AFGANISTAN: La paz se le escapa de las manos a EEUU

Los esfuerzos de Estados Unidos por pacificar a Afganistán han sido infructuosos hasta ahora y Washington debe tomar medidas urgentes para salvar la situación, exhortó un grupo de expertos en un nuevo informe.

El estudio, titulado ”Afganistán: ¿Estamos perdiendo la paz?”, advierte que ”si el gobierno de transición de Hamid Karzai no recibe más apoyo, la seguridad en Afganistán se deteriorará más, las perspectivas de reconstrucción económica se reducirán, y ese país volverá a la anarquía y al dominio de los señores de la guerra”.

El informe de 24 páginas fue elaborado por un grupo de trabajo independiente de Asia Society y el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, un influyente equipo de planificación estratégica) que sigue la cuestión de Afganistán desde antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

”Este fracaso podría debilitar mucho la credibilidad mundial de Estados Unidos y representar una gran derrota en su guerra contra el terrorismo”, dice el estudio del grupo, integrado entre otros por tres ex funcionarios de Washington especializados en asuntos de Asia central y meridional.

Washington tiene unos 7.000 soldados estacionados en las afueras de Kabul (la capital afgana) en busca de miembros de los grupos extremistas islámicos Al Qaeda y Talibán.

Talibán gobernó Afganistán entre 1996 y fines de 2001, cuando Estados Unidos lo derrocó luego de acusarlo de proteger al saudí Osama bin Laden, líder de Al Qaeda y principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre.

El informe de CFR y Asia Society exhorta a Washington a modificar el mandato de sus fuerzas en Afganistán para que se encarguen también del mantenimiento de la paz fuera de la capital.

La alternativa sería respaldar la ampliación de la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad (ISAF, de 4.800 miembros) para que pueda extender la autoridad del gobierno central al interior del país, según el estudio.

Desde su creación a principios de 2002, ISAF, actualmente encabezada por Holanda y Alemania, se ha limitado a Kabul.

El gobierno de Karzai no ha podido mantener el control del país en el resto del territorio, disputado por distintos señores de la guerra, y por tanto no ha podido emprender la reconstrucción de un país devastado por la guerra.

CFR y Asia Society también exhortaron a Washington a acelerar el entrenamiento del nuevo ejército nacional afgano, afectado por las bajas remuneraciones y deserciones hacia milicias tribales.

Según los planes actuales, habrá 9.000 hombres en el terreno antes de junio de 2004, cuando asuma el poder un gobierno permanente.

Los presidentes del grupo de trabajo autor del informe, que incluyen a los ex embajadores de Estados Unidos en India y Pakistán, Frank Wisner y Nicholas Platt, consideraron esa cifra ”ridículamente insuficiente”.

El informe se publica en un momento especialmente incómodo para la administración de George W. Bush, que tiene dificultades mucho mayores de las previstas para restaurar el orden y los servicios básicos en Iraq.

Además, el gobierno está ocupado en la implementación de la llamada ”hoja de ruta”, el plan de paz para Medio Oriente, mientras enfrenta las consecuencias diplomáticas de su invasión a Iraq y de la no aparición en ese país de armas de destrucción masiva.

La supuesta posesión de armas de destrucción masiva por el régimen de Saddam Hussein fue el argumento esgrimido por Bush y sus aliados para lanzar la guerra.

Los desafíos a la ocupación militar estadounidense en Iraq y la inseguridad general en ese país obligaron al Pentágono a desplegar al menos 140.000 soldados allí (el doble de lo que había previsto antes de la invasión).

Además, Washington debió pedir a socios menores de la coalición partidaria de la invasión, como Italia, Polonia e incluso El Salvador, que aporten soldados para una fuerza de mantenimiento de la paz que puedan reemplazar a los infantes de marina estadounidenses.

Si Washington decidiera ampliar la ISAF, que pasará al comando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en agosto, debería pedir ayuda a muchos de esos mismos gobiernos.

Mientras, crece la tensión con Irán, a cuyo régimen la Agencia Internacional de Energía Atómica acusó de ocultar algunos aspectos de su programa nuclear.

Washington se muestra cada vez inclinado a promover un ”cambio de régimen” en Irán, que incluirá acciones paramilitares encubiertas y aun ataques militares, en un país cuya población duplica la de Afganistán e Iraq juntas (67 millones).

”Esto es lo que se llama 'sobreextensión imperial'”, comentó un hombre de confianza de un legislador que advirtió que las ambiciones de Bush luego del 11 de septiembre volverían insuficientes en poco tiempo a las fuerzas armadas estadounidenses.

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