ESPAÑA: Nacionalismo vasco apunta a próximo gobierno

Cuando falta menos de una semana para que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero asuma el gobierno de España, ya se avizora el problema que le acarreará el nacionalismo vasco con su reivindicación de soberanía.

Josu Jon Imaz, presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna en esa comunidad autónoma, anticipó el domingo en la celebración del Día de la Patria Vasca que no apoyará la investidura de Rodríguez Zapatero a menos que éste deje sin efecto el ”tratado antiterrorista” que en su momento acordó con el aún gobernante Partido Popular (PP).

Empero, en caso de mantener esa actitud el PNV no se verá afectada la elección este viernes en el parlamento de Rodríguez Zapatero como nuevo jefe del gobierno español pues, aunque su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no cuenta con mayoría absoluta, aunque sí la relativa, las demás fuerzas ya anunciaron que no presentarán otro candidato para ese cargo.

La respuesta le llegó a Imaz este lunes de boca del presidente del Senado español, el socialista Javier Rojo, quien dijo que su partido no tiene intención de eliminar ese pacto sino, por el contrario, ”fortalecerlo, mejorarlo y adaptarlo a la realidad de hoy”, marcada en gran medida por los atentados del 11 de marzo en Madrid, que causaron dos centenares de muertes y cuya autoría reivindicó la red islámica Al Qaeda.

Rojo, senador por la provincia vasca de Alava, aclaró que el pacto ”no se hizo contra los nacionalismos”, como puede pensar el PNV, sino que surgió ”para favorecer la democracia, la libertad y en contra del terrorismo”.

Para el presidente de la cámara alta, ese acuerdo produjo, entre otras cosas, ”la unión contra el terrorismo en las medidas policiales” y ”ha dado más calidad democrática a una situación que tenía el País Vasco y que conocía todo en mundo”.

En virtud del tratado antiterrorista, firmado el 13 de diciembre de 2000, el PSOE y el PP impulsaron la aprobación de leyes y medidas gubernamentales contra ese flagelo, entre ellas las conducentes a aislar a ETA y a su entorno, proteger a miles de españoles amenazados por ese grupo armado, perseguir sus fuentes de financiación y sobre todo la mayor de ellas proveniente de la extorsión a empresarios vascos, llamada ”impuesto revolucionario”.

Más duro todavía que Rojo fue el presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaitz, quien acusó al PNV de querer dinamitar el pacto ”para que ETA esté más cómoda” justo ahora cuando, en su opinión, ”la banda está incómoda, débil, arrinconada por la policía, la presión judicial y la presión social”.

En esta situación, concluyó, es necesaria la unidad contra el terrorismo y no darle ”un balón de oxígeno”.

Euskadi ta Askatasuna (ETA, Patria Vasca y Libertad en vascuence) fue creada como una escisión del nacionalismo vasco durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).

En 1976, el gobierno de entonces de Adolfo Suárez, para afirmar la democratización de España, indultó a todos los presos de ese grupo, parte de los cuales se integraron a la política pacífica mientras otros decidieron continuar con la violencia, reivindicando un País Vasco independiente y socialista.

Desde entonces hubo dos intentos de negociación para facilitarle a ETA que abandonase la violencia, ambos fracasados, uno bajo el gobierno del socialista Felipe González y otro durante el mandato del saliente José María Aznar, del centroderechista PP.

Pero los problemas más fuertes para Rodríguez Zapatero en el País Vasco no se presentan desde ese grupo, muy debilitado por sucesivas operaciones policiales en España y Francia, sino desde el nacionalismo moderado, que reclama también la independencia.

La presidenta de Eusko Alkartasuna, partido que gobierna en coalición con el PNV, Begoña Errazti, exigió el domingo a Rodríguez Zapatero que devuelva a su región ”las libertades vulneradas” para alcanzar ”una democracia plena”, en referencia a la ilegalización de Batasuna, el partido político de ETA, dispuesta por el Poder Judicial a instancias de Aznar y confirmada por el Tribunal Constitucional en 2003.

Errazti aseguró que el pueblo vasco es ”una nación” y será un ”Estado independiente en esa Europa moderna a la que pertenecemos por derecho”. Esa será ”la Europa de los pueblos”, aclaró, en la que participarían catalanes, vascos, escoceses, galeses, flamencos, bretones y corsos.

Tanto el PSOE como el PP, son fuerzas absolutamente mayoritarias en España pero en las últimas elecciones autónomas en el País Vasco (mayo 2003) sumaron 463.574 votos frente a los 587.140 del PNV y EA, lo cual le otorga a estos últimos una mayoría absoluta en el parlamento de esa comunidad gracias a su coalición con la minoritaria Izquierda Unida.

La mayoría del PP y el PSOE también se expresa en el parlamento español y ambos partidos sostienen la defensa de la vigente Constitución, que en su artículo segundo establece que la misma ”se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española”.

En contraposición, el nacionalismo vasco, sin distinción de matices, tácticas o estrategias, reivindica un País Vasco formado por las tres provincias que integran la Comunidad Autónoma española del mismo nombre, Vizcaya, Guipúzcoa y Alava, junta a la Comunidad Navarra y a tres departamentos franceses.

En 1979, los ciudadanos navarros resolvieron en referéndum constituirse en Comunidad Autónoma y no integrarse a la llamada País Vasco, como demandaban los partidos nacionalistas.

Ibarretxe al hablar en el Día de la Patria Vasca aseguró que los nacionalistas comparten el mismo principio de que ”Euskadi (País Vasco) es la patria de los vascos”.

Se pronunció también contra el terrorismo etarra y señaló que ”la auténtica victoria para Euskadi y para España sería lograr un acuerdo para convivir, y no imponer ni la unidad de España ni la independencia de Euskadi”.

Además puntualizó que ETA es ”el auténtico obstáculo para que el nacionalismo vasco pueda caminar junto si así lo desea” y pidió a ese grupo que declare ”un alto el fuego definitivo de una vez y para siempre”.

El domingo también se reunieron en Iruña, País Vasco, representantes de sindicatos y partidos del nacionalismo, entre ellos el gobernante Eusko Alkartasuna y el ilegalizado Batasuna, que conforman una Mesa de Diálogo. El PNV no participó porque no pactará con quienes apoyen a ETA, aseguró Imaz.

En dicha reunión resolvieron constituir antes de tres meses un Consejo para la Construcción Nacional del País Vasco bajo tres conceptos: territorialidad, soberanía y derechos democráticos.

Según Miren Odriozola, integrante de esa mesa, ”la facultad de decidir el futuro de Euskal Herria (País Vasco) compete a la ciudadanía vasca, hombres y mujeres, y los Estados español y francés deben limitarse únicamente a respetar dicha decisión”.

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