TABACO-CUBA: Y sin embargo, se fuma

Centenares de amantes de los afamados puros cubanos pudieron degustar esta semana sus marcas preferidas en La Habana, en abierto desafío a las fuertes regulaciones impuestas contra el hábito de fumar que podrían rebajar los ingresos de este país por sus ventas de tabaco.

Una ofensiva para aumentar las ventas sobre cualquier adversidad fue anunciada durante el octavo Festival del Habano que se extendió hasta este viernes, con la participación de más de 1.000 personas provenientes de unos 60 países, entre empresarios, comerciantes y aficionados a estos cigarros hechos a mano.

La estrategia para 2006 de Habanos Sociedad Anónima, firma comercializadora del producto cubano, incluye elevar la cantidad de Casas Habanos repartidas por todo el mundo, unas 97 de momento, y extender el mercado hacia países latinoamericanos y regiones como el este de Asia y Europa oriental.

Por ahora, 66 por ciento de las exportaciones cubanas se concentran en Europa, ocho por ciento en Medio Oriente y 15 por ciento en América, exceptuado Estados Unidos, que si bien consume casi la mitad de los 400 millones de puros que se fuma el mundo, es inalcanzable por el embargo comercial aplicado a Cuba.

"Podemos crecer a pesar de las adversidades", dijo Manuel García, vicepresidente de la corporación Habanos, que en 2005 vendió 160 millones de puros. Esta corporación está integrada a partes iguales por el Estado cubano y la hispano-francesa Altadis.

Justamente en España, primer mercado de los habanos, entró este año en vigor una ley antitabaco con la cual se espera reducir la prevalencia nacional del tabaquismo en cinco por ciento en ese país, que incorporó la afición en los remotos tiempos de la conquista de América.

Según crónicas de la colonización, algunos pueblos de la América precolombina no sólo empleaban el tabaco con fines rituales, sino también curativos. Los mayas, por ejemplo, utilizaban el humo del tabaco para expulsar el mal espíritu que se había "apoderado" del enfermo.

Esas fuentes responsabilizan a Rodrigo de Jerez, uno de los marinos que acompañó al almirante Cristóbal Colón en su primer viaje al nuevo continente, de introducir el hábito de fumar en España. Sólo que su acción le costó cárcel a manos de la católica Inquisición, que lo culpó de prácticas pecaminosas e infernales.

Desde el pasado 1 de enero, fumadores y fumadoras de ese país enfrentan multas de casi 40 dólares si violan la prohibición de fumar en sus lugares de trabajo, penalización que sube a unos 770 dólares para los reincidentes. A su vez, la empresa que permita el comportamiento ilegal del empleado, arriesga multas de hasta 13.000 dólares.

La península ibérica acapara 30 por ciento de las ventas de puros cubanos, seguida de Francia, con 11 por ciento, y Alemania y Cuba, con cinco por ciento. Le siguen Líbano y Suiza con cuatro por ciento cada uno, de acuerdo con datos de Habanos.

García optó por no sacar cuentas del impacto probable sobre un negocio que en 2005 fue de unos 340 millones de dólares y acapara 40 por ciento del mercado mundial de tabaco Premium (torcido a mano).

"Hay que esperar", dijo a IPS. El año pasado, Italia puso en vigor una ley antitabaco muy fuerte y sin embargo las ventas de puros aumentaron en ese mercado. "En términos generales, quizás pudimos crecer más, pero no hemos perdido", indicó.

El Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco, vigente desde enero de 2005, establece normas internacionales en materia de publicidad, patrocinio, etiquetado, fijación de precios y aumento de impuestos, comercio ilícito y tabaquismo pasivo, entre otras cuestiones.

La OMS estima que anualmente mueren cinco millones de personas por enfermedades vinculadas al tabaquismo, como el cáncer y males respiratorios, y serán 10 millones en 2020 de continuar la tendencia actual.

Armando Pozo, 66 años y más de cuatro décadas de experiencia en el sector tabacalero, no recomienda a nadie fumar, porque "el tabaco tiene una serie de productos que pueden dañar la salud". Sin embargo, defiende los puros. "No tienen químicos como el cigarrillo, de ahí su nombre", afirmó a IPS.

Pozo es torcedor, artesano que confecciona habanos a mano, y promueve las ventas de una exclusiva tienda capitalina. No ha notado que disminuyan los compradores por impacto de la campaña antitabaco que en Cuba entró en vigor el pasado año.

"Este producto es dañino para su salud y crea adicción", "Todos tenemos derecho a respirar aire puro", dicen las advertencias del Ministerio de Salud Pública que acompañan ahora cada caja de los aromáticos puros. "Es obligatorio, no podemos dejar de poner estas etiquetas", dijo a IPS una vendedora.

Por encima de campañas, restricciones e inclusive el ejemplo del presidente Fidel Castro, que abandonó en los años 80 sus puros Cohiba, uno de cada tres cubanos adultos mantiene la dañina adicción, con una prevalencia aun mayor en la capital.

"Fumar habanos es un momento de placer que tiene su mística. No se fuma como el cigarrillo, hay que darlo vueltas, encenderlo, inhalarlo suavemente para que vaya quemando parejo. Es un deleite que se aprende y se disfruta con todos los sentidos", explica Pozo.

El hombre no tiene dudas de que el tabaco cubano es excelente. "Nuestro clima, los suelos hacen que sea reconocido como el mejor del mundo, especialmente en la zona occidental del país, donde se dan todas las variedades y con rendimientos extraordinarios", comentó.

El término "habano" viene de la expresión "puro habano", acuñada en el siglo XIX para definir a los puros procedentes de La Habana. Hoy constituye una denominación de origen protegida en el comercio internacional.

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