Rafael Alberti, el poeta que murió este jueves en El Puerto de Santa María, donde había nacido hace 96 años, "ocupa un lugar cenital en la literatura española más rotunda y universal".
Así lo afirmó Fernando Rodríguez Lafuente, director del Instituto Cervantes, de España, para quien "su poesía, que expresa ideas y recrea imágenes, es una pura transparencia del idioma, es la clara línea de la palabra que vuela, es una poesía de múltiples acentos".
En su opinión, Alberti "supo aunar las dos líneas vertebrales de la poesía del siglo XX: el riesgo y la rebeldía de las vanguardias y el entronque con la inspiración clásica, popular y tradicional".
"Ha llenado un siglo, y un siglo desastroso, que ha permitido a cada persona ver sus esperanzas y la muerte de sus esperanzas", escribió por su parte Eduardo Haro Tecglen.
Con él "se despide la generación del 27", dijo el escritor Francisco Umbral, "una generación singular por su densidad, por su longevidad y por el tono y el acento diferentes que trajeron a la vida española".
Entre los miembros de esta generación se cuentan figuras de la magnitud de Federico García Lorca, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén o Dámaso Alonso. Y se vinculan con ellos, en la época de la Residencia de Estudiantes de Madrid, el pintor Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel.
Aunque Alberti se inicia, como su amigo García Lorca, en el costumbrismo andaluz, en "un costumbrismo estilizado hasta la poesía pura", Umbral asegura que "no se quedaría en ningún tipo de localismo".
Es "el poeta más cosmopolita de su generación, el poeta de la Historia, el más 'vivido', el más viajado", por lo que "su destino de asemeja más al de su amigo y correligionario Pablo Neruda", comunista como él, "que al de los otros hombres del 27, de vida más bien burguesa y estudiosa, incluso en el exilio".
Alberti, que debió exiliarse al término de la guerra civil en 1939, a su regresó a España en 1977 fue elegido diputado por el Partido Comunista.
El poeta vivió gran parte de su exilio en Italia y en Argentina. Esta época de su vida se refleja en los títulos de algunos de sus libros, como "Buenos Aires en tinta china" (1951) o "Baladas y canciones del Paraná" (1953).
De esa época también es "La Gallarda", una casa que hizo especialmente para él en el balneario uruguayo de Punta del Este el arquitecto catalán Antoni Bonet en 1945, y la que aún conserva en el fondo la pequeña habitación en la que el poeta se encerraba a escribir. En 1961 publicó "Poemas de Punta del Este".
Pintor antes de publicar sus poemas, Alberti comenzó a "Pintar la poesía / con el pincel de la pintura", durante un reposo obligado en las sierras de Guadarrama.
Entre sus obras de teatro se cuentan "La lozana andaluza", "Teatro de agitación política 1933-1939" y "Noche de guerra en el Museo del Prado", en la que cuenta la operación de protección de los cuadros de esa casa, que él mismo organizó durante la República.
Pintor, poeta, dramaturgo y militante político, Alberti recibió muchos premios en su vida. Con "Marinero en tierra" obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1925, en 1981 recibió el Premio Nacional de Teatro y en 1983 el Premio Cervantes, el más importante en lengua castellana.
Y "aunque se vaya sin el Nobel, se puede ir bien sin él por la vida cuando se es ya Rafael Alberti, que está por encima de todo", aseguró Haro Tecglen. (FIN/IPS/ag/cr/99
