MEXICO: Aportan pruebas contra militares por masacre de Tlatelolco

La impunidad que por 31 años rodeó una matanza de cientos de estudiantes mexicanos pareció comenzar a desmoronarse con la publicación de un libro que aporta documentos probatorios de la participación en la masacre de un grupo de militares adscritos a la Presidencia.

A pesar de que el texto, "Parte de Guerra: Tlatelolco 1968", algunos de cuyos pasajes fueron difundidos este domingo y lunes, refrenda las sospechas y acusaciones que por décadas se hicieron contra los militares, este lunes uno de los principales acusados del crimen siguió negando todo.

"Yo no tuve nada que ver", dijo el general Luis Gutiérrez, jefe en 1968 del Estado Mayor Presidencial -cuerpo que habría planeado la matanza- luego de indicar que como militar retirado no puede hablar más sobre el tema.

La matanza del 2 de octubre de 1968, cuyos ecos aún acompañan la vida política del país, se produjo cuando se realizaba una masiva concentración de estudiantes en la plaza de Tlatelolco o las Tres Culturas, en la capital, para protestar contra el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-70).

Testigos y fuentes periodísticas de la época informaron que hubo entonces hasta 400 muertos, pero según cifras oficiales no superaron los 30.

Textos escritos por el secretario de Defensa de aquellos años, Marcelino García, publicados en el libro, indican que un grupo especial de francotiradores del Estado Mayor Presidencial vestidos de civil inició desde edificios cercanos la matanza contra los estudiantes que llenaban la plaza y contra los militares que los vigilaban desde lejos.

Los disparos de los francotiradores, que según el antiguo discurso oficial se dirigió únicamente contra policías y militares y provinó de terroristas infiltrados entre los estudiantes, habría tenido como intención provocar el caos y poner punto final a las protestas contra el gobierno.

Los documentos con las revelaciones de García, quien ya falleció, fueron obtenidos por el periodista Julio Sherer, a quien se considera uno de los padres del periodismo de investigación en México.

El nuevo libro comenzará a circular las próximas semanas.

Familiares de García avalaron la autenticidad de todos los documentos, mientras la actual secretaría de Defensa mantuvo el silencio.

Políticos de oposición, algunos de los cuales participaron en las protestas de 1968, dijeron estar satisfechos por las nuevas revelaciones y prometieron continuar investigando para probar que el Estado Mayor no actuó por su cuenta, como parecen insinuar los escritos de García sino que hubo orden directa del presidente.

El caso no está cerrado, se seguirá investigando para llegar hasta los culpables, a los autores intelectuales de la matanza, prometió el máximo dirigente del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Pablo Gómez, quien fue uno de los líderes del movimiento estudiantil de 1968.

Gómez y otros dirigentes políticos sostienen que la verdad completa sobre la matanza de Tlatelolco se conocerá cuando el gobierno permita revisar decenas de archivos secretos, que según las actuales autoridades no se pueden entregar ahora por disposiciones legales.

Para Salvador Martínez, otro ex dirigente estudiantil en 1968, el libro de Sherer deja en claro que "todos los funcionarios del gobierno de entonces, desde el presidente, fueron los cerdos responsables de la masacre del 2 de octubre".

"Todos deben ser enjuiciados y a la brevedad posible", demandó Martínez, también miembro del PRD.

Las crónicas del crimen, jamás avaldas por el gobierno ni las Fuerzas Armadas, indicaron que militares infiltrados en la concentración estudiantil abrieron, fuego lo que generó que otros soldados, que rodeaban la plaza, respondieran con ráfagas de ametralladora.

Los soldados limpiaron la plaza y recogieron cadáveres hasta la madrugada del 3 de octubre para borrar evidencias, según las acusaciones.

En tanto, en las cárceles de la capital mexicana decenas de estudiantes eran interrogados y otros buscados en el marco de una purga dirigida contra "comunistas y revoltosos".

Diez días después de la matanza, que marcaría a toda una generación, millones de mexicanos seguían por los medios de comunicación o asistían directamente a la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos, celebrados en esta capital.

Los historiadores afirman que el entonces presidente Gustavo Ordaz, del Partido Revolucionario Institucional, estaba convencido que que el movimiento estudiantil de 1968, que reclamana apertura política, era parte de una conspiración internacional en su contra que había que sofocar. (FIN/IPS/dc/dg/ip/99)

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