MERCOSUR: Batlle cuestiona más al Sur que al Norte

Para el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, es tan clara la necesidad de reclamar en la Unión Europea la apertura de su comercio agrícola en nombre del Mercosur como firmes son sus críticas en el seno de ese bloque sudamericano.

Si "no respetamos nuestras diferentes realidades", en un acuerdo como el Mercosur, donde un socio "es enormemente grande y otro enormemente pequeño", existe el riesgo de que se "generen impedimentos para que los países menores puedan desarrollarse", advirtió Batlle en entrevista concedida a IPS en Roma.

Batlle representará al Mercosur —el Mercado Común del Sur conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y al que están asociados Bolivia y Chile— en la clausura del foro que este miércoles y el jueves organiza la cancillería de Italia, que este semestre ejerce la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE).

En el discurso de cierre de la Conferencia Nacional sobre América Latina, en la meridional ciudad italiana de Milán, "diré que la UE tiene un exceso de producción agropecuaria basada en subsidios con los que nosotros no podemos competir", señaló.

"Queremos mejores condiciones para que los países productores lleguemos al mercado en condiciones de igualdad porque, de lo contrario, qué sentido tiene hablar de distribución equitativa de los recursos e igualdad social", apuntó el mandatario de Uruguay, a cargo de la presidencia del Mercosur en este segundo semestre del año.

Los subsidios que otorgan los países industrializados a sus productores agropecuarios suman más de 300.000 millones de dólares anuales, 80 por ciento de los cuales son aplicados en la UE, Estados Unidos y Japón.

En particular el desarrollo de las ventas del Mercosur a la UE se ve frenado por los elevados aranceles a la compra de productos agrícolas y pesqueros, según señaló un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo.

El comercio entre ambos bloques aumentó más de cinco por ciento anual en la década del 90, pasando de 22.700 millones de dólares en 1991 a 36.270 millones en 2000.

Pero eso se debió a la expansión de las ventas de la UE al Mercosur, de 7.900 millones de dólares en 1991 a 21.680 millones en 2001, mientras que las importaciones pasaron de 14.800 millones de dólares en 1991 a 21.832 millones en 2001, indicó el informe.

"Tenemos que volver sobre el tema (agrícola) y reuniones como esta de Milán sirven para avivar un poquito el fuego" tras el fracaso de la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), realizada en septiembre en el sudoriental balneario mexicano de Cancún, añadió Batlle.

Sin embargo, el tema es urgente, pues el 31 de diciembre vence el plazo para finalizar las negociaciones pendientes en la OMC en materia de la reducción sustancial de subsidios agrícolas con miras a su eliminación y de mejoras de acceso a los mercados, entre otros asuntos.

Batlle teme que el ingreso de una cantidad "muy significativa de países a la UE, (que prevé se sumen 10 de Europa central y oriental a los actuales 15 miembros) retrase bastante los tiempos adecuados y útiles para buscar entendimientos en base a las conversaciones que veníamos sosteniendo en Cancún".

El mandatario, quien fue recibido el lunes por el papa Juan Pablo II, aprovecha su visita a Italia para conversar de estos asuntos con las autoridades de ese país, además de que será el orador central en el acto del Día Mundial de la Alimentación, a celebrarse este jueves en la sede romana de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

"Cancún fue un paso atrás muy fuerte, y todos salimos muy decepcionados, porque no vimos señales de que estábamos dispuestos a negociar algo, pese a que Europa y Estados Unidos se hallaban dispuestos a iniciar una negociación más profunda", apuntó.

Es en base a ese análisis que Uruguay apoyó el documento de trabajo elaborado por su representante Carlos Pérez del Castillo, que lo hizo en su calidad de presidente del Consejo General de la OMC, y decidió no sumarse al llamado Grupo de los 20 (G-20).

Este bloque de países en desarrollo, liderado por Brasil, China e India, consideraron insuficiente la propuesta negociadora de Pérez del Castillo y demandaron al Norte eliminar su sistema de subsidios agropecuarios.

El G-20, "que ya se ha disminuido bastante, tenía un planteo imposible de llevar adelante. Es más, los acuerdos (impulsados) por Brasil e India iban en contra de todo lo que el grupo de Cairns sostiene hasta ahora", aseguró.

"Por cierto, creemos que el Grupo de Cairns es un camino mucho más aceptable para nuestros intereses que lo que establecía el documento de Brasil y de India", declaró Batlle.

Uruguay y Brasil integran junto con otros 14 países productores agrícolas el llamado Grupo de Cairns de exportadores eficientes, que presiona para conseguir la liberalización del comercio en ese sector.

Pero, pese a las diferencias con Argentina y Brasil en este ámbito, Batlle entiende que no crecieron las diferencias entre Uruguay y el resto del Mercosur.

"En todo caso aumentaron las contradicciones de Brasil con el Mercosur. Fue Brasil el que se apartó de él para hacer un acuerdo con India, no Uruguay", dijo.

MERCOSUR TAMBIEN SUBSIDIA

—¿Usted es igualmente inflexible con los subsidios de Europa que con los de Estados Unidos?

—Yo estoy en contra de todos los subsidios. Europeos, estadounidenses, americanos y también estoy en contra de los subsidios en la región. O acaso no sabe usted que hay provincias en Argentina que viven absolutamente inmersas en un sistema de absoluto subsidio que viola todas las normas del Mercosur. Subsidios indirectos, por el no cobro de impuestos. Argentina es un productor agrícola desde siempre y nunca tuvo dificultades para vender sus productos en el mundo. Todo el mundo sabe que el año pasado cosechó 35 millones de toneladas de soja. ¡No tres, 35! Y las colocó, en el mundo lleno de subsidios. Brasil cosechó 55 millones de toneladas de soja, es decir que entre los dos suman 90 millones, una producción mayor que la de Estados Unidos, y la vendieron toda. Entonces ¡qué me quiere hablar usted de los subsidios!. Porqué no me habla de realidades en vez de invenciones.

—¿O sea?

—Uruguay es básicamente exportador de carne. Sucede que es terrorífica la diferencia entre Estados Unidos y Europa respecto del arancel por encima de lo no cuotificado. Si usted quiere venir a Europa para entrar carne por encima del arancel tiene que pagar una cantidad tan grande que es imposible competir, mientras que en Estados Unidos no.

—¿Sus buenas relaciones con Estados Unidos han determinado modificaciones importantes en las relaciones comerciales entre ambos países?

-Ninguna. No tenemos ningún privilegio especial. Es nada más que un mercado grande y abierto, y nosotros tenemos mercadería de buena calidad, a buen precio, tenemos competitividad, estamos vendiendo. Nada más.

ACUERDO COMERCIAL NO POLITICO

Batlle no cree que haya dificultades en el Mercosur por el hecho de las diferencias ideológicas entre un liberal como él y los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, definidos más a la izquierda del espectro político.

"Lo que sucede es que el Mercosur es un acuerdo de carácter comercial, no político, salvo en un único aspecto, que tiene que ver con el mantenimiento de las instituciones democráticas en los países que estamos dentro del grupo", sostuvo.

Todavía falta tiempo para que llegue el momento en que "tengamos que sujetar las decisiones comerciales y de política general a un orden superior", aseveró.

—En otras palabras, ¿usted cree que el Mercosur aún no está maduro y por eso privilegia negociaciones bilaterales y no como bloque?

—No, yo no las privilegio. Me muevo de acuerdo a la realidad en la que vivimos y tanto nosotros como Argentina y Brasil estamos negociando bilateralmente con México, en función de una decisión planteada por Brasil. Me dijo Kirchner que en ocho meses estaría resuelta esa negociación entre Argentina y México.

—Entonces ¿cuál es el problema?

—Todos tenemos que respetar nuestras respectivas y diferentes realidades. Brasil es un continente entero, tiene un gran mercado interno, una posibilidad de inversiones formidable… Uruguay no tiene eso, sino sólo 3,3 millones de habitantes, 187.000 kilómetros cuadrados y vive de lo que le exporta. La democracia, para ser igualitaria, no puede tratar a los desiguales igual, porque hay uno que es enormemente grande y hay otro que es enormemente pequeño. Nosotros tenemos que tener respeto por los mayores, como Brasil y Argentina, pero también tenemos que tener camino para los menores. Si el Mercosur no nos habilita para seguir el camino que ha seguido Uruguay con México a instancias del proprio bloque y como lo hacen Argentina y Brasil, entonces se van a generar impedimentos para que los países menores puedan desarrollarse

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