CHINA: Justicia social para conservar el poder

«Sociedad armoniosa» es el nuevo lema del gobernante Partido Comunista de China. Detrás de este ideal, se esconde el miedo a que la enorme brecha de ingresos entre las ciudades y el campo ponga fin al monopolio del poder que el partido ostenta hace 56 años.

En un esfuerzo por reducir ese riesgo, los líderes comunistas aprobarán en un congreso partidario que comienza este sábado un proyecto de modelo político basado en la justicia social, aunque no en la liberalización política.

El Undécimo Plan Quinquenal pone énfasis en la evolución de China hacia la economía de mercado y también tiende a completar el cambio de los últimos tres años de un modelo de desarrollo orientado ciegamente al crecimiento del producto interno bruto a "un concepto más científico de desarrollo".

Esto significa que el gobierno central quiere un crecimiento económico sostenible a largo plazo, y más equilibrado de lo que ha sido hasta ahora.

El presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao han puesto énfasis en un desarrollo centrado en la gente más que en la producción desde que tomaron las riendas del partido en 2002 y del gobierno nacional en 2003.

"En los próximos cinco años, China debería prestar más atención a la justicia social y a la democracia, y resolver los problemas estrechamente vinculados con el interés de la gente", dice una declaración publicada por la estatal agencia de noticias Xinhua.

"El desarrollo económico y social de las ciudades y el campo, y de diferentes regiones, debería ser más equilibrado y armonioso en el período 2006-2010", agrega la declaración.

Hace algunos años, el objetivo principal de la política central era un mayor apoyo oficial al sector privado. Esto quedó de relieve con las políticas y teorías del ex presidente y secretario general del Partido Comunista, Jiang Zemin (1993-2003).

El sector privado mantiene su enorme importancia hoy, pero el sucesor de Jiang, Hu Jintao, parece determinado a cumplir las responsabilidades del gobierno hacia aquellos excluidos del "boom" económico nacional.

El anuncio del congreso partidario señala que China enfrentará "un período crucial en los próximos cinco años", un período en que "todo el país debería tomar más conciencia de nuestros problemas, pensar más en nuestros peligros", informó la agencia de noticias Xinhua.

En los últimos dos meses, se hizo evidente que el Partido Comunista está cada vez más preocupado por las tensiones sociales entre ricos y pobres.

Asesores del gobierno, académicos y aun medios de prensa controlados por el gobierno han manifestado claramente sus preocupaciones sobre el costo social del rápido crecimiento económico de China y su transición a una economía de mercado.

Un informe oficial encargado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social advierte que el país está ahora en una zona de "luz amarilla", el segundo indicador más peligroso de inestabilidad social, debido a la creciente brecha de ingresos.

"Nos acercaremos a la zona de luz roja después de 2010 si no encontramos soluciones eficaces en los próximos años", previene el informe, publicado en Study Times, una publicación de la Escuela Partidaria Central del Partido Comunista.

El Ministerio de Seguridad Pública admitió que el año pasado hubo 74.000 protestas que involucraron más de 3,7 millones de personas, frente a 10.000 en 1994 y a 58.000 en 2003.

Zhou Yongkang, el jefe nacional de policía, anunció la creación de escuadrones especiales antidisturbios, encargado de responder rápidamente a protestas que, según las autoridades, puedan volverse "muy violentas".

En lo que va del año, choques y disturbios se cobraron la vida de 23 policías y dejaron a 1.826 agentes heridos, según informes de prensa.

El presidente Hu llegó al poder en 2002, con la promesa de corregir la desigualdad entre las prósperas zonas costeras de China y el interior rural, donde vive la mayoría de los 1.300 millones de habitantes del país.

Hu prometió prestar más atención a los marginados durante los años de reforma económica, entre ellos los habitantes del campo, cuyo ingreso ha quedado muy rezagado, y ex empleados de empresas públicas, que perdieron su seguridad laboral y sus beneficios.

Los últimos dos presupuestos aumentaron la inversión en educación y salud rural y redujeron la carga fiscal para los campesinos.

Sin embargo, los numerosos choques registrados entre campesinos y autoridades por la propiedad de la tierra, fábricas contaminantes y epidemias de gripe del pollo y del cerdo probaron que los esfuerzos gubernamentales no han sido suficientes.

Otro informe confirmó recientemente un dato que hace años manejan expertos independientes: la mayor parte del presupuesto nacional de salud se invierte en una minoría que reside en las ciudades. Además, el dinero asignado a la educación obligatoria en zonas rurales sólo representa siete por ciento del presupuesto de educación.

"Será muy difícil para China mantener su rápido crecimiento si no resuelve los problemas del campo y los campesinos", reflexionó Wen Tiejun, investigador de la Facultad de Agricultura y Desarrollo Rural de la Universidad Renmiin. (

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