BOSNIA-HERZEGOVINA: Musulmanes blancos sin lugar

Las autoridades de Bosnia-Herzegovina están revocando, con extrema discreción, la ciudadanía de musulmanes extranjeros que integraron sus milicias en la guerra de secesión de la antigua Yugoslavia entre 1992 y 1995.

El gobierno anunció a comienzos de mes que la comisión estatal de revisión de ciudadanía reanudará el estudio de 61 nuevos casos "con la posibilidad que se revoquen algunas" nacionalizaciones y deportaciones.

El ministro de Seguridad, Barisa Colak, confirmó que ésa es apenas una parte de un total de 1.500 ciudadanías que se analizarán, otorgadas entre el 6 de abril de 1992, cuando comenzó la guerra, y el 1 de junio de 2006. La revisión no incluirá a los ciudadanos de la ex Yugoslavia.

Se ignora cuántas ciudadanías se revocaron hasta ahora. La mayoría correspondían a musulmanes de origen subsahariano o asiático, argelinos, sirios y afganos.

Son pocos, pero representan un gran problema para un país que perdió más de 100.000 vidas en la guerra, la gran mayoría bosnios musulmanes. "Esto requiere cautela y cuidado, pues atañe a los derechos humanos", dijo Colak.
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El trabajo que desarrolla la Comisión establecida en febrero por un plazo de seis meses es consecuencia de presiones de la comunidad internacional.

La Comisión concentra sus tareas en una de las cuestiones más delicadas en el país: la presencia de combatientes musulmanes (mujaidines) que pelearon junto con gobierno bosnio contra serbios cristianos y croatas, y que decidieron quedarse una vez terminado el conflicto.

La mayoría, incluso, se casaron con mujeres bosnias.

Los servicios de inteligencia croatas y estadounidenses elaboraron a principios de este año un informe confidencial de 252 páginas sobre la supuesta peligrosidad de organizaciones islámicas en Bosnia-Herzegovina.

El estudio advertía que estos grupos podrían haber iniciado un proceso de reclutamiento para conformar nuevos equipos de combatientes para operar en el extranjero.

A partir de este informe, Estados Unidos y otros gobiernos realizaron reiteradas advertencias sobre los "musulmanes blancos", como se los apodó.

El documento, obtenido por medios de prensa bosnios, aseguraba que los mujaidines "juzgan que llegó el momento de que las nuevas fuerzas locales se hagan cargo de su trabajo en este territorio".

"Aquellos que nacieron y ahora viven aquí tienen una ventaja que facilitará su tarea. Pasan más desapercibidos por su apariencia", agrega.

Los bosnios musulmanes, que representan la mitad de los 3,6 millones de habitantes de este país, normalmente son de tez blanca y ojos azules por su ascendencia eslava. La única forma de distinguirlos del resto de la población de la antigua Yugoslavia es por sus nombres.

Colak sostuvo que no hay casos conocidos de ningún "musulmán blanco" involucrado en atentados, pero "la situación se está siguiendo de cerca".

Sin embargo, dos bosnios musulmanes y un turco son sometidos a juicio en Sarajevo, acusados de comprar explosivos y planificar actos terroristas en capitales europeas o contra sus embajadas en la capital bosnia.

Estas tres personas fueron arrestadas en octubre pasado en un descuidado apartamento de esta ciudad. Allí se encontró, según diversas versiones, un vídeo en que hombres enmascarados explican cómo se fabrica una bomba y le ruegan perdón a Dios por un inminente atentado.

"Esta arma se utilizará contra Europa, contra aquellos cuyas fuerzas están en Iraq y Afganistán", decían los hombres.

Hace cuatro años, Bosnia-Herzegovina entregó a Estados Unidos a seis sospechosos de terrorismo del denominado Grupo Argelino de ciudadanos naturalizados, quienes después fueron trasladados a Guantánamo.

Funcionarios bosnios se niegan a hablar sobre los "musulmanes blancos" o sobre cualquier vínculo entre los ciudadanos naturalizados y los combatientes extranjeros. "No están dadas las circunstancias para eso", dijo a IPS una alta fuente del gobierno.

"Los voluntarios y combatientes musulmanes fueron bienvenidos aquí cuando Sarajevo estaba en guerra. Es imposible echarlos así no más. Además, Bosnia-Herzegovina ahora tiene que cooperar con la lucha internacional contra el terrorismo, y no es fácil encontrar un equilibrio entre las dos cosas", señaló.

Como muchos en Sarajevo, el funcionario cree que numerosos extranjeros naturalizados viven en "comunidades de mujaidines" cerradas, con escaso vínculo con el exterior y apegadas a estrictas reglas islámicas, situadas en los alrededores de la central ciudad de Zenica y cerca de Brcko, en el norte del país.

Tales comunidades, afirmó, están bajo permanente vigilancia policial.

Muchos musulmanes seculares residentes en Sarajevo admiten en privado estar muy presionados para integrarse a diferentes organizaciones musulmanas instaladas en la capital, como centros culturales y de caridad.

Estas organizaciones ofrecen asistencia económica a viudas y becas a sus hijos para estudiar en el extranjero si practican reglas islámicas como la de llevar velo, una de las muchas tradiciones musulmanas que los bosnios no practican.

"Nunca fui muy religiosa. Ni siquiera sabía si en Bosnia éramos sunitas o chiitas", dijo a IPS una mujer de 54 años que se identificó con sus iniciales, M.B.

"Pero cuando perdí a mi esposo en la guerra, me di cuenta de que mis hijos y yo no podríamos sobrevivir sin aceptar la ayuda que nos ofrecían estas organizaciones. Los varones están estudiando en El Cairo y mi hija en un colegio secundario religioso de Sarajevo sin pagar nada", relató.

M.B. no cree que ningún joven pueda resultar atraído por el extremismo. "No es nuestra forma de pensar. Cuando escuchamos que los musulmanes en el mundo están oprimidos y que deben unirse, suena muy extrañoà nuestra vida aquí es totalmente diferente", sostuvo.

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