BRASIL: Madres adolescentes, cada día más precoces

La actividad sexual cada día más precoz provocó un alarmante aumento del número de madres adolescentes en Brasil, hasta el punto de que 0,4 por ciento de las jóvenes de 15 a 19 años ya fueron esterilizadas.

En los últimos años los congresos nacionales de pediatría y de ginecología estuvieron centrados en el tema del embarazo temprano.

Datos del Ministerio de Salud señalan que por lo menos uno por ciento de los partos se producen en niñas de 10 a 14 años, mientras un cuarto del total se registra en adolescentes de 15 a 19 años, 14,3 por ciento de las cuales ya tenía hijos o estaba embarazada en 1995.

La esterilización aparece como un medio anticonceptivo para las que ya tuvieron varios hijos, como consecuencia de abortos mal realizados o enfermedades venéreas no tratadas.

El fenómeno tiene que ver principalmente con la pobreza. Ya son madres 13,2 por ciento de estas adolescentes en familias con un ingreso inferior a un salario mínimo (107 dólares), destaca un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada, del Ministerio de Planificación.

Ese índice baja a 1,3 por ciento en la capa más rica, con un ingreso familiar superior a 1.070 los dólares.

El menor índice correspondió a la capa más rica del Sureste, la región mas industrializada y urbanizada del país, con 0,9 por ciento, destaca la investigación, efectuada en base al censo de 1991. Datos más recientes registrarían una acentuación de esta tendencia, prevé la autora del estudio, Ana Camarano.

En Sumaré, ciudad de más de 200.000 habitantes, a 130 kilómetros de Sao Paulo, los partos de adolescentes de entre 12 y 18 años se duplicaron entre 1996 y 1997, alcanzando un promedio de 44 al mes, o 22 por ciento de todos los realizados en el único Hospital-Maternidad local.

Las estadísticas sobre esa cuestión son muy probablemente inferiores a las reales, al no contemplar los casos que tuvieron lugar fuera de los hospitales oficiales, observó Camarano.

La principal causa del problema es la televisión, cada díi más cargada de erotismo en la disputa por audiencia, y la falta de información adecuada, opinó Luiza Cromack, especialista del tema en la Universidad Estatal de Rio de Janeiro.

Un estudio bajo su coordinación reveló que 20,5 por ciento de las niñas locales tuvieron su iniciación sexual entre 10 y 14 años.

En esa edad no se puede pretender que la información se convierta en disciplina rígida para evitar embarazos. Carla C., por ejemplo, tuvo su hijo en octubre, a los 15 años y seis meses de edad, con su compañero cuatro meses más joven.

"Usábamos preservativo, pero a veces nos descuidábamos", admitió la adolescente que, con su metro y medio de altura y un rostro suave, parece una niña. "Las personas se asustan cuando se dan cuenta que soy la madre de Pedro", comentó.

Hija de un empresario y una ingeniera, Carla vive con sus padres. Su compañero, perteneciente a una familia vecina en el barrio de clase media de la zona sur de Rio de Janeiro, la visita regularmente.

Carla no enfrenta problemas en la escuela privada, vinculada a la iglesia Metodista, que le permitió rendir las pruebas en su residencia para no perder el año en razón de su ausencia forzada de tres meses a causa del parto por cesárea.

Ahora, en el primer año de secundaria, dispone de una guardería para su hijo en la misma escuela y de permiso para dejar las clases en determinadas horas para amamantar al niño. "No hubo rechazo ni prejuicios por parte del colegio ni de los colegas", dijo aliviada.

Sus padres, católicos, decidieron no recurrir al aborto, una práctica común que hace caer drásticamente las estadísticas de embarazo precoz en las capas medias y ricas. Tuvieron que renunciar al sueño de enviar a su hija a Estados Unidos, en un programa de intercambio para "ampliar su visión del mundo".

Carla tardó en admitir su embarazo. "Tuve un poco de temor en informar a mis padres", confesó. Pero éstos recibieron bien a su nieto, y, pese al "choque" inicial, hoy se dicen "felices" y comparten la atención del bebé.

Esta ausencia de traumas graves, sin embargo, es excepcional. El 80 por ciento de las adolescentes embarazadas abandonan y nunca vuelven a la escuela, comprobó una investigación realizada en Porto Alegre, al sur de Brasil, donde la población marginada es menor que en otras grandes ciudades del país.

En las capas más pobres los partos precoces son un factor de mayor empobrecimiento y abandono, y de conflictos familiares. Una gran parte de los embarazos en adolescentes se debe a violaciones.

El caso de una niña de once años, divulgado por la prensa en diciembre, adquirió gran repercusión.

Un juez de su ciudad, Sapucaia, a 200 kilómetros de Rio de Janeiro, autorizó el aborto, a solicitud de los padres de la niña, embarazada tras haber sido violada por un camepsino.

Pero un médico convenció a la familia de continuar con el embarazo. Grupos regligiosos y la Diócesis católica de Rio contribuyeron a esa decisión, ofreciendo a la niña toda la ayuda necesaria a un parto seguro . (FIN/IPS/mo/dg/pr-he-hd/98

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