ARMENIA: Tiroteo en Parlamento pone a prueba estabilidad regional

El tiroteo en el Parlamento de Armenia que costó la vida al primer ministro y a ocho dirigentes más el miércoles decimó a la elite política del país y podría dañar las negociaciones de paz con el vecino Azerbaiján y desestabilizar el frágil equilibrio político en el ex estado soviético.

Los atacantes se rindieron este jueves al presidente armenio Robert Kocharian, luego de que algunos de sus reclamos fueron atendidos, como la publicación de un manifiesto político y de la garantía de que recibirán un juicio justo.

El ataque mató al primer ministro Vazgen Sarkisian, al presidente y vicepresidente del Parlamento, Karen Demirchian y Yury Bakhshian respectivamente, al ministro de Energía Leonard Petrosian, al alto funcionario de Economía Mijaíl Kotanian y a cuatro diputados.

Los hombres armados controlaron el edificio durante 18 horas antes de liberar a unos 50 rehenes y rendirse a las autoridades este jueves.

"Debemos combatir el terrorismo hasta el final", declaró el primer ministro ruso Vladimir Putin tras el copamiento del Parlamento en Yereván. Eso demuestra que la ofensiva militar de Rusia en la rebelde república de Chechenia está totalmente justificada, aseguró.

El ataque del miércoles tuvo su raíz en los conflictos étnicos en la región del Cáucaso, opinó el ministro ruso Ramazan Abdulatipov.

Como gesto de apoyo, Moscú envió a Yereván a la reconocida unidad Alfa de su fuerza especial antiterrorista. El cuerpo de elite fue el que invadió el palacio presidencial afgano en diciembre de 1979 y permitió el comienzo de la invasión soviética en Afganistán.

Los medios de comunicación armenios especularon que el ataque, que oficialmente se presume es una acción aislada, podría ser la obra de ultranacionalistas que exigen una postura más radical en la disputa con Azerbaiján por el enclave armenio de Nagorno Karabaj.

Sólo horas antes del ataque, el subsecretario de Estado estadounidense Strobe Talbott mantuvo intensas negociaciones para llegar a un acuerdo al respecto con Kocharian y Sarkisian.

Talbott había llegado a Yereván desde la capital de Azerbaiján y luego partió para Turquía.

La crisis política desencadenada en Armenia implica una grave complicación para Rusia, que apoya las gestiones internacionales para poner fin al conflicto iniciado hace 10 años entre Armenia y Azerbaiján. Por otra parte, Moscú considera a Yereván como un socio estratégico.

En agosto de 1997, los presidentes de Armenia y Rusia firmaron un pacto estratégico de largo alcance. Un tratado de amistad y cooperación aseguraba la asistencia recíproca en caso de que alguno de los dos sufriera una amenaza militar.

El tratado entre Moscú y Yereván estipula que Rusia mantendrá guardias en las fronteras de Armenia con sus vecinos musulmanes de Azerbaiján, Irán y Turquía. De esa manera, Rusia, un tradicional aliado de Armenia, pudo desplegar 12.000 soldados en el país.

El tratado buscó profundizar la cooperación en el área política, económica, defensiva, científica y cultural, entre las dos antiguas repúblicas soviéticas de creencia predominantemente ortodoxa cristiana.

Los funcionarios armenios argumentaron que el tratado podría conducir a unas "relaciones de unión con Rusia". Pero ahora Armenia parece gravemente desestabilizada.

El estupor ganó al público armenio el miércoles cuando la televisión mostró imágenes del copamiento cuando los atacantes dispararon rifles AK-47 en la cámara legislativa mientras los legisladores se refugiaban debajo de sus escritorios.

Muy agitados, los hombres armados gritaban que se trataba de un golpe de Estado mientras ingresaban a la cámara, donde el gabinete armenio asistía a una sesión de preguntas y respuestas.

"Dejen de chuparnos la sangre", gritó el líder del grupo y ex periodista Nairi Unanian antes de descargar 31 balas sobre el primer ministro Sarkisian.

"La economía armenia está en ruinas y nosotros queremos restaurar los derechos del pueblo", habrían declarado los atacantes en el manifiesto publicado. Los mismos aseguraron que el primer ministro y otros funcionarios murieron en un enfrentamiento con guardias de seguridad.

Pero la televisión mostró cómo las víctimas eran prácticamente ejecutadas por la banda armada.

Unanian es un ex integrante del movimiento nacionalista Dashnak, prohibido por el gobierno. Dashnak aclaró que Unanian había sido expulsado del grupo y que este no podía ser responsabilizado por el ataque.

Paradójicamente, el presidente Kocharian y Sarkisian llegaron al poder el año pasado tras culpar a sus antecesores por su "derrotismo" con respecto de Nagorno Karabaj y por acceder a discutir el retorno del territorio a Azerbaiján.

Sarkisian, entonces ministro de Defensa, fue considerado clave para obligar al presidente Levon Ter Petrosyan a renunciar "voluntariamente" en febrero de 1998. La oposición culpaba al jefe de Estado de ceder a la presión de mediadores internacionales.

La paradoja es que Kocharian, quien dirigió a las fuerzas de Nagorno Karabaj en la guerra contra Azerbaiján, al parecer tuvo más éxito que sus antecesores ya que parecía inminente un acuerdo al respecto tras sus últimas reuniones con el presidente azerí Haydar Aliyev.

Nagorno Karabaj es un territorio montañoso situado en Azerbaiján pero habitado mayormente por población de origen armenio. Ha sido el centro de disputas entre los dos países desde 1988, cuando ambos formaban parte de la ex Unión Soviética.

Durante la guerra, que comenzó hace 10 años, separatistas de Nagorno Karabaj apoyados por Armenia expulsaron del enclave a las fuerzas del gobierno azerí y tomaron una parte del territorio de Azerbaiján.

El cese del fuego de 1994 terminó con la guerra que mató a 30.000 personas y expulsó de sus casas a un millón de azeríes. A pesar de la paz, la tensión no cesó y los tiroteos son habituales en zonas fronterizas.

Tras el ataque del miércoles, Kocharian, quien dirigió personalmente las negociaciones con los atacantes y la operación de seguridad, prometió fortalecer su poder.

Como el primer ministro es designado por el presidente, el asesinato de Sarkisian no obligará a celebrar elecciones.

Sarkisian y el presidente del Parlamento Demirchian, quien fuera líder del país durante gran parte de los años 70 y 80, habían forjado una alianza política llamada Unidad, que agrupa a nacionalistas radicales y ex comunistas, que ganó las elecciones legislativas de mayo. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/aq/ip/99

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