DESARROLLO: Sólo un latinoamericano en club de los más pobres

Haití es el único país de América Latina y el Caribe convocado como protagonista a la Tercera Conferencia de Naciones Unidas de Alto Nivel sobre los Países Menos Adelantados, eufemismo que identifica a 49 estados asolados por el hambre y la pobreza y marginados de la inversión internacional.

En esta tercera reunión, a realizarse en Bruselas entre los días 14 y 20, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, en especial, los países industrializados, gobiernos e instituciones donantes y un foro de organizaciones no gubernamentales buscarán ecuaciones adecuadas para promover el desarrollo de este «cuarto mundo».

El argelino Frantz Fanon, en su antológico libro anticolonialista de 1961, llamó a estos países «Los condenados de la Tierra».

También el novelista colombiano Gabriel García Márquez, en la ceremonia en que recibió el premio Nobel de Literatura 1982, pidió para ellos «una segunda oportunidad sobre la Tierra», parafraseando el final de su novela «Cien Años de Soledad».

Sin embargo, en el umbral del nuevo milenio siguen siendo condenados y permanecen a la espera de oportunidades que nunca llegan o se diluyen entre modernizadas expresiones políticas, económicas y tecnológicas.

Se los cataloga de ejemplos de ingobernabilidad, con altos factores de riesgo para los inversionistas y se los remite a los extramuros de la brecha digital.

Varios países de América Latina y el Caribe pueden reunir esos poco envidiables requisitos, pero según los cánones establecidos por la ONU sólo Haití aparece en la nómina de los 49 PMA (países menos adelantados), 34 de los cuales son de Africa subsahariana y el resto de Asia central y del Pacífico sudoriental.

La lista, en orden alfabético, comienza con Afganistán, Angola, Bangladesh, Benin, Bután, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Cambodia, Chad, Comores, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Haití, Islas Salomón, Kiribati, Laos, Lesoto, Liberia, Madagascar y Malawi.

A continuación están Maldivas, Mali, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Nepal, Niger, República Centroafricana, República Democrática del Congo (ex Zaire), Ruanda, Samoa, Sao Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Somalía, Sudán, Tanzania, Togo, Tuvalu, Uganda, Vanuatu, Yemen y Zambia.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), creada en 1964, fue la primera entidad que advirtió las diferencias al interior de los llamados países en desarrollo.

Eso abrió paso a conceptos como menor desarrollo relativo, mientras en el lenguaje no oficial se barajaban diversas categorías de dependencia y subdesarrollo.

El Comité de Planificación y Desarrollo de la Unctad entregó en 1971 los primeros criterios para ser un PMA.

Así, para integrar el grupo el país debía tener entonces un producto interno bruto (PIB) por habitante igual o inferior a 100 dólares, según cotización de 1968, una participación del sector manufacturero en el PIB inferior a 10 por ciento y una tasa de alfabetización de adultos igual o menor a 20 por ciento.

Entre el 1 y el 14 de septiembre de 1981 se realizó en París la Primera Conferencia de las Naciones Unidas de Alto Nivel sobre los PMA. La capital francesa fue sede también, del 3 al 14 de septiembre de 1990, de la segunda conferencia, en la cual participaron 150 gobiernos.

Botswana es el único país que, en el marco de la permanente actualización de criterios, fue excluido de la lista de los PMA en 1994.

Mientras, Senegal aparece ahora como el único candidato a abandonar este grupo ante la nueva modificación de condiciones, que señala un PIB por habitante igual o inferior a 900 dólares.

En todo caso, no basta con alcanzar esa meta del producto, si no se registran avances en los otros criterios acerca de industrialización, menor analfabetismo y avances en salud y seguridad alimentaria.

El secretario general de la Unctad, Rubens Ricúpero, en su informe para la reunión de Bruselas, advierte que el actual ritmo de crecimiento de los 43 PMA que tienen un producto por habitante menor a 900 dólares, sólo uno lograría ese umbral antes de fines de 2015 y únicamente otros ocho lo alcanzarían en los próximos 50 años.

La población sumada de los 49 países del «club de los más pobres» es de 614 millones de personas, superando 10 por ciento de los habitantes del mundo, con un perfil demográfico en que se combinan las más altas tasas de fecundidad con las mayores de mortalidad infantil.

Según UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), uno de cada seis nacidos en los PMA fallece sin alcanzar a cumplir un año.

La cobertura de inmunización (vacunas) en eso países es de 58 por ciento como promedio. La terapia de rehidratación oral, para evitar muertes infantiles por diarrea, llega sólo a 50 por ciento de los niños, y apenas 51 por ciento de los habitantes consume sal yodada, preventiva contra el bocio y el cretinismo.

Las cifras de Unicef indican, además, que el acceso a agua potable cubre 61 por ciento de los hogares de los PMA y que sólo 28 por ciento de los nacimientos es atendido por personal capacitado de salud.

Haití, con una población de 7,4 millones en 1997, tenía ese año un PIB por habitante de 380 dólares, una expectativa de vida de 53 años para las mujeres y 56 años para los hombres y una mortalidad infantil de 92 por cada mil nacidos, mientras la tasa de alfabetización de adultos era de 48 por ciento en los hombres y 42 por ciento en las mujeres.

Sólo 50 por ciento de la población urbana de Haití tiene acceso a agua potable, mientras que en el medio rural llega a 28 por ciento.

Haití es también un fiel exponente en términos económicos de la marginalidad de los PMA, con un aporte de 19,7 por ciento al PIB de la industria manufacturera, en la cual predominan la modalidad de la maquila (armado o confecciones con insumos importados en zonas francas industriales).

Pero uno de los mayores factores de rezago para Haití, al igual que para los otros 48 PMA, está en la falta de inversiones externas.

Como se sabe, el grueso de la inversión extranjera directa se hace entre países industrializados, que por este concepto movieron en 2000 capitales por 900.000 millones de dólares. Al mundo en desarrollo fluyeron 190.000 millones de dólares, 70 por ciento de los cuales se concentró en China, incluyendo a Hong Kong.

Los 74.000 millones de dólares que llegaron en inversiones a América Latina se concentraron en Brasil, México, Argentina y Chile, principalmente. Haití ni siquiera figura en los cuadros estadísticos del informe mundial de inversiones de la Unctad.

En 1997, la inversión extranjera directa en Haití fue de sólo 280 millones de dólares en términos netos, mientras los recursos procedentes de la ayuda oficial al desarrollo llegaron ese mismo año a 118,6 millones.

En su conjunto, los PMA recibieron en 1998 menos de cuatro por ciento del total de flujos de capital a largo plazo para el mundo en desarrollo, advierte la Unctad, que ve en este aspecto una de las mayores trabas para disminuir este poco envidiable «club de los más pobres».

Este asunto, así como la ampliación de la ayuda directa al desarrollo estará en la agenda de la cita en Bruselas, que dedicará también una parte sustantiva de sus deliberaciones a planes para que los PMA accedan a la conexión a Internet y a la llamada nueva economía, mediante las tecnologías de telefonía móvil o sin cables, de menor costo. (FIN/IPS/ggr/dm/dv/01

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