La economía de Brasil retrocedió 0,18 por ciento en el tercer trimestre, pero se prevé que crezca 0,5 por ciento al cabo de este a~ño, según datos oficiales difundidos hoy.
El resultado esperado es sorprendente porque la depreciación del real, la moneda nacional, iniciada en enero originó previsiones generalizadas de una caída del producto de cerca de cuatro por ciento para este año, incluso en medios oficiales.
Entre enero y septiembre, el producto interno bruto (PIB) aumentó solo 0,02 por ciento. El crecimiento de 6,1 por ciento del sector agrícola fue neutralizado por una caída de 3,03 por ciento de la industria.
Pero habrá un avance en el último trimestre, porque ese mismo periodo del año pasado fue de baja producción debido al impacto inicial de las turbulencias financieras, con la crisis rusa sumándose a la asiática a partir de agosto.
La ligera caída del trimestre pasado fue atribuida a una interrupción del buen desempeño agrícola.
Pero una pequeña recuperación del sector industrial asegurará el crecimiento anual de 0,5 por ciento, pronosticó Roberto Olinto Ramos, jefe del Departamento de Cuentas Nacionales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
Para eso se cuenta con que la industria de transformación caiga sólo 1,8 por ciento y con que el sector agropecuario confirme un crecimiento de seis por ciento respecto del año pasado.
El crecimiento del PIB en el 2000 será de cuatro por ciento, resultado que se repetirá en los dos años siguientes, afirmó el ministro de Hacienda, Pedro Malán.
No será difícil alcanzar tal resultado porque la base de comparación del año actual será baja, tras dos años de estancamiento económico, estimó Olinto Ramos. En 1998, el PIB creció solo 0,68 por ciento.
El gobierno brasileño trata de infundir optimismo en el mercado. La inflación sigue bajo control y dentro de las metas fijadas, de ocho por ciento para este año y de seis por ciento para el próximo, aseguró Malán.
Los precios, sin embargo, registraron alzas inesperadas en los últimos meses, amenazando superar el límite acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que tolera un margen de dos puntos porcentuales, permitiendo así un alza a 10 por ciento para este año.
Esa presión inflacionaria exigirá el mantenimiento de elevadas tasas de interés, limitando el crecimiento económico del próximo año, observó Roberto Teixeira da Costa, del Consejo Empresarial de América Latina.
La balanza comercial, con un déficit de unos 1.000 millones de dólares este año, pasará a un superávit de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares en 2000, sostuvo Malán, pese a que los pronósticos de este año tuvieron errores al respecto.
La depreciación del real, que se acercó a 40 por ciento en varios momentos tras la adopción del sistema de cambio flotante en enero, no logró incrementar las exportaciones brasileñas.
Los acuerdos firmados con el FMI llegaron a prever, luego de la medida cambiaria, un superávit comercial de 10.800 millones de dólares en 1999, expectativa que se fue reduciendo hasta llegar al déficit de 1.000 millones de dólares, aun optimista considerando el acumulado de 921 millones hasta octubre.
De todas formas, el optimismo en relación a la economía brasileña volvió en las últimas semanas. Las bolsas registraron fuertes alzas, con el regreso de inversionistas extranjeros, y recuperaron el nivel anterior a las crisis del año pasado.
La confianza del mercado internacional se comprobó con el éxito de los bonos en euros colocados este viernes por Brasil a un total de 600 millones de dólares, con intereses inferiores a los obtenidos por Argentina, declaró Winston Fritsch, presidente del Dresdner Bank Brasil, que coordinó la operación. (FIN/IPS/mo/mj/if/99
