AMBIENTE-MÉXICO: La simulación como política

A pesar de ser el segundo mayor emisor de gases contaminantes en América Latina y el Caribe detrás de Brasil y sede de la reunión mundial ambiental en 2010, México llega prácticamente con las manos vacías a la Cumbre de Copenhague.

En esa conferencia, que se efectuará en la capital dinamarquesa del 7 al 18 de diciembre, el gobierno mexicano presentará su Programa Especial de Cambio Climático, un estudio sobre la economía enmarcada en ese problema y la Cuarta Comunicación Nacional sobre el mismo fenómeno, un informe sobre el estado del ambiente en el país que es la única novedad en cartera.

"México ha sido un buen demagogo. Si bien se ha colocado como un actor activo internacionalmente, no ha sido consistente ni consecuente con sus políticas nacionales", criticó ante IPS Sandra Guzmán, coordinadora de Asuntos Internacionales del Programa de Aire y Energía del no gubernamental Centro Mexicano para el Derecho Ambiental (Cemda).

Esta organización no gubernamental será de las pocas de este país que asistirá al llamado Klimaforum, la cumbre de la sociedad civil paralela a la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

"El gobierno mexicano se alinea con ideas bastante pobres, como un mayor impulso al Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), es una costumbre fingir que sí es muy grave el cambio climático", pero sin tomar medidas de fondo, señaló a IPS Miguel Valencia, coordinador de la Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y quien también dirá presente en Dinamarca.

El MDL está establecido en el Protocolo de Kyoto, el acuerdo internacional que rige desde 2005 para disminuir las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre, considerados como los responsables del recalentamiento del planeta.

Mediante esta herramienta, una empresa demuestra que su proyecto captura esos gases, lo registra ante el MDL y puede vender los llamados bonos de carbono a los países que están obligados a recortar sus emisiones, agrupados en el Anexo I del Protocolo de Kyoto.

El Protocolo obliga a los 37 países industrializados que lo ratificaron a reducir sus emisiones en al menos 5,2 por ciento para 2012, respecto de los niveles de 1990. Aunque la esperanza es que la cumbre de Copenhague desemboque en un nuevo tratado, no se descarta que ese instrumento sea suscrito en la conferencia ambiental de 16 de diciembre de 2010 en México.

En la Cuarta Comunicación Nacional, esta nación norteamericana expondrá el estado del ambiente y actualizará el nivel de sus emisiones contaminantes.

México lanza anualmente a la atmósfera unos 715 millones de toneladas de CO2, en su mayoría procedentes del consumo de energía, la industria y por la deforestación.

En la rama forestal, ese informe expone el caso de 16 especies que crecen en zonas templadas, semitropicales y áridas de la nación norteamericana.

"Se puede observar en los resultados obtenidos que la mayoría de las especies forestales de las zonas templada y árida sufren disminuciones en su distribución potencial", concluye el documento.

La principal causa, prosigue el reporte, es el incremento de la temperatura en todo el territorio mexicano y la reducción de las lluvias en algunos o en casi todos los meses del año.

México es el único país en elaborar cuatro comunicaciones nacionales. La primera data de 1997 y trata de la relación entre los patrones de distribución de la vegetación y las condiciones ambientales. La segunda corresponde a 2001 y versa sobre las posibles medidas de mitigación ante el cambio climático.

La tercera comunicación fue presentada en 2006 en torno al impacto del cambio climático en México.

Este país cuenta con 140 millones de hectáreas de vegetación, equivalente a 73 por ciento de la superficie total de su territorio. Los matorrales, los bosques templados y las selvas tropicales abarcan la mayoría de esa distribución.

El texto subraya que la conversión de terrenos forestales en tierras par la agricultura itinerante y ganadería extensiva se mantiene como la causa principal del cambio de uso de suelo y la consecuente deforestación.

"Este fenómeno, junto con la degradación de los ecosistemas, afecta la disponibilidad y calidad de los recursos forestales, alteran el ciclo hidrológico, provocan la pérdida de hábitat, amenazan la existencia de especies animales y vegetales y la pérdida de oportunidades productivas para sus dueños", cita el informe.

México posee sólo 0,5 hectáreas de superficie arbolada por habitante en esta década, en tanto que la predicción para 2025 es de 0,3 hectáreas, por debajo de la media mundial. Sus autoridades se comprometieron a recortar cada año 50 millones de toneladas de CO2 hasta 2012, pero esa disminución sería insuficiente, según los ambientalistas.

El diplomático Luís de Alba encabezaría la delegación mexicana en Copenhague, aunque aún no se descarta el viaje del propio presidente, el conservador Felipe Calderón. De igual modo, no está confirmada la presencia de la secretaria (ministra) de Energía, Georgina Kessel, a pesar de que el cambio climático es un asunto energético.

"México no ha ejercido una presión más continua, en el sentido de demandar a los países industrializados a reducir sus emisiones y transferir tecnología para combatir el cambio climático", apuntó Guzmán.

"Los ciudadanos son los únicos que pueden hacer algo respecto del cambio climático, pues los gobiernos están copados por los grandes intereses económicos. Todo apunta a que Copenhague será un fracaso", previó, por su parte, Valencia.

El Klimaforum acogerá a representantes de la sociedad civil de todo el mundo, en un encuentro que amaga con igualar los sucesos de la cumbre de 1999 de la Organización Mundial del Comercio en la noroccidental ciudad estadounidense de Seattle, que marcó el inicio del llamado movimiento antiglobalización.

"Percibo que existen fuerzas dentro de las organizaciones sociales que quieren hacer de Copenhague una gran demostración de fuerza de la sociedad civil", indicó Valencia.

Calderón ha dicho que no quiere escuchar de reducción obligatoria de emisiones, sino de financiamiento a los países del Sur para adaptarse al fenómeno climático.

De hecho, México insistirá en su propuesta de crear el Fondo Mundial contra el Cambio Climático de unos 140.000 millones de dólares, uno de los 11 planteamientos financieros que están sobre la mesa de las negociaciones.

Pero la iniciativa mexicana, presentada oficialmente en agosto de 2008, ha recibido más muestras de simpatía que cheques.

"En la cumbre, México no puede decir que disminuyó sus emisiones, pero es factible que lleguen a un máximo en 2012 y a partir de ahí las reduzca", indicó Guzmán.

Es que su territorio es uno de las más vulnerables al cambio climático, cuyos efectos económicos a largo plazo serían cuantiosos, como lo anticipa el informe La economía del cambio climático en el país, elaborado por el economista Luís Galindo, de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.

Ese reporte, comisionado por las secretarías de Hacienda y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, proyecta que el impacto económico podría representar anualmente 6,22 por ciento del producto interno bruto o unos 60.000 millones de dólares.

El estudio, el único de su tipo en América Latina, vaticina secuelas para el año 2100 en la agricultura, los recursos hídricos, los bosques, la biodiversidad, la vivienda, el turismo y la salud, sobre todo en las zonas más afectadas.

El análisis da cuenta que 25 de los 153 municipios costeros del país están expuestos a la mayor vulnerabilidad a huracanes y tormentas intensas.

En esos sitios viven más de cuatro millones de los 104 millones de mexicanos, e implican actividades agrícolas, pecuarias y turísticas superiores a los 4.000 millones de dólares.

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