ESTADOS UNIDOS-INDIA: Seguridad es clave en nuevo vínculo

La visita de tres días a India del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, marca la intención de ambos países de consolidar su alianza política y especialmente la militar, a pesar de retrocesos en la cooperación nuclear.

El nuevo vínculo marca un viraje respecto de la política internacional y de seguridad de India, que durante décadas se ha enorgullecido de su carácter independiente y no alineado que le valió el carácter de portavoz de los países del Sur en desarrollo.

Paradójicamente, un afianzamiento de la alianza estratégica entre Washington y Nueva Delhi debe eludir diferencias en materia de armamentismo nuclear. India no ha firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y posee este tipo de arsenal.

Contrariamente a lo que se esperaba, parece poco probable que Bush y el primer ministro indio Manmohan Singh alcancen un acuerdo que acelere la vigencia del acuerdo de cooperación nuclear firmado por ambos países en julio pasado.

Representantes de los dos gobiernos participaron en otra ronda de negociaciones la semana pasada, pero no lograron allanar diferencias sobre la separación de las instalaciones nucleares civiles indias de las militares, y de admitir en las civiles las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Este lunes, Singh descartó ante el parlamento la inclusión en la lista de instalaciones fiscalizables de los "reactores rápidos realimentados", que, en teoría, producen más combustible nuclear de lo que consumen y son una fuente de plutonio de duración indefinida, tanto para propósitos civiles como militares.

Además, indicó que apenas 65 por ciento de la capacidad de generación de electricidad quedará sujeta a inspecciones. Eso dejaría fuera del control internacional entre ocho y nueve reactores indios, que quedarían libres para producir material físil de uso militar.

La declaración de Singh fue respuesta a las intensas presiones del Departamento de Energía Atómia y el poderoso grupo de presión indio de los científicos expertos en defensa, que reclaman plena libertad para desarrollar un ambicioso arsenal nuclear.

Pero el plan delineado por Singh tiene escasas posibilidades de lograr la aprobación del Congreso legislativo estadounidense, y, sin la ratificación, el tratado de cooperación nuclear no entrará en vigencia.

Muchos legisladores en Washington aspiran a percibir alguna señal de contención nuclear por parte de Nueva Delhi antes de levantar su mano.

Lo más probable es que Bush y Singh firmen sobre el asunto una declaración de carácter positivo, en que reafirmen su compromiso con el éxito de la negociación y enfatizando los acuerdos alcanzados en otras materias.

Se prevé la firma de hasta 14 acuerdos, relativos a ciencia y tecnología, explotación espacial, agricultura, energía, comercio, relaciones económicas, mejoras del vínculo diplomático y cooperación militar.

Estados Unidos se comprometió a ayudar a India a lanzar una segunda "revolución verde" y a investigar en conjunto nuevas formas de producción de carbón, entre otros asuntos relacionados con el desarrollo y la energía.

La cooperación en materia de energía es parte de la agenda de la Sociedad Asia-Pacífico sobre cambio climático creada el año pasado por algunos de los principales contaminadores del mundo, entre ellos Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur, Australia e India.

La iniciativa supone eludir, en cierto modo, el Protocolo de Kyoto que ordena a los países industrializados la reducción de las emisiones de gases invernadero, a los que la mayoría de los científicos atribuyen el recalentamiento planetario.

Dos de los seis países de la Alianza no firmaron el Protocolo. El acuerdo, por otra parte, no incluye reducciones en la emisión de gases invernadero —producto, en buena medida, de la quema de combustibles fósiles—, ni establece objetivos, pero enfatiza en avances tecnológicos para el aumento de la generación de energía.

La participación de China e India en la Alianza podría tener grandes consecuencias en el recalentamiento planetario. Estos dos países, al igual que Estados Unidos y Australia, se han negado a reducir sus emisiones.

De todos modos, los principales acuerdos durante la visita de Bush se referirán al área militar, "clave en la alianza bilateral emergente", dijo Achin Vanaik, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Delhi.

"Estados Unidos busca un imperio mundial. Para construirlo, necesita un elaborado sistema de alianzas que neutralicen a los rivales o impidan su surgimiento. India se ha convertido en un pivote en el esquema estadounidense para Eurasia", agregó Vanaik.

En el esquema estadounidense es clave el rol potencial de India como contrapeso de China, que, según los expertos del Departamento de Defensa, es una "amenaza potencial".

Los acuerdos militares tendrán dos componentes: consolidación de un acuerdo de cooperación en defensa de amplio alcance firmado en junio pasado y compras de grandes equipos bélicos de avanzada.

Según el acuerdo de cooperación, barcos indios escoltarán a los buques estadounidenses de carga a través del océano Índico y hasta el estrecho de Malaca. También incluye la realización de contactos militares de alto nivel y ejercicios conjuntos.

Desde 2002, los dos países realizaron 30 ejercicios militares, desde Alaska hasta el mar Arábigo e incluso en selvas semitropicales de India.

Este país asiático ya es uno de los tres mayores importadores de armas, con más de 5.500 millones de dólares en compras el año pasado. Ahora apunta a Estados Unidos en busca de productos de alta tecnología, como aviones de combate y de vigilancia, sistemas de alerta temprana, radares, misiles y vehículos aéreos sin tripulación. (FIN/IPS/traen-mj/pb/rdr/ip if nr nu/06)

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