyendo facturas por tratamientos médicos, una vida útil más breve, días de trabajo perdidos e incendios iniciados por restos de cigarrillos errantes.

Y, lo que es peor, se espera que la actual cantidad de muertes anuales prácticamente se duplique, llegando a 2,2 millones de personas para 2020.

Una señal de que China está comenzando a enfrentar su hábito de fumar surgió cuando el gobierno firmó un histórico acuerdo global para reducir el uso de tabaco. Beijing ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Control del Tabaco en 2005, y comenzó su implementación el año pasado.

El tratado obliga a las naciones signatarias a agregar advertencias claras y fuertes en las cajillas de cigarrillo, prohibir la publicidad de tabaco, aumentar su precio y crear edificios y lugares de trabajo libres de humo en un plazo de tres a cinco años de implementada la convención.

Pero los desafíos son tremendos. En marzo, cuando los delegados ante la reunión anual de la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, el organismo asesor, presentaron propuestas para prohibir fumar en lugares públicos y aumentar los impuestos al tabaco, encontraron una fuerte resistencia.

Zhang Baozhen, un alto funcionario del Monopolio de Tabaco del Estado, advirtió que esas propuestas podrían llevar a una inestabilidad social.

"Consideramos el hecho de que fumar es seriamente perjudicial, pero sin cigarrillos la estabilidad del país se verá afectada", dijo en la reunión.

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