ELECCIONES-EEUU: Campaña con olor a petróleo

El sector del petróleo y el gas ha invertido cientos de millones de dólares en el último decenio para aceitar sus vínculos con el poder político en Estados Unidos, y vuelven a hacerlo en la actual campaña electoral.

Los medios de comunicación, dedicados a investigar la fortuna personal del presidente George W. Bush y de su rival en las elecciones de noviembre, John F. Kerry, no prestan mayor atención al aporte que la industria petrolera ha inyectado a la campaña de ambos candidatos.

A la cabeza figura la compañía Koch Industries, que entregó más de medio millón de dólares este año, con lo que suman 5,5 millones sus contribuciones a diversos candidatos desde 1989. Noventa por ciento de los cheques se endosaron al gobernante Partido Republicano.

Ese es el cálculo del Centro por Políticas Sensibles, una organización que investiga los aportes financieros a las campañas.

”Koch ha disfrutado de un importante acceso al ambiente político, específicamente a los gobiernos republicanos, a lo largo de estos años”, dijo a IPS la directora de investigaciones del Centro, Sheila Krumholz.

Un informe reciente de otra organización especializada con sede en Washington, el Centro para la Integridad Pública, el sector del petróleo y el gas invirtió más de 440 millones de dólares desde 1998 en contribuciones de campaña y en actividades de cabildeo.

La compañía con más gastos fue ExxonMobil, con 55 millones de dólares desde 1998, según un informe del Centro para la Integridad Pública titulado ”La política del petróleo”.

Otros grandes inversores fueron ChevronTexaco (con 32 millones de dólares), Marathon Oil (29 millones) BP, siglas con las que es conocida hoy British Petroleum (28 millones), el británico-holandés Grupo Royal Dutch/Shell (27 millones), el Instituto Petrolero Estadounidense (20 millones) y Occidental Petroleum (12 millones).

Algunos nombres más impactantes, pero con aportes más modestos, son los de Enron, envuelta en el peor escándalo financiero de este periodo (16 millones), y, con tres millones, Halliburton, la empresa que dirigió el hoy vicepresidente Dick Cheney y que hoy es sospechosa de irregularidades en Iraq y en Nigeria.

La industria petrolera ”no es particularmente abierta, especialmente en relación con sus actividades políticas”, dijo a IPS el director de proyectos del Centro para la Integridad Pública, Bob Williams.

”Querríamos una mirada más completa sobre el negocio mundial del petróleo y sobre su influencia política. Debemos ver la gente que está más allá del nombre que reluce en la gasolinera y saber cómo operan realmente”, agregó Williams.

Desde 1998, el sector invirtió 67 millones de dólares en contribuciones de campaña para elecciones federales, cifra que representa cerca de un quinto de lo gastado por las mismas empresas en cabildeo, según el informe.

Según esta organización especializada, las firmas del sector prefirieron a candidatos y organizaciones del Partido Republicano, que recibieron más de 73 por ciento de los aportes.

Las contribuciones totales de las compañías del petróleo y el gas a los partidos ha aumentado de manera constante, de 20,6 millones de dólares en 1992 a 34,3 millones en 2000, según el Centro por Políticas Sensibles.

Los aportes a las campañas electorales de 2004 podrían ser menores, como consecuencia de nuevas restricciones legales a las contribuciones de empresas, sindicatos y las personales que superen los 1.000 dólares.

También fue constante el aumento de los aportes a los candidatos republicanos, que, según ”La política del petróleo”, pasaron de 66 por ciento del total en 1992 a 80 por ciento en 2000. En lo que va de 2004, el partido de Bush concentra 82 por ciento de las contribuciones.

En 1994, el Partido Republicano obtuvo la mayoría de la Cámara de Representantes después de 40 años de dominio demócrata, lo que le dio control sobre comités clave con jurisdicción en la industria del petróleo y el gas.

El informe acusa al Consejo Nacional del Petróleo (NPC) de constituir durante años un virtual ”caño subterráneo” que canaliza la influencia de la industria sobre Washington.

Se trata de un pequeño organismo público de carácter consultivo poco conocido, creado en 1946 por el Departamento (ministerio) de Energía, si bien financiado por el sector privado.

Diez de los 175 miembros del NPC son Pioneros de la anterior campaña electoral de Bush (como se denomina a aquéllos que recaudaron al menos 100.000 dólares) y dos, Rangers (los que obtuvieron por lo menos 200.000 dólares).

El hoy vicepresidente Dick Cheney era miembro del NPC hasta su designación como compañero de fórmula de Bush.

El cuerpo recomendó al Departamento de Energía considerar excepciones a la publicidad obligatoria de las actividades de la industria petrolera, y abrir áreas reservadas de las montañas Rocallosas a la explotación de carburos.

”Al ciudadano promedio le preocupan cosas más importantes que la cantidad de dinero gastado por una empresa de petróleo y gas en cabildear, pero lo que estas firmas hacen en el Congreso legislativo tiene un efecto dramático en la vida diaria”, dijo el portavoz del Centro por Integridad Pública, Steven Weiss.

Koch Industries, la mayor firma petrolera privada de Estados Unidos, también ha financiado una red de instituciones conservadoras que defienden la desregulación y el achicamiento del Estado, como el Instituto Cato, Reason Foundation, Ciudadanos por una Economía Adecuada y la Sociedad Federalista.

”Hay muchas corporaciones multimillonarias, como Koch, que desarrollan políticas y presionan a políticos y a las que nadie ha escuchado nombrar”, según Williams. La compañía no contestó reiterados pedidos de entrevista formulados por IPS.

Bush ha recibido desde 1998 más contribuciones de campaña de la industria del petróleo y el gas que ningún otro candidato: 1,7 millones de dólares, según el informe. Entre los contribuyentes figuran Enron, Halliburton y Koch.

Por otra parte, el presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes, el texano Joe Barton, recaudó 574.000 dólares. En comparación, el también texano Tom DeLay, líder del grupo republicano en la cámara baja legislativa, obtuvo poco menos de 500.000.

Sólo tres demócratas figuran en la lista de 20 principales recaudadores: los senadores Mary Landrieu y John Breaux y el representante Christopher John, todos ellos del meridional estado de Louisiana.

El comité nacional republicano ha obtenido hasta ahora aportes por 24 millones de dólares, y el demócrata, poco menos de ocho millones.

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