HAITI: Escándalo sobrevive a renuncia de primer ministro

La renuncia esta semana del primer ministro de Haití, Jean Marie Cherestal, revela y agrava la crisis que sacude al parlamento y al gobernante partido Lavalas, del presidente Jean-Bertrand Aristide.

Cherestal presentó su renuncia el martes después de que legisladores del partido de gobierno le recriminaran el gasto de más de un millón de dólares para adquirir una residencia oficial, cuando este país está sumido en la más absoluta miseria.

La ayuda exterior a Haití está congelada desde que la oposición y la comunidad internacional cuestionaron la realización y los resultados de las elecciones parlamentarias y locales del 26 de mayo de 2000.

La renuncia de Cherestal evitó un interrogatorio en el parlamento el mismo día. El primer ministro renunciante describió su decisión como «una contribución para mejorar la situación social y política de Haití».

Los observadores coinciden en que la medida fue un esfuerzo de Lavalas por superar una sucesión de escándalos, que incluyen el asesinato de periodistas y opositores.

La Organización de Estados Americanos recomendó el envío de una misión para investigar la violencia contra miembros de la oposición y un supuesto intento de golpe de Estado.

El embajador de Estados Unidos en Haití, Brian Dean Curran, dijo que su país está dispuesto a financiar esa misión.

No pasa una semana sin que funcionarios locales, legisladores o empleados gubernamentales de alto nivel sean acusados de corrupción o asociación con criminales.

El propio Cherestal había acusado a su ministro del Interior de malversación de fondos destinados a la emisión de pasaportes de emergencia.

Un vehículo oficial de un legislador fue involucrado por la policía en un robo y en el secuestro y asesinato de dos agentes de cambio, y otro parlamentario está implicado en el asesinato de un alcalde de su propio partido.

Otro legislador y su esposa están acusados de aceptar sobornos de otro alcalde. Y esta semana, la presidencia de la propia Cámara de Diputados fue acusada de malversar casi 30.000 dólares.

También está el escándalo por 70.000 toneladas de arroz que fueron «importadas» pasando por alto las aduanas.

Le Nouvelliste, el diario de mayor circulación de Haití, afirmó que los aranceles e impuestos que se dejaron de pagar suman 4,2 millones de dólares.

Haití importa cada año 200.000 toneladas de arroz o 75 por ciento del consumo total, lo que genera 10 millones de dólares en aranceles de importación, según Le Nouvelliste.

La recaudación perdida como resultado de la maniobra de introducción de arroz extranjero sin pasar por las aduanas es el triple del presupuesto de los ministerios de Ambiente y de la Mujer para este año.

Aparentemente, la empresa que importó el arroz fue Pou Nou Tout, una compañía vinculada con Lavalas, averiguó IPS. El arroz habría sido distribuido entre legisladores del partido de acuerdo con su rango e influencia.

Además de evadir impuestos, muchos parlamentarios obtienen entre 50 centavos y un dólar por cada saco de arroz que se vende en el mercado abierto, trascendió.

Los senadores Gerald Gilles, Prince Soncon y Lens Clones, opositores de Cherestal, confirmaron que recibieron arroz de la Fundación para la Democracia, de Aristide, para distribuir entre miembros del partido.

El líder de una organización de agricultores de subsistencia opinó que el parlamento debería clausurarse y el edificio convertirse en un depósito de arroz.

«Los legisladores se han transformado en vendedores de arroz», acusó Charles Suffrad, líder del grupo de agricultores Koze Pep y hombre de confianza del ex presidente Réné Préval (1998-2001).

«Ellos están contra los intereses del pequeño agricultor. Están más interesados en hacerse ricos y destruir la producción arrocera doméstica mediante la importación de arroz», agregó.

Cada legislador recibe salario y viáticos por más de 5.000 dólares, tiene derecho al uso de dos vehículos oficiales y a un servicio personal de seguridad.

Sin embargo, el ausentismo es muy grande en las sesiones parlamentarias. Hace dos años, la oposición de aquel entonces y mayoría de la actualidad acusó a sus predecesores de practicar «la política de la silla vacía». (FIN/IPS/tra-en/imc/aa/mlm/ip/02

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