Fósiles y biodiversidad, un vínculo obligado para América Latina

Zona boscosa en el estado de Oaxaca, en el sur de México. La estrategia nacional de protección de la biodivesidad desdeña la salida progresiva del consumo de combustibles fósiles, a pesar de su influencia en el surgimiento de sequías y el aumento de la temperatura en el país y que perjudican el patrimonio natural. Imagen: Emilio Godoy / IPS

MÉXICO – Los planes nacionales sobre biodiversidad de los países latinoamericanos deben abordar la urgencia del abandono progresivo de los combustibles fósiles, por su influencia en el surgimiento de sequías y aumento de la temperatura, fenómenos que llevan a la pérdida de ecosistemas.

Este conjunto de impactos ilustra las dificultades de la región latinoamericana para enfrentar la crisis climática, el menoscabo del capital natural y la contaminación, que se retroalimentan mutuamente, con vistas a la 16 Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), que acogerá la sureña ciudad colombiana de Cali desde el lunes 21 de octubre hasta el 1 de noviembre.

La cumbre de Cali, para la que el anfitrión, el gobierno de Colombia, escogió como lema: “Paz con la naturaleza”, debe arrojar las reglas para el monitoreo de las llamadas Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAP en inglés), acordadas hace dos años y que deben incluir las 23 metas de cada país para 2030.

También debe establecer el mecanismo para el reparto equitativo y justo de los beneficios de la explotación comercial de material genético descifrado mediante computadoras avanzadas y la representación digital de su estructura para obtener nuevas fórmulas y productos.

Y,además, debe revisar la situación de la aplicación de las metas de protección de los hábitats.

Para Tatiana Rodríguez, coordinadora general de la no gubernamental Censat-Río de Agua Viva, las NBSAP cumplen con los requisitos formales, pero sin abordar las emisiones contaminantes.

“Es bueno que se hable de biodiversidad en Cali y se asume de manera colectiva. Pero hay una desconexión entre las COP del clima y de la biodiversidad. No se toma niveles de emisiones ni se logran compromisos concretos para salir de los fósiles”, dijo a IPS desde Bogotá la responsable de la filial en Colombia de Amigos de la Tierra.

La activista subrayó que se habla de poner fin al extractivismo, pero en Colombia, como sucede en otros países, el problema “es estructural, porque reemplazamos unas cosas por otras”, en alusión a la sustitución de minería de carbón en el nororiental departamento de La Guajira por la instalación de parques eólicos sin consultas comunitarias adecuadas.

“Es bueno que se hable de biodiversidad en Cali y se asuma de manera colectiva. Pero hay una desconexión entre las COP del clima y de biodiversidad. No se toma niveles de emisiones ni se logran compromisos concretos para salir de los fósiles: Tatiana Rodríguez.

En ese sentido, el reporte Planeta Vivo 2024, del no gubernamental Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF) y difundido el 9 de octubre, enumera los impactos del consumo fósil sobre los ecosistemas y la salud humana, así como de la agricultura insostenible.

En diciembre de 2022, la COP15 del CDB, celebrada en la ciudad canadiense de Montreal, adoptó el Marco Mundial Kunming-Montreal sobre Diversidad Biológica, que consta de cuatro objetivos con 23 metas, que deben quedar reflejados en las estrategias nacionales, las NBSAP.

Además, el Marco Mundial incluye para 2030 la restauración completa o parcial de al menos 30 % de ecosistemas terrestres y marinos degradados, así como la reducción de hasta casi cero la pérdida de áreas de gran importancia biológica.

Uno de los resultados es la creación del Fondo del Marco Global para la Biodiversidad, manejado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y que contempla el financiamiento para biodiversidad con al menos 200 000 millones de dólares en 2030 de fuentes públicas y privadas.

Pero la nueva institución solo ha captado 5% de ese objetivo.

En los últimos años, han aumentado las voces que piden la vinculación de las agendas de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que ya alude a la salida de los fósiles, y el CDB.

De hecho, las Secretarías de la CMNUCC y del CDB emitieron una declaración conjunta en enero sobre la necesidad de abordar urgentemente el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo “de forma conjunta, coherente, sinérgica y holística, de acuerdo con los mejores conocimientos científicos disponibles”, sin lo cual no se alcanzarán las metas de ambas esferas.

Pero un estudio de dos investigadores de la canadiense Universidad de York  y de la Sociedad de Zoología de Londres, publicado en julio, concluyó en que los programas de trabajo de ambos instrumentos no abordan ambas crisis, lo que encierra riesgos para las personas y la naturaleza.

Debido a la sequía y el calor, los incendios en la Amazonia han proliferado este año, lo que perjudica a miles de especies animales y vegetales en ese bioma clave para el planeta. Imagen: Greenpeace

Falta mucho

En la región latinoamericana, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela figuran entre los 17 países más megadiversos del planeta. Pero solo México ha entregado su plan nacional sobre la protección de la biodiversidad y Colombia, ha aportado avances, según muestra el portal del CDB la semana prevía al inicio de la COP16.

Ello denota lentitud regional en establecer las NBSAP, dos años después de la adopción del Marco Mundial. Mientras, Brasil y Chile aún los elaboran. IPS escogió a estos dos países, junto con México y Colombia, como ejemplos de los pasos dados en la región con las estrategias nacionales que debían estar listas para esta cumbre.

En los casos de México y Colombia, dos países petroleros, no hay mención sobre el manejo de los fósiles para proteger su biodiversidad.

Brasil y México son los mayores contaminadores de América Latina y figuran ambos entre los 12 mayores emisores de dióxido de carbono del mundo, el gas generado por las actividades humanas y responsable del recalentamiento planetario.

“Es evidente que no podemos por un lado mantener la biodiversidad sin atacar el problema de la crisis climática, los fósiles. Pero es difícil que fósiles sean incluidos en la estrategia nacional”: Claudio Ángelo.

En México, cuya matriz energética depende de derivados del petróleo y donde el gobierno los fomenta en detrimento de alternativas menos contaminantes, hay más de 2600 especies en riesgo, situación negativa compartida con el resto de la región latinoamericana.

Desde 2022, este país ha perdido cerca de 4,89 millones de hectáreas de ecosistemas, equivalentes a la superficie de Costa Rica, según la representación mexicana del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

La cantidad de apoyos del mexicano Fondo Patrimonial de Biodiversidad, destinado a la conservación de ecosistemas forestales que albergan biodiversidad, venía en alza desde 2019, el año base establecido para las NBSAP, pero cayó este año después que la gubernamental Comisión Nacional Forestal no entregó financiamiento en 2023, y solo se concentra en tres estados.

La estrategia nacional provista por México al CDB consta de 48 metas sobre mecanismos de participación de pueblos indígenas, la prevención y el control de especies invasoras; la restauración de ecosistemas terrestres y marinos; ganadería y pesca sostenibles y deforestación cero, a alcanzar en 2030.

Aunque el país cuenta 232 áreas naturales protegidas sobre unos cuatro millones de hectáreas, la mayoría carece de planes de manejo actualizados y se desconoce su estado real de conservación.

El cuidado de la biodiversidad requiere de una serie de medidas destinadas a la reducción de la presión sobre los ecosistemas, para que éstos puedan regenerarse y adaptarse a nuevas condiciones ambientales. Infografía: UNAM

Corte destructivo

En Colombia, el anfitrión de la COP16, la deforestación retrocedió en la Amazonia en 2023, pero el flagelo aún lacera a la nación sudamericana.

El año pasado se situó en 79 256 hectáreas, para 36% menos que en 2022 y en la Amazonía bajó de 71 185 hectáreas a 44 274 hectáreas, según datos del Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono del gubernamental Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales.

Colombia ha suspendido nuevas licencias de exploración de petróleo y gas, pero  mantiene la extracción de carbón, y para 2030 podría perder 537 000 hectáreas de bosques y 820 000 de sabanas por el avance agrícola y ganadero, según el reporte de abril último Biodiversidad: umbrales de transformación, elaborado por el no gubernamental Instituto Humboldt.

El plan colombiano de acción en biodiversidad se centra en la restauración ecológica, la reconversión productiva a sistemas sostenibles y la conservación de áreas protegidas. Además, promete la regeneración de cinco millones de hectáreas y la colocación de un tercio del territorio nacional bajo conservación en 2030.

En Brasil, la deforestación ha disminuido, pero los ecosistemas, especialmente la Amazonia, del que el país tiene la mayor extensión, padecen de sequía e incendios forestales a lo largo de este año, mientras la nación mantiene sus planes de expansión de hidrocarburos.

Para Claudio Ángelo, coordinador de Comunicación y Política Internacional no gubernamental Observatorio del Clima de Brasil, algo positivo es que el gobierno actual del país considera un mismo asunto las agendas climática y de biodiversidad. Pero aún no se sabe si esto se trasladará a su NBSAP.

“El gobierno parece dispuesto a luchar contra estos dos problemas, pero la voluntad aún no es unánime. Los avances de biodiversidad no sirven de nada, por el tema del cambio climático. Es evidente que no podemos por un lado mantener la biodiversidad sin atacar el problema de la crisis climática, los fósiles. Pero es difícil que los fósiles sean incluidos en la estrategia nacional”, señaló a IPS desde Brasilia.

Uno de los aspectos a dilucidar en la estrategia brasileña gira en torno al enfoque de deforestación cero o deforestación ilegal cero en 2030, dos aproximaciones diferentes.

Chile no es la excepción, pues de sus 1546 especies bajo amenaza, 19 están extintas, 186 en peligro crítico, 445 en peligro y 330 vulnerables, lo que significa que seis de 10 variedades clasificadas están en situación delicada o han desaparecido.

La estrategia nacional 2017-2030, actualmente  en revisión, se basa en la institucionalidad, gestión y gobernanza; protección; restauración y uso sostenible de los recursos.


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Como en el resto de la región, la estrategia oficial de biodiversidad está apartada de la climática, aunque esto podría cambiar en el caso de Brasil.

“Tiene un retraso muy grande, no ha avanzado fuertemente en una agenda nacional de política pública. Lo que hace el gobierno no tiene que ver con la protección de la biodiversidad. No hay ninguna claridad sobre los sistemas únicos, como los humedales altos andinos, si van a ser protegidos o cómo”, resaltó para IPS Flavia Liberona, directora ejecutiva de la no gubernamental Fundación Terram, desde Santiago de Chile.

La cumbre sobre biodiversidad coincide también con la 11 Reunión de la Conferencia de las Partes del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad y la 5 Reunión de la Conferencia de las Partes del Protocolo de Nagoya sobre el Acceso a los Recursos Genéticos y la Distribución Justa y Equitativa de los Beneficios de su Utilización, componentes ambos del CBD que están vigente desde 1993 para sus 196 países partes.

ED: EG

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