MÉXICO: Calderón mide fuerzas con sociedad civil

Los canales de diálogo entre el gobierno de México y las organizaciones campesinas y sociales en lucha por el alza de los precios de alimentos básicos aparecen minados por marcadas posiciones contrapuestas, cálculos políticos y desconfianza mutua.

El gobierno del conservador Felipe Calderón, al que parte de los sindicatos y otras asociaciones sociales y de izquierda consideran un usurpador que ganó la presidencia por fraude, señaló en un comunicado que respeta la marcha de protesta realizada el miércoles y comparte la preocupación que expresa.

También en el texto oficial, el mandatario informa que instruyó a sus ministros a dialogar con los grupos movilizados contra el fuerte incremento de alimentos, como la tortilla de maíz, de consumo básico para 97 por ciento de los 103 millones de mexicanos.

Pero analistas vaticinan que la negociación prevista abrirá un camino sinuoso y lleno de obstáculos para esta administración del Partido Acción Nacional, que este jueves cumplió dos meses de gestión, tras suceder a Vicente Fox, del mismo partido.

"Hay intereses y preocupaciones sociales auténticas entre varios grupos, entre ellos algunos ligados a la oposición política, pero también hay quienes en el diálogo buscarán golpear al gobierno y quizá hasta derrocarlo", según el politólogo Esteban Escalante, investigador y profesor de Ciencias Políticas en varias universidades privadas locales.

"Para la oposición es un buen momento de ataque, pues Calderón está algo vulnerable", consideró ante la consulta de IPS.

El aumento en enero de 40 por ciento del precio del kilogramo de tortilla de maíz, producto que está liberado a las fuerzas del mercado desde 1999, fue uno de los principales elementos que influyeron en el primer golpe a la imagen del mandatario entre los ciudadanos, según distintas encuestas.

En diversas ciudades de México, pero especialmente en la capital, miles de manifestantes convocados por sindicatos y asociaciones de campesinos junto a militantes de izquierda realizaron en la víspera una marcha con el lema "Por la defensa del salario, el empleo y la soberanía alimentaria".

Al terminar la jornada, los grupos emitieron una declaración en la que demandaron aumento de salarios y diálogo con el gobierno.

En esa misma jornada, pero en horario diferente, marcharon también seguidores del ex candidato presidencial de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien en su discurso arremetió contra Calderón y lo acusó de ser el responsable de encarecimiento de la vida.

López Obrador, a quien sus partidarios llaman "presidente legítimo", pidió entregar subsidios para bajar el precio del maíz y aumentar los salarios.

Las organizaciones sociales, que antes de la marcha aclararon que no responden a directivas de López Obrador y que sus demandas no tienen que ver con cálculo político alguno, reclamaron al gobierno desplegar mayor intervención en el mercado del maíz, definir precios y usar dinero público para elevar salarios más allá de la inflación prevista de cuatro por ciento para este año.

Pero Calderón, partidario de la libre competencia a ultranza, advierte que no intervendrá demasiado en los mercados y se declara contrario a entregar subsidios generalizados.

El diálogo entre quien profesa la idea de que el Estado debe intervenir lo mínimo ante las fuerzas de mercado y una oposición política y grupos sociales que piensan exactamente lo contrario, será una ejercicio muy complicado, opinó Escalante.

Pero, además, el acercamiento pasará por el tamiz ideológico de una parte de la oposición de izquierda y de grupos sociales que mantienen la idea de que Calderón es un presidente ilegítimo, " y que por lo tanto hay que golpearlo y quizá hasta derrocarlo", añadió el experto.

Calderón fue declarado ganador de las elecciones de julio por las autoridades por una diferencias de apenas 0,5 por ciento de los votos sobre López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática.

La izquierda argumenta que en esos comicios se cometió fraude. No obstante, los jueces no encontraron evidencia concluyente de tal denuncia.

López Obrador afirmó en la víspera que el aumento del maíz y otros productos es una de las consecuencias "de la imposición de un gobierno dominado por delincuentes de cuello blanco" y por "usurpadores".

Los analistas atribuyen el incremento de la tortilla al encarecimiento del maíz en los mercados internacionales, cuya tonelada escaló de 73 dólares en 2005 a 150 dólares el 12 de enero, pero también a procesos especulativos internos.

Los precios subieron por el creciente uso que se está dando al maíz en la producción de etanol y el biodiesel en el mundo. Tal hecho incrementó la demanda sin que la oferta se haya elevado, explican los expertos en mercado.

Aunque en México se domesticó el maíz hace unos 8.000 años y hoy continúa siendo la base de la dieta local, este país no es autosuficiente en su producción y debe importar el grano, especialmente de Estados Unidos.

Los grupos sociales y la izquierda insisten en que la única responsabilidad en el tema la tiene el gobierno y su política económica neoliberal. Además, afirman que todos los productos de primera necesidad se han incrementado "escandalosamente" en las últimas semanas.

No obstante, datos del independiente Banco de México (Central), dibujan otra situación. Fuera de la tortilla de maíz y algunas clases de leche, no hay aumentos generalizados. Esta autoridad financiera estima que la inflación no se ha salido de su rango estimado de cuatro por ciento para este año.

La leche y el maíz son productos de alto consumo, pero en la canasta de productos y servicios que se miden para definir la inflación, su peso como variables es de apenas tres por ciento.

Sergio Sarmiento, columnista del diario Reforma, cree que la movilización de la izquierda y de los grupos sociales estuvo diseñada para mostrar su fortaleza frente al gobierno.

Según encuestas, más de 63 por ciento de los consultados tenía al comenzar el año una buena imagen de Calderón. Tras el aumento del precio de la tortilla, esa variable cayó el 12 de enero a 52 por ciento, señaló la firma privada Ulises Beltrán y Asociados.

Pero la imagen volvió a repuntar hasta ubicarse en 60 por ciento para el 25 de enero.

Los encuestadores atribuyen tal mejora, al pacto que Calderón hizo el 18 de enero con gran parte de los productores y distribuidores de maíz para lograr bajar el precio del kilogramo de tortilla de maíz de un máximo de 1,3 dólares a 0,7 dólares actuales.

El acuerdo, que incluye ente otros elementos la apertura a la importación de más maíz y control de la especulación, se mantendrá hasta abril, cuando saldrá al mercado la cosecha local de la gramínea.

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