Ex soldados del ejército indio han estado librando un nuevo tipo de batalla, la conservación del frágil ecosistema de las vertientes del Himalaya, afectado por la indiscriminada extracción de piedra caliza.
Tras casi una década de concienzudo trabajo, unos 200 ex soldados han logrado remediar el daño perpetrado a las laderas montañosas cerca de esta población turística, 275 kilómetros al noroeste de Nueva Delhi.
Sin embargo, "demandará otros 10 o 15 años poner las cosas como estuvieron originalmente", declaró el teniente coronel H.R. Ruhil, segundo comandante de la fuerza de tareas Eco. Ruhil es un oficial de infantería en servicio activo y representa al ejército indio, que ejerce el control administrativo de la fuerza.
La fuerza fué creada luego que la Corte Suprema de India ordenó el cese de las operaciones mineras en las faldas del Himalaya, en una serie de sentencias emitidas entre 1983 y 1988.
"Los antiguos guerreros han hecho un gran trabajo… y esto es bueno para nuestra ciudad", comentó el dueño de un comercio en Mussoorie.
Hay una polémica acerca del suceso de la fuerza de tareas. La ventosa carretera de montaña desde Dehra Dun, en la planicie, hasta Mussoorie, trepa por las laderas salpicadas con retoños de pinos y árboles Deodar, de los cuales casi tres millones fueron plantados en un área de 32 kilómetros cuadrados.
Una advertencia sobre el peligro de avalanchas 10 kilómetros antes de Mussoorie, no obstante, recuerda el problema creado por las canteras de piedra caliza en las colinas de Shivalik, al pie de la cadena himalaya.
Las laderas fueron devastadas por las canteras luego de ser desprovistas de árboles y metódicamente dinamitadas por contratistas, que transbordaban la piedra caliza a los camiones en el terreno llano. La piedra caliza es usada en las industrias del acero y el cemento.
La destrucción resultante provocó el colapso de enteras vertientes montañosas y afectó el equilibrio ecológico en las laderas, elevando la temperatura en una zona donde el mercurio se mantiene en 30 grados centígrados.
En 1983, una alarmante falta de agua en Dehra Dun causó el cierre temporal de conocidas escuelas residenciales y llevó a algunos grupos cívicos y organizaciones de voluntarios a presentar peticiones ante la Corte Suprema para abolir las canteras.
Expertos independientes avalaron que la crisis fue una directa consecuencia de la extracción de caliza, lo cual perturbó las napas arcillosas de agua y otras surgentes acuíferas, sobre todo en primavera.
Una comisión separada, nombrada por la Corte Suprema para estudiar el caso, fué todavía más lejos y advirtió que esos cauces fluviales alimentados en primavera actuaban como una fuente perenne de agua para el Yamuna, uno de los grandes ríos septentrionales de India y tributario del Ganges.
La desaparición de las surgentes significó una merma en las aguas del Yamuna, una de las principales fuentes acuíferas para la capital india y el estado vecino de Haryana.
El proyecto de hacer reverdecer las laderas ha sido financiado por el Ministerio del Ambiente, que tambien proveyó los sueldos, alojamiento y medios para la fuerza de tareas por un total de 380.000 dólares anuales.
Con precisión militar, la fuerza de tareas ha puesto en marcha un plan de reforestación realizado por funcionarios del Departamento de Bosques para lograr que la vegetación crezca en un lugar donde la tierra fértil había sido barrida.
No ha sido fácil. "La tarea fué dura y a veces peligrosa porque trabajábamos con escaleras sobre laderas que en muchos lugares eran perpendiculares además de inestables", comentó un miembro de la fuerza de tareas.
Al principio, se sembró pasto y arbustos para fijar la tierra. Posteriormente, se plantaron retoños de pinos y Deodar, y se aisló el área con alambradas para mantener alejados al ganado y los aldeanos que rastrean las laderas para obtener forraje y leña.
La presencia de ex militares en uniformes sirvió para desalentar a los contratistas en caso que hubieran tenido idea de seguir operando las canteras ilegalmente. A raíz de la sentencia de la Corte Suprema, las canteras debieron cerrar por etapas. La última cesó de funcionar en enero último.
La plantación de árboles tuvo lugar todos los años desde 1985 hasta 1993, antes que se produjeran las lluvias monzónicas. Todos los retoños que no crecieron fueron reemplazados al año siguiente.
"De ese modo aseguramos un 70 por ciento de índice de supervivencia… mucho más alto que el logrado por el Departamento de Bosques, por ejemplo", declaró Ruhil.
Ese no fué el único proyecto de forestación realizado por el ejército, que creó su primera fuerza de tareas para proteger el ambiente en 1982. Hay proyectos similares en el estado oriental de Bihar y las áridas quebradas de Chambal, en el centro de India.
Los funcionarios a cargo afirmaron que sus proyectos resultaron más exitosos que los realizados por el Departamento de Bosques, abrumado por una tarea inconmensurable.
Sin embargo, los esfuerzos más eficaces fueron aquellos desplegados por los aldeanos indios, que tienen una parte de los beneficios de reforestación en las plantaciones cercanas a sus casas. (FIN/IPS/tra-en/dv/an/ego/en).
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