Reacciones europeas ante las presiones de Washington contra Siria evidenciaron que se profundiza la división entre Estados Unidos y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La división diplomática entre Estados Unidos y la Europa continental está llevando a la Alianza Atlántica a un final definitivo, escribió Charles Kupchan, catedrático de la estadounidense Universidad de Georgetown, en una nota publicada el domingo por el periódico Financial Times.
Quizá no se pueda afirmar aún que se cumple el pronóstico de Kupchan, pero hay elementos que apuntan en ese sentido.
En términos similares se pronunció el filósofo francés André Gluksmann, quien sostuvo que por primera vez el desgarramiento Oeste-Oeste (en vez de Este-Oeste) divide la política mundial, amenaza la construcción europea, arruina a la OTAN y paraliza a las organizaciones internacionales.
El lunes, el presidente estadounidense George Bush telefoneó al jefe del gobierno español José María Aznar para pedirle que llamase al presidente sirio Bashar al Assad y le transmitiera su demanda de no acoger a elementos indeseables del régimen del derrocado presidente iraquí Saddam Hussein ni desarrollar armas de destrucción masiva.
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Fuentes gubernamentales españolas dejaron trascender de inmediato que tras esa conversación telefónica, de 40 minutos según indicaron con satisfacción, Aznar transmitiría la demanda a Al Asad.
El vicepresidente Mariano Rajoy manifestó que lo más sensato y equilibrado era hacer una petición a Damasco para que no acoja a Saddam Hussein y a sus colaboradores.
Pero la posición española se suavizó ante reacciones contrarias unánimes de los gobiernos de la Unión Europea (UE), incluyendo a la del primer ministro británico Tony Blair, uno de los más firmes aliados de Estados Unidos en la guerra contra Iraq.
Aznar afirmó este martes, durante una visita oficial a Polonia, que Siria es un país amigo de España, que seguirá siéndolo en el futuro y que no es un objetivo militar para nadie, ni existe por parte de nadie la más mínima pretensión de extender una situación conflictiva en relación con ese país.
Aznar confirmó que hablaría por teléfono con Bashar al Assad, pero matizó que no se trata de pedir ninguna cuestión concreta ni de encargar nada, se trata de hablar para conseguir la mayor estabilidad en la zona.
El lunes, luego de que altos funcionarios estadounidenses dieran a entender que Damasco podía ser su siguiente objetivo militar, los cancilleres de la UE, reunidos en Luxemburgo, plantearon de manera unánime, aunque con matices, la necesidad de imponer una política de moderación en Medio Oriente.
Antes del comienzo de esa reunión, el ministro de Relaciones Exteriores alemán Joschka Fischer dijo que hay que estar en guardia ante la posibilidad de una nueva confrontación, ahora contra Siria, para evitarla.
Javier Solana, español y representante de la UE para política exterior, se mostró preocupado por las declaraciones de funcionarios estadounidenses sobre Siria, que la canciller española Ana Palacio calificó de desafortunadas.
Siria es realmente un Estado renegado, y así queda especificado mediante su presencia en la lista de las naciones terroristas establecida por el Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, había dicho el lunes el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, quien acusó además a Damasco de acoger a ex gobernantes iraquíes.
El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, negó que hubiera un plan de guerra ahora mismo para atacar a otro país, pero también precisó que su gobierno está preocupado por Siria y se lo hemos hecho saber, al igual que a Irán.
Damasco y Teherán tienen que darse cuenta del nuevo entorno en la región establecido a partir de la ocupación de Iraq, añadió.
Solana destacó que Medio Oriente pasa por un momento muy difícil, y opinó que en vista de ello lo mejor sería hacer declaraciones constructivas, para ver si podemos calmar la situación.
El embajador de Siria en España, Mohsen Bilal, expresó preocupación este martes por las amenazas de Washington y calificó de falsas e insostenibles las acusaciones contra su país de colaborar con Saddam Hussein y fabricar armas de destrucción masiva.
Israel es el único país de la región que posee esas armas, pero a ellos se los ayuda, añadió.
Irán, Iraq, Libia y Siria están clasificados desde hace años por el Departamento de Estado como países que apoyan a terroristas, aunque Washington reconoció que Damasco ha cooperado activamente en la lucha antiterrorista después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Las relaciones entre Washington y Damasco empeoraron desde que Siria, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, fue uno de los opositores a autorizar la guerra contra Iraq.
Estados Unidos es una hiperpotencia, por la cantidad de armas que posee, y especialmente por las armas de destrucción masiva. Ahora amenaza a los países que dice que también tienen armas de destrucción masiva (como Corea del Norte), mientras que ellos pueden destruir la Tierra por completo más de tres veces, comentó Bilal.
La Liga Arabe expresó el domingo, mediante un comunicado, gran inquietud por las acusaciones contra Siria, a las que calificó de graves. Un portavoz del gobierno egipcio advirtió a Estados Unidos contra la tentación de atacar a un país árabe tras otro.
El secretario (ministro) de Defensa estadounidense, Donald Runsfeld, informó este martes que sus fuerzas cortaron el flujo de un oleoducto por el que se transferían diariamente 200.000 barriles de 159 litros de petróleo de Iraq a Siria.
Rumsfeld arguyó que esa transferencia se hacía al margen del programa Petróleo por Alimentos, establecido y administrado por la ONU como excepción al embargo impuesto contra Bagdad por invadir Kuwait en 1990.
