COMUNICACIONES-BRASIL: Nace temible convergencia empresarial

La asociación entre el Grupo Folha y Portugal Telecom reavivó temores en Brasil de que los consorcios empresariales promuevan la llamada ”convergencia tecnológica” de las comunicaciones y con ello se atropellen regulaciones y defensas democráticas.

El Grupo Folha, que controla el diario de mayor circulación del país, Folha de Sao Paulo, y el líder de los portales nacionales en Internet, Universo Online (UOL), anunció que unirá sus distintas empresas en una única ”holding” y abrirá su capital para que la firma de telefonía Portugal Telecom tenga 21,09 por ciento de participación.

La operación acentúa la tendencia mundial de concentración de la propiedad de los medios, con la ”novedad” de asociar un medio impreso a una operadora telefónica, acelerando la convergencia, destacó a IPS Venicio de Lima, investigador de la Universidad de Brasilia.

Esa convergencia ya es visible en los teléfonos celulares que transmiten contenidos de televisión, por ejemplo, explicó. Telecomunicaciones y comunicación social se van confundiendo, bajo el control de pocas empresas.

”Estamos delante de un vasto conglomerado” de características nuevas, ”un gigante pos-midia”, en que la producción de informaciones ”deja de ser exclusiva de una empresa con compromisos inherentes a la actividad periodística”, destacó a su vez Alberto Dines, un veterano periodista que dirigió varios medios brasileños.

Con la asociación anunciada el martes, la información periodística pasa a la órbita de una empresa telefónica, ”cuya concesión tiene otras finalidades”, acotó Dines, quien hoy dirige el Observatorio de la Prensa, una organización independiente de análisis del periodismo que cuenta con un programa en la televisión educativa estatal.

Portugal Telecom comparte en Brasil la operadora de telefonía móvil Vivo con la empresa Telefónica de España, de la cual es también socia minoritaria en Telesp, la compañía de teléfonos fijos de Sao Paulo, el principal mercado brasileño.

La Constitución brasileña vedaba a extranjeros ser propietarios de medios de comunicación hasta que una ley aprobada en 2002, después de intensos debates, les abrió esa posibilidad, aunque limitando su participación a un máximo de 30 por ciento del capital.

Esa flexibilización legal significó una alternativa de capitalización de las grandes empresas nacionales del sector, en su mayoría endeudadas y en crisis.

De esa forma el Grupo Abril, fuerte editorial de revistas, pudo vender 13,8 por ciento de sus acciones al Capital Group, poderoso administrador de fondos de Estados Unidos.

En el área de televisión por abonados, el límite es más flexible. Así, Telmex, la compañía telefónica mexicana del magnate Carlos Slim, adquirió casi la mitad del capital de Net, la mayor empresa del sector en Brasil.

Ese movimiento tiende a ampliarse con futuras adquisiciones de Telefónica, que compite intensamente con Telmex en todo el mercado latinoamericano, observó a IPS un consultor que prefirió el anonimato.

Pero con la asociación entre Grupo Folha y Portugal Telecom se abre un precedente temible. Empresas de radiodifusión y especialmente las de televisión se oponen a ese tipo de alianza, ya que las firmas telefónicas pasan a difundir contenidos, una actividad ajena a la concesión de servicios públicos que obtuvieron del Estado brasileño.

Brevemente cualquier portal asociado a una operadora de telefonía ”podrá emitir una programación televisiva sin estar habilitada para eso”, advirtió Dines en su Observatorio de la Prensa.

De ese ámbito, Dines también critica la forma ”avergonzada” con que Folha de Sao Paulo divulgó la operación, oculta en una página de economía y minimizando la asociación con Portugal Telecom.

Todo eso forma parte de un proceso de concentración de la propiedad de los medios de comunicación, según Lima, quien destaca estudios que prevén en un futuro próximo cuatro o cinco grupos empresariales dominando ”todas las formas” de comunicación, prensa, televisión, cine, Internet, videojuegos y otras, en todo el mundo.

En Brasil ya existe una fuerte concentración, destacó. Nunca hubo reglas que prohibieran, como en otras naciones, la ”propiedad cruzada”, es decir que una empresa poseyendo distintos medios en una unidad territorial, de diarios y revistas a radio, televisión y, ahora, Internet y telefonía, explicó.

El mayor conglomerado nacional, que más preocupa a Lima y al Foro Nacional por la Democratización de la Comunicación de periodistas e investigadores, es el constituido por las Organizaciones Globo que, con su red de televisión abierta y variados medios acaparan la mayor parte de la audiencia y los avisos publicitarios del país.

Las polémicas sobre esa cuestión tienden a acentuarse y a extenderse a otros temas relacionados, como la televisión satelital y el intento de algunos cineastas de crear mecanismos de estímulo a su actividad, incluso obligando a las emisoras a exhibir un mínimo de filmes nacionales.

Pero el problema hoy no es la concentración de la propiedad, sino el dominio tecnológico, observó Roberto Monteiro, director de la Record, una de las redes nacionales de televisión abierta, en un reciente debate en el Congreso Nacional.

La ”concentración tecnológica”, en manos de pocas empresas y no de países, es la gran amenaza para todos, porque permite el control del mercado sin necesidad de propiedades, explicó.

Un ejemplo de ello sería Hollywood, que domina el mundo del audiovisual, sin ser dueña de distribuidoras, cines, productoras de video y emisoras de televisión en todas partes.

En Brasil no hay concentración de los medios, aseguró Monteiro, señalando que las grandes redes televisivas están incluso vendiendo parte de sus emisoras. Son principalmente emisoras afiliadas, de propietarios locales, que componen la red. (

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