INTEGRACIÓN-AMÉRICA DEL SUR: Crisis de parto

En boca de presidentes, las sentencias resultan lapidarias: «El Mercosur no sirve», «la CAN está muerta». Pero algunos creen que la crisis de esos bloques, llevados al estrellato en los años 90, abrirá el paso a una integración sudamericana erigida sobre nuevas bases.

"La única alternativa" para los países de ambos bloques es la integración de América del Sur, donde existe un eje dinamizador que integran Argentina y Brasil, señaló a IPS el experto en relaciones internacionales Marcelo Gullo.

"Ello permitiría que los estados avancen juntos hacia un proceso industrial, que es el único camino para la modernización", agregó el politólogo, autor del libro "Argentina-Brasil: la gran oportunidad".

En caso contrario, los países que se asocien con Estados Unidos, como se proponen hacer Colombia, Perú y Ecuador, sólo podrán aspirar a continuar siendo proveedores de materias primas, vaticinó.

Gullo observó que el proceso de integración sudamericano, con eje en las dos mayores economías de la región, tiene que tomar bríos de la crisis que afrontan el Mercosur (Mercado Común del Sur), creado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y la CAN (Comunidad Andina de Naciones), que reúne a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
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En una cumbre realizada en Perú a fines de 2004 se dio carta de nacimiento a la llamada Comunidad Sudamericana de Naciones, conformada por los miembros de los dos bloques más Chile, Guyana y Suriname. Pero hasta ahora ha sido un proceso que ha quedado sólo en el papel.

"Así como está, el Mercosur no sirve", advirtió el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, en rueda de prensa el jueves en Asunción junto a sus pares Evo Morales, de Bolivia, Hugo Chávez, de Venezuela, y el anfitrión Nicanor Duarte Frutos, al término de una reunión para firmar un acuerdo energético.

Si bien la intención de Vázquez fue marcar la disputa entre su país y Argentina por el impacto ambiental de dos plantas de celulosa que se construyen sobre la costa uruguaya de un río limítrofe, la crítica rebasa ese diferendo.

"Necesitamos un Mercosur mejor, donde, por ejemplo, los grandes países no resuelvan sus problemas energéticos y luego informen a los demás", dijo aludiendo a Uruguay y a Paraguay, los miembros del bloque que han quedado al margen de las gestiones entre Argentina, Brasil y Venezuela por la construcción de un gasoducto de norte a sur de la región.

A estos cuestionamientos se sumó Duarte Frutos, quien también se lamentó por las trabas al comercio que plantean Buenos Aires y Brasilia. "El Mercosur debe convertirse en una plataforma de desarrollo, integración y soluciones y debe considerar la igualdad de sus socios", apuntó.

Pero no sólo el bloque sureño estuvo en la picota esta semana. También la CAN sufrió un fuerte cimbronazo con los dichos de Chávez, quien ejerce la presidencia de turno de este acuerdo nacido en 1969 como Pacto Andino.

El presidente venezolano —que puso a su país en camino de ser miembro pleno del Mercosur— declaró en esa cumbre de Asunción que la CAN "está muerta" y anunció que se retirará del bloque al que su país ingresó en 1973.

"Alguien puede decir que la CAN existe, pero se acabó, está muerta, la pasó por encima el neoliberalismo", afirmó.

Para Chávez, la prueba de la extinción del proyecto está en las últimas decisiones de Bogotá y Lima de avanzar en sendos tratados de libre comercio bilaterales con Washington. Esos acuerdos implican que ceden cuotas del mercado a Estados Unidos en detrimento de sus socios regionales.

Morales también criticó esos tratados de libre comercio con Estados Unidos, y restó apoyo político al bloque. Sin embargo, fue más prudente y destacó que el proyecto de integración sudamericana sigue vigente.

Gullo sostuvo que la frase de Vázquez sobre la utilidad del Mercosur "tiene un contenido de verdad importante".

Es cierto que "así como está, no sirve, pues para ser útil a todos, el proceso de integración necesita una coordinación macroeconómica que aún no se ha dado y eso es lo que genera una gran frustración entre los socios", diagnosticó.

El experto considera que el bloque necesita "planificar conjuntamente el desarrollo industrial de sus miembros", como lo hizo la Unión Europea en sus inicios, cuando formó la Comunidad del Carbón y del Acero.

"El Mercosur está gravemente herido, porque en los años 90 fue infectado por el virus neoliberal", opinó. "En esos años, en que imperaba el llamado consenso de Washington y las economías viraban al neoliberalismo, se abandonó la idea original de cooperación y coordinación gradual y se dejó todo librado al mercado", explicó.

Para Gullo, este cambio de orientación, que tuvo sus frutos en el comercio en los primeros años, fue el gran error que hoy provoca las recurrentes crisis. "El mercado no entiende que Argentina debe industrializarse para crear empleo, ni tampoco entiende que hay que contemplar las diferencias entre socios grandes y chicos", comentó a IPS.

Desde esta perspectiva, el especialista cree que el conflicto argentino-uruguayo por la instalación de las plantas de celulosa "es sólo una consecuencia de la falta de coordinación macroeconómica y de planificación conjunta".

Si esa coordinación existiera, todo el proceso de producción, desde la explotación forestal hasta la fabricación del papel —que se proyecta hacer en países europeos— podría realizarse dentro del Mercosur, bajo condiciones sustentables que sean acordadas y luego supervisadas por la misma región.

En cambio, en la actualidad, Argentina amenaza con recurrir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por considerar que es un asunto bilateral, y Uruguay clama sin éxito hasta ahora por la intervención del Mercosur a través de sus instituciones, el Consejo del Mercado Común o el Tribunal de Solución de Controversias.

Mientras, los otros dos miembros del bloque miran con preocupación y cierta impotencia la confrontación creciente entre ambos países, que ha puesto el acuerdo contra las cuerdas.

Respecto del futuro de la CAN, Gullo hace una diferencia. Considera que ese proyecto "no tiene destino económico". "La integración debe partir de un eje dinámico y no hay en esa área ninguna economía lo suficientemente fuerte para empujar un proceso de desarrollo de ese tipo", alertó.

Por eso "tenemos que apuntar a una comunidad sudamericana, trabajar en forma coordinada y procurar que se adopte un neoproteccionismo, es decir, dejar a un lado el neoliberalismo y en su lugar poner en práctica un proteccionismo de corto plazo y selectivo", que permita a todos los socios desarrollarse de manera coordinada y pareja, recomendó.

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