La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se culpó por no utilizar la fuerza para impedir en 1995 la masacre de miles de civiles bosnios en Srebrenica, ciudad de Bosnia-Herzegovina que estaba sitiada por los serbios.
"Debido a errores, juicios erróneos y la incapacidad de reconocer el alcance del mal que teníamos por delante no hicimos nuestra parte para salvar a la gente de Srebrenica de la campaña serbia de asesinatos masivos", reconoció un informe del secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien entonces estaba a cargo de todas las operaciones pacificadoras del foro mundial.
"Soy plenamente consciente del mandato confiado a la ONU y dolorosamente consciente de las fallas de la Organización en la implementación de ese mandato", dijo Annan en el informe.
Este documenta los acontecimientos anteriores y posteriores a la matanza de hasta 7.000 hombres y niños musulmanes en el "refugio seguro" de Srebrenica y concluye que los ataques aéreos y la fuerza de combate deberían haberse utilizado mucho antes en Bosnia-Herzegovina.
"La lección más importante que dejó Srebrenica es que el intento deliberado y sistemático de aterrorizar, expulsar o asesinar a todo un pueblo debe ser detenido definitivamente por todos los medios necesarios", señaló Annan.
El documento de 155 páginas atribuye la responsabilidad de la tragedia a múltiples actores: el entonces secretario general Boutros Boutros Ghali, su representante especial Yasushi Akashi, la secretaría de la ONU, el Consejo de Seguridad y los estados miembros del foro mundial.
Establece que los líderes serbios de Bosnia detrás de la masacre, el presidente Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic, ambos procesados por crímenes de guerra, tienen "la responsabilidad primaria y más directa" por las masacres.
El Consejo de Seguridad estableció seis "áreas seguras" en Bosnia en abril de 1993 y declaró que deberían ser desarmadas y no podrían ser atacadas, quedando bajo la custodia de la Fuerza de Protección de la ONU (Unprofor).
El mes siguiente, Unprofor recogió las armas de los musulmanes bosnios en la ciudad, pero las fuerzas serbias ignoraron las órdenes de retirarse de las posiciones en los alrededores de Srebrenica.
El 6 de julio de 1995, los serbios comenzaron un ataque al enclave que terminó cinco días después con la ocupación serbia de la ciudad. En pocos días, 7.000 hombres y niños fueron separados de la población general. Las ejecuciones masivas comenzaron el 14 de julio.
El embajador Muhamed Sacirbey de Bosnia-Herzegovina dijo que el informe era "bastante completo" y que era "una buena manera de aprender lecciones para el futuro, y en cierta forma un mapa evidente de lo que se debe y no se debe hacer".
A su juicio, la culpa recae primero en "aquellos en la cadena de mando que tuvieron la oportunidad de tomar medidas… pero que evitaron los pasos que podrían confrontar a Mladic".
Sacirbey se refirió especialmente a Akashi y al comandante general de Unprofor Bernard Janvier.
"La lección más importante es que la burocracia, la cautela y la lentitud no son muy buenas respuestas a un ejército decidido a cometer asesinatos y genocidio", dijo Sacirbey.
El informe recuerda las fatídicas decisiones tomadas por funcionarios de la ONU y otros, entre ellas el no ordenar ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para defender la ciudad y el bajo número de soldados desplegados para defender Srebrenica y otras "áreas seguras".
También menciona la negativa del batallón holandés estacionado en la ciudad a responder al fuego serbio y la negativa a permitir a los residentes musulmanes de Bosnia recuperar sus armas y defender Srebrenica una vez que los serbios marchaban por la ciudad.
La no utilización de fuerzas aéreas contra los serbios fue durante mucho tiempo una crítica clave al desempeño de la ONU en Srebrenica.
El comandante holandés solicitó en varias ocasiones el apoyo aéreo de la OTAN, pero sus solicitudes fueron rechazadas por Boutros Ghali, sus asesores (incluso Annan), el representante especial y el comandante de Unprofor porque sentían que el despliegue de la fuerza no estaba en el mandato del Consejo de Seguridad y temían las represalias de los serbios contra los pacificadores.
A pesar de que la ONU era "plenamente consciente de que la amenaza de los ataques aéreos de la OTAN era todo lo que teníamos a nuestra disposición para responder a un ataque a las zonas seguras", los pedidos de ataques aéreos nunca fueron enviados a la alianza militar, reconoció Annan.
El informe señala que el batallón holandés de 150 integrantes estaba "ligeramente armado y en posiciones indefendibles" y se enfrentaba a 2.000 serbios armados con tanques y artillería.
"No es posible decir con certeza que acciones más fuertes por parte de los holandeses hubieran salvado vidas. Es incluso posible que esos esfuerzos hubieran hecho más daño que bien", señala el informe.
El estudio califica de "especialmente mal aconsejada" la decisión de negar a los bosnios la recuperación de sus armas entregadas en 1993. El informe cita a un comandante que dijo "era nuestra responsabilidad defender el enclave, no la suya".
"No deberíamos haber tratado a todas las partes como igualmente inocentes o culpables", dijo un alto oficial de la ONU al reflexionar sobre los intentos de neutralidad del foro mundial.
"No veo que (el informe) responsabilice a alguien. Es objetable que la responsabilidad se atribuya a un conjunto de circunstancias. No todo fue accidental, algunas cosas fueron resultado de políticas específicas", criticó Joanna Waschler, representante ante la ONU de Human Rights Watch, la principal organización de derechos humanos de Estados Unidos.
El informe, solicitado hace un año por la Asamblea General de la ONU, se basó en 100 entrevistas y archivos confidenciales del foro mundial.
Sólo se encontraron unos 2.200 cuerpos desde la masacre, pero según la Cruz Roja Internacional, unas 7.300 personas desaparecieron en Srebrenica. (FIN/IPS/tra-en/jw/mk/at/aq/ip-hd/99
