SALUD: Lucha contra tabaco en manos de los jóvenes

Los resultados del convenio internacional para el control del tabaco dependerán ante todo de la conducta que asuman los jóvenes, según el director ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Derek Yach.

El éxito acompañará al tratado si descienden las tasas de consumo entre los adolescentes. En caso contrario, habrá fracasado, señaló Yach, uno de los principales impulsores del convenio.

Esa opinión se funda en el hecho de que 82 por ciento de los actuales fumadores adquirieron su hábito en la juventud.

El convenio, entre otras disposiciones, alienta la implantación de altos impuestos al tabaco, para contribuir precisamente a la reducción del consumo juvenil.

El consumo entre adolescentes de Sudáfrica llegó en 1999 a 23 por ciento de esa franja de población. En el mismo país, 18,5 por ciento de los estudiantes reconocieron que habían empezado a fumar antes de los 10 años de edad.

Entre las personas de 14 a 15 años de Nueva Zelanda, la proporción masculina de fumadores es 16,3 por ciento, y la femenina 22 por ciento. Una encuesta realizada en 2000 en Canadá registró 25 por ciento de fumadores entre jóvenes de 15 a 19 años.

Por ese motivo, la OMS acelera los trabajos para elaborar un estudio mundial sobre el tabaco que provea un panorama sobre el consumo de los jóvenes.

La organización estadounidense Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades colaborará en los próximos días con la OMS para diseñar ese estudio, que permitirá un seguimiento regular de la dimensión del hábito de fumar entre los jóvenes, dijo Yach.

El trabajo, sobre la realidad de 150 países, deberá estar listo a fines de este año, añadió.

Según los cálculos más optimistas, para esa fecha podría también llegarse a 40 ratificaciones del convenio por parte de países, las necesarias para que entre en vigor.

Una previsión más mesurada es que entre en vigencia en mayo, un año después de su aprobación este año en Ginebra por parte de la Asamblea Mundial de la Salud, máximo organismo de la OMS, aceptó Yach.

El texto del convenio contra el tabaco comenzó a negociarse en octubre de 1999 y fue aprobado en esa reunión de la Asamblea por 192 naciones.

El tratado recibió la adhesión de 28 países el lunes, primer día de apertura a la firma. Desde la semana venidera, el convenio será depositado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de Nueva York, donde permanecerá para ser firmado hasta el 29 de junio de 2004.

Una vez en vigencia, el convenio facilitará a los gobiernos la tarea de dictar legislación que proteja la salud pública contra la industria del tabaco y sus intereses comerciales, explicó la activista Kathryn Mulvey, de la organización independiente Infact, con sede en la nororiental ciudad estadounidense de Boston.

Ni siquiera un país muy pequeño como Palau, de 283 kilómetros cuadrados y con 19.000 habitantes, está a salvo de las amenazas de la industria del tabaco, corroboró Sandra Pierantozzi, vicepresidenta y ministra de Salud de esa nación del Pacífico.

El tratado propugna que haya advertencias sobre el peligro del tabaco en no menos de 30 por ciento de la superficie de los paquetes de cigarrillos y demás productos elaborados a partir de la planta.

Otras disposiciones pueden llevar a prohibir el uso de términos como ”livianos” o ”bajo contenido de nicotina” en relación con esos productos, porque conducen a engaño.

El convenio también pone en riesgo la publicidad sin límites del tabaco y los auspicios que realizan las tabacaleras con fines promocionales.

El ministro de Salud y Bienestar de Grecia, Costas Stefanis, anunció que Atenas será declarada ciudad libre de publicidad del tabaco durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos de 2004.

Stefanis firmó el tratado en representación de la Unión Europea (UE), porque Grecia ejerce en el primer semestre de este año la presidencia rotativa de ese bloque de 15 naciones.

Grecia cultiva y procesa tabaco, y eso implica que la publicidad de sus productos sea un sólido poder en ese país, reconoció el funcionario.

La UE aprobó el texto del convenio después de superar las reservas que oponía Alemania, otro país sede de manufactureras del tabaco.

Cuando se preguntó a Stefanis sobre los subsidios que su país y otros de la UE otorgan a los plantadores de tabaco, respondió que eso forma parte de la Política Agrícola Común del bloque, discutida actualmente por sus ministros de Agricultura en Luxemburgo.

De todos modos, la cuestión de los subsidios se dilucidará en la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio que se prevé realizar en septiembre en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún, opinó.

Pero la OMS ya tiene una posición definida sobre las subvenciones a tabacaleras, recordó Yach.

La directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland, ha declarado que ”el tabaco no debe publicitarse, presentarse como atractivo ni subsidiarse”.

Yach expresó firme acuerdo con la afirmación de Brundtland de que las subvenciones al tabaco son muy malas para la salud y para las políticas económicas.

Estudios realizados por la OMS junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Internacional del Trabajo han previsto qué resultado puede tener la aplicación del convenio en distintas circunstancias.

La hipótesis más exitosa es que países sin crecimiento de población logren una disminución del consumo de tabaco de dos a seis por ciento anual.

Pero la población aumenta en numerosas partes del mundo, y por eso se prevé como resultado exitoso, en términos absolutos, que los actuales 1.200 millones de fumadores del mundo se reduzcan en 35 años a 900 millones.

Eso sería un gran beneficio para la salud pública, a pesar de que la demanda de tabaco continuaría potencialmente alta, según Yach.

En relación con el futuro de los países en desarrollo productores de tabaco, expertos de agencias de la ONU observan que la gran amenaza para ellos está en las subvenciones agrícolas de las naciones industrializadas y el actual proceso de mecanización, más que en el convenio de la OMS.

Además, no tienen sentido económico situaciones de dependencia como la de Malawi, donde de 65 a 70 por ciento de los ingresos por exportaciones proceden del tabaco, juzgó Yach.

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