Los operativos antinarcóticos lanzados en México desde diciembre de 2006 por el gobierno del presidente Felipe Calderón no han logrado detener la violencia en el país, como lo muestran los hechos de esta semana.
Desde el lunes pasado, al menos una treintena de personas fueron asesinadas en varios estados mexicanos en hechos vinculados al narcotráfico.
Arturo Arango, investigador del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Seguridad (Icesi), dijo a IPS que "los operativos no han sido efectivos, aun cuando estos no pueden atacar este tipo de actos violentos, donde hay ciertas rencillas" entre los grupos de narcotraficantes.
El hecho más grave se escenificó el miércoles en la norteña ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, cuando un comando de narcos intentó rescatar de un hospital a uno de sus miembros heridos y desató un tiroteo que provocó la muerte de tres personas y la captura de otras ocho.
Horas después, un grupo armado atacó una estación policial y mató a dos agentes en el norteño estado de Nuevo León, en tanto que otra banda emboscó a una patrulla y asesinó a uno de sus elementos en Tabasco, en el sur del país.
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"Y no sólo las ejecuciones son, en cada ocasión, más numerosas, sino de mayor jerarquía social, al grado de que en los días recientes ya se ha atentado contra generales retirados, policías de mayor rango, periodistas que son símbolos. La escala de los atentados va en aumento, como también se incrementa la importancia social de las víctimas", escribió el comentarista político Ricardo Alemán en el diario El Universal.
Datos extraoficiales cifran en más de 700 las muertes atribuidas a actividades del narcotráfico en este año, en tanto que fueron más de 6.000 durante el sexenio del ex presidente Vicente Fox (2000-2006).
Luego de asumir el gobierno el 1 de diciembre, el derechista Calderón ordenó el despliegue de miles de soldados y policías en los estados más afectados por la violencia derivada del tráfico de drogas, en una de las mayores operaciones ejecutadas en los últimos años y cuya efectividad el gobierno defiende en una intensa campaña publicitaria de radio y televisión.
Los últimos resultados de la cruzada antidrogas son la detención de siete sicarios del llamado Cártel del Milenio en el sureño estado de Guerrero y de 20 narcotraficantes en Campeche, en el Caribe mexicano.
Calderón dijo esta semana que "mientras más violenta" sea la conducta de los narcos, "más enérgica" será la respuesta de su administración.
Pero Arango, licenciado en economía de la Universidad Autónoma Metropolitana, duda de que los operativos frenen la escalada de violencia. "Tienen otro objetivo, que es decir que el Estado está presente", a diferencia de la imagen con la que Fox terminó su mandato, con un Estado en retirada frente a la incursión del crimen organizado.
Sin embargo, el investigador del Icesi reconoce que los operativos "desatan una respuesta violenta", por lo que la agudización de esta semana "puede ser una lucha por posiciones" en un mercado multimillonario.
El informe 2006 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, un órgano de la Organización de Naciones Unidas, señaló que el consumo de marihuana, cocaína y drogas sintéticas aumentó en México, y que los mercados de Estados Unidos y Canadá son los más apetecidos por los traficantes de drogas.
A causa de ese tráfico rentable, el gobierno de Calderón estaría ante dos conflictos, el que libra su administración contra los narcotraficantes y la que éstos disputan entre sí. Por eso, "la autoridad está en el peor escenario y da palos de ciego", aseguró Arango, pues "no se atacan causas estructurales, como el tráfico de armas, el desempleo, la pobreza, el lavado de dinero o la corrupción".
El subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial, de la Secretaría de Seguridad Pública, Patricio Patiño, afirmó el jueves que "los liderazgos (de las bandas) están teniendo una crisis, un desentendimiento y ausencias que han descompuesto y que han generado toda esta expresión de violencia que estamos viviendo en estos días".
"Dice el presidente Calderón que su gobierno responderá con mayor fuerza al incremento de la violencia criminal. Pero no dice cuándo ni cómo", sostuvo el columnista Alemán, en medio de una situación que para la mayoría de mexicanos ya se puede encuadrar en la normalidad, con balaceras incorporadas a la vida cotidiana.
Ante la violencia desbocada, Arango no cree que la participación de las Fuerzas Armadas mexicanas al combate antidrogas sea sostenible a largo plazo. "Los militares no pueden ni deben combatir el narcotráfico. No están capacitados para ese ataque. Y hay ejemplos de esa aplicación en Centroamérica y Colombia", dijo el especialista.