MEXICO: Miseria se extiende y riqueza se concentra

Mientras el gobierno de México promete escenarios de recuperación económica y estudia un proyecto para credencializar a los pobres, la miseria se extiende y la riqueza se concentra.

Con un mapa demográfico de 91 millones de habitantes, México tiene hoy 54,4 millones de habitantes en la pobreza y 10 en la miseria casi absoluta.

En el mapa de las desigualdades, México alcanzó junto a Brasil y Chile el liderazgo de los países con mayor concentración en los ingresos, indica el último Informe sobre el Desarrollo publicado por el Banco Mundial.

"Una nación que trata de una manera tan dura e insensible a sus clases más desprotegidas como México, no puede esperar un buen futuro", opinó el historiador y analista Lorenzo Meyer.

Hace una década, 10 por ciento de los mexicanos con mayores ingresos poseía 34 por ciento de la riqueza nacional. Hoy, ese sector concentra 41 por ciento de los ingresos del país, indica un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI), difundido este mes.

En contraste, el 20 por ciento de los hogares más pobres, que hace 10 años contaba con el 4,8 por ciento de los ingresos disponibles, ahora apenas percibe el 3,2 por ciento, indican las cifras oficiales.

La creciente brecha entre ricos y pobres demuestra el fracaso de las políticas económicas y exige urgentes cambios estructurales, sostuvo Meyer.

El gobierno del presidente Ernesto Zedillo, que como sus antecesores dice estar cimentando bases para superar la pobreza y lograr el desarrollo, sostiene que el modelo económico de apertura y libre competencia debe ser mantenido.

En esa línea, diseñó un polémico proyecto para apuntalar el libre mercado, eliminando tanto los subsidios como la entrega de alimentos a zonas marginales, a cambio de credencializar a los más pobres con tarjetas informatizadas de consumo básico.

La idea, que despertó severas críticas de la oposición, consiste en entregar a los jefes de unas seis millones de familias tarjetas con las que podrán comprar a menores precios y recibir apoyos especiales en materia de educación y salud.

Se trata de un documento para "surcar las tormentas del neoliberalismo", ironizaron los analistas.

Con la tarjeta, que contaría con una banda magnética y un "chip" de memoria, el gobierno pretende llevar un control para definir nuevas políticas sociales, ajustar apoyos y regular la entrega de asistencia médica y educativa.

"Quieren estigmatizarnos, nos quieren entregar una tarjeta de hambre para mantenernos en el límite de la pobreza", opinó Carlos Rodríguez, vendedor de diarios y revistas en la capital mexicana.

Según el diputado opositor Víctor Quintana, la tarjeta para los pobres, que posiblemente comience a circular en agosto, forma parte de una estrategia neoliberal que desde 1983 se refleja en la eliminación de los subsidios a los productores del campo y en el control político sobre los pobres.

El gobierno, que promete un escenario de recuperación económica y progresiva disminución de la pobreza al terminar su mandato en el 2000, sostiene que la tarjeta elminará las distorsiones de los actuales programas de asistencia social.

En México hay 40 millones de personas afectadas por la desnutrición, siete millones con infecciones respiratorias, dos con enfermedades diarreicas y 10 millones sin acceso regular a los servicios de salud pública y privada.

A estas "patologías" de la pobreza, como las llaman los analistas, se agregan 20 millones de jóvenes y adultos que no han logrado terminar la educación primaria, miles de niños que viven y trabajan en la calle y cientos de indigentes que subsisten a base de limosnas.

Hay evidencias "de que el sistema está agotado, por lo que urge completar una transición del sistema político y económico para evitar que sigamos cayendo en crisis recurrentes y aumente la pobreza", dijo el presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Claudio González.

Una encuesta realizada por el Instituto Federal Electoral indica que 88 por ciento de la población cree que la situación económica del país -considerada peor que la del año pasado- debe cambiar pero "poco a poco", 14 "muy rápido" y 0,3 por ciento opina que la situación debe mantenerse. (FIN/IPS/dc/dm/if/96)

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