DESARME-COREA DEL NORTE: Misiles disparan diplomacia

Los ensayos de Corea del Norte con al menos siete misiles, incluyendo el intercontinental Taepodong-2, agravaron la tensión en Asia, pero también podrían dar un nuevo impulso a los estancados esfuerzos diplomáticos para poner freno al programa nuclear de Pyongyang.

Crédito: UN/DPI Photo
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Las primeras reacciones internacionales a las pruebas misilísticas norcoreanas del martes demostraron un renovado interés en reanudar las llamadas Conversaciones de las Seis Partes (de las que participaban Estados Unidos, China, Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y Rusia), boicoteadas por Pyongyang en respuesta a la intransigencia de Washington.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, señaló el miércoles que las Seis Partes eran "la infraestructura diplomática" ideal para resolver las diferencias con Corea del Norte, y comisionó a Chris Hill, secretario de Estado auxiliar para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, para que realizara una serie de consultas en la región.

Este jueves, el presidente estadounidense George W. Bush anunció que había acordado con su par surcoreano Roh Moo Hyun y con el primer ministro japonés Junichiro Koizumi, tras dialogar con ellos telefónicamente, buscar una "solución diplomática" a la crisis desatada por Corea del Norte.

Según funcionarios de Washington y expertos independientes, la decisión de Pyongyang de realizar los ensayos a pesar de la explícita oposición de Corea del Sur y de China, y violando una moratoria sobre ese tipo de pruebas firmada en 1999, desencadenará una mayor presión internacional para que vuelva a la mesa de diálogo sobre su programa de desarrollo nuclear.
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"Ahora es probable que otros miembros de las Seis Partes, en particular China y Corea del Sur, estén más de nuestro lado que en el pasado. Por eso, quizás es el tiempo y la oportunidad para acordar los términos sobre lo que se necesitará para retomar las conversaciones", sostuvo el analista Alan Romberg, experto en Asia del independiente Centro Henry L. Stimson.

Además, el aparente fracaso del lanzamiento del Taepodong-2 (cayó en el mar de Japón menos de un minuto después de ser disparado) dejó la imagen de que Corea del Norte aún está lejos de constituir una amenaza para Estados Unidos.

"El Taepodong obviamente fue un fracaso, y dice algo sobre las capacidades" bélicas de Corea del Norte, dijo el martes a periodistas el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Stephen Hadley, en el marco de una serie de declaraciones oficiales que parecían calculadas para minimizar la amenaza norcoreana y subrayar la importancia de reanudar las conversaciones diplomáticas.

El fracaso del misil también podría debilitar a los militares de línea dura de Pyongyang, que esperaban un éxito en los ensayos para elevar el precio de su participación en las conversaciones, según expertos.

"Si creían que las pruebas fortalecerían su posición, entonces cometieron un grave error", dijo un funcionario de Washington que pidió no ser identificado.

Los ensayos, que también incluyeron el lanzamiento de una serie de misiles de corto y mediano alcance, fueron realizados luego de una advertencia de la administración Bush el mes pasado de que Corea del Norte se preparaba para disparar su primer misil de larga distancia desde 1998, cuando uno de sus proyectiles cruzó Japón y cayó en el océano Pacífico.

Aquel misil desató alarma en la región, sobre todo en Japón, el país más cercano a la postura intransigente de Estados Unidos en las Seis Partes.

De hecho, fue Tokio el primero que el miércoles anunció sanciones contra Corea del Norte, incluyendo una prohibición del transporte marítimo hacia y desde ese país. El gobierno japonés fue también el que lideró la convocatoria ese mismo día de una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Las respuestas de China y Corea del Sur, los países más conciliadores con Pyongyang, fueron cautelosas, si bien Seúl había advertido la semana pasada que reduciría su asistencia económica y humanitaria en caso de que Corea del Norte siguiera adelante con sus pruebas.

El miércoles, Beijing y Seúl pusieron a sus fuerzas militares en máxima alerta.

El primer ministro chino Wen Jiabao, quien había advertido explícitamente la semana pasada al líder norcoreano Kim Jong Il sobre los peligros de realizar ensayos misilísticos, llamó a todas las partes a "permanecer en calma y actuar con moderación".

"Los chinos trabajaron duro para impedir que Pyongyang hiciera esto, y seguramente sentirán mucha vergüenza. Pero sus ojos aún están fijos en las Seis Partes y están estudiando la forma de atraer a Estados Unidos y a Corea del Norte a la mesa de diálogo", dijo Romberg a IPS.

La muestra de fuerza norcoreana estuvo claramente dirigida a Washington, no sólo porque fue realizada un 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, sino también porque el primer misil fue disparado minutos después del lanzamiento del transbordador Discovery desde el sudoriental estado de Florida.

"Corea del Norte claramente escogió la fecha del 4 de julio, pues sabía que eso irritaría y provocaría a Estados Unidos, además de 'mostrarle al mundo' que no sería intimidado por las demandas estadounidenses para que detuviera sus pruebas", sostuvo el analista Anthony Cordesman, del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.

Pyongyang "le recordó a todos cuán seria amenaza puede ser, cuán limitadas son las opciones militares y cuán graves son los riesgos de una gran guerra" en la región, sostuvo Cordesman.

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