Con o sin paz, Israel permanece acusado de genocidio y crímenes de guerra en Gaza

Destrucción total en una calle de una de las ciudades de Gaza. Imagen: Hassan Islyeh / Unicef

NACIONES UNIDAS – El gobierno estadounidense de Joe Biden intenta frenéticamente alcanzar un inestable acuerdo de paz entre Israel y el grupo islamista Hamás, pero su iniciativa se ve obstaculizada por al menos dos políticos de extrema derecha del gabinete israelí y el propio  primer ministro, Benjamin Netanyahu.

Se trata del ministro de Asuntos Exteriores, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, mientras que Netanyahu insiste en  erradicar totalmente a Hamás antes de aceptar un alto el fuego.

Pero con paz o sin ella, seguirán perdurando las acusaciones contra Israel, que incluyen genocidio, crímenes de guerra, inanición como arma de guerra y destrucción de hogares, hospitales, escuelas, universidades, mezquitas e iglesias.

La ultima semana de mayo,  Naciones Unidas precisó que el número total de víctimas mortales, contabilizadas por el Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza, se estima en más de 35 000 palestinos, en su inmensa mayoría civiles, desde el ataque de Hamás que mató a 1200 personas dentro de Israel el 7 de octubre.

El número de muertos de los inclementes ataques en Gaza refleja la matanza totalmente desproporcionada por parte de los israelíes.

El Ministerio de Sanidad gazatí ofreció un desglose de 24 686 personas muertas  plenamente identificadas del total de 34 622 víctimas mortales registradas en Gaza, hasta el 30 de abril. La cifra de muertos incluye 7797 niños, 4959 mujeres, 1924 ancianos y 10 006 hombres.

Dado que estas matanzas se produjeron en su mayoría con armas estadounidenses, la pregunta que sigue sin respuesta: ¿Es Estados Unidos, el principal proveedor de armas de Israel, tan cómplice de crímenes de guerra y genocidio como lo es Israel?

Según un reportaje publicado el 31 de mayo en la red de noticias por cable CNN, investigadores de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y del Johns Hopkins Center for Humanitarian Health han previsto que, si la guerra sigue intensificándose, el número total de muertos superaría los 72 000 en agosto.

Y si a esa horrible cifra se incluye el impacto de las epidemias provocadas por el conflicto, el número de víctimas mortales podría acercarse a las 86 000.

El aislamiento diplomático de Israel podría aumentar si la guerra se prolonga, según la CNN. El gobierno se ha convertido en el blanco de una creciente censura en la escena mundial, y ha recibido duras críticas de algunos de sus aliados más cercanos en Europa por su conducta.

Simon Adams, presidente y director general del Centro para las Víctimas de la Tortura, la mayor organización internacional que trata a los supervivientes y aboga por el fin de la tortura en todo el mundo, dijo a IPS que los ataques de Hamás contra civiles israelíes el 7 de octubre fueron realmente horribles y generaron la simpatía mundial.

«Pero este gobierno extremista israelí la ha desperdiciado. Han aplicado una política de castigo colectivo contra toda la población palestina de Gaza y, al hacerlo, se han convertido en parias mundiales. Varios de ellos se han convertido también en criminales de guerra», afirmó.

Para el especialista, «lo que está ocurriendo en Gaza es un desastre no natural. Es el resultado de decisiones humanas del gobierno israelí de bombardear sistemáticamente a civiles palestinos y violar las leyes de la guerra».

En consecuencia, «no existe lo que se llama una zona segura o un supuesto ataque de precisión si se bombardea una zona en la que niños desplazados duermen cerca, en tiendas de campaña», añadió.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El gobierno israelí está indignado porque ha sido acusado de atrocidades por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y por la Corte Penal Internacional (CPI). Pero el resto del mundo está indignado por una cultura de impunidad que ha provocado tantas muertes de civiles y tanta destrucción gratuita.

Por ello, Israel se ha convertido en un paria internacional, sentenció Adams.

Romy Hawatt, fundador y consejero delegado del Grupo Riana, con sede en Dubái, dijo a IPS que el creciente escrutinio de la comunidad internacional sobre las políticas y prácticas de Israel marca un cambio significativo, destacando la urgente necesidad de que se produzca en ellas una rendición de cuentas y una reforma.

«A medida que el mundo condena cada vez más las acciones que recuerdan a la Sudáfrica de la época del apartheid, es crucial fomentar la empatía y una perspectiva equilibrada para administrar justicia y abordar los errores del pasado, al tiempo que se trabaja hacia una solución sostenible a largo plazo», afirmó.

A su juicio, «reconocer las legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes implicadas es esencial para lograr una paz duradera que beneficie a todos».

Para lograr una solución justa y equitativa, puntualizó, «es evidente que es imperativo abordar las causas profundas del conflicto actual».

«Esto implica condenar inequívocamente las acciones que violan los derechos humanos y el derecho internacional», dijo Hawatt, cuyo grupo ha hecho contribuciones significativas para apoyar a los refugiados, orfanatos, salud y educación de los niños, proyectos de agua, personas sin hogar y alivio de la pobreza.

A medida que aumentan las peticiones de compensación y restitución para los palestinos, es esencial que Israel adopte los principios de igualdad, libertad y justicia para todos, consideró.

«Bajo el patrocinio y la autoridad de las Naciones Unidas, es necesario un esfuerzo concertado de todas las partes para superar las divisiones, fomentar el diálogo y garantizar la seguridad», analizó Hawatt.

Para el experto, «solo a través de un enfoque global, justo y equilibrado podemos esperar alcanzar una paz duradera, dignidad e igualdad para todos los residentes de la región, ya sea en dos Estados que vivan uno al lado del otro o en un único Estado democrático en el que judíos, árabes y otros puedan coexistir pacíficamente».

Ramzy Baroud, periodista y editor de The Palestine Chronicle, dijo a IPS que el ataque de Israel a Rafah continuó a pesar de las advertencias de que era una «línea roja» por parte de Estados Unidos y de los llamamientos realizados por todas las partes implicadas, incluidos los aliados de Israel en Occidente.

Las incursiones, incluida la masacre de las tiendas de campaña y las masacres posteriores, se produjeron después de la decisión de la Corte Internacional de Justicia de que Israel debía detener inmediatamente su operación en Rafah.

Técnicamente, planteó, esto debería significar que Israel no sólo es un paria en el contexto del derecho internacional, sino que debería ser un paria desde el punto de vista de sus propios aliados.

«Y aquí es donde la hipocresía de Occidente se hace aún más evidente, ya que su apoyo a Israel continuó incluso después de la escalada del genocidio israelí, en toda la Franja de Gaza, pero más específicamente en Rafah», dijo Baroud.

Remarcó que «la guerra contra Gaza nos ha ayudado a comprender los límites del poder militar y de la inteligencia israelí-occidental, pero también nos ha permitido ver los límites del a menudo cacareado derecho internacional».

«Las experiencias recientes nos han enseñado que el derecho internacional parece estar diseñado para aplicarse contra los enemigos de Estados Unidos, por ejemplo Rusia, Corea del Norte, Iraq e Irán», acotó el especialista en temas palestinos.

Consideró que si bien Washington no es miembro de la CIJ, su red de aliados occidentales, presiones, amenazas y sanciones, es capaz de ejercer el poder necesario para subvertir la aplicación equitativa del derecho internacional.

«La legitimidad misma del derecho internacional está ahora en juego, debido al implacable genocidio israelí en Gaza y a la incapacidad de la comunidad internacional para dar un solo paso que pueda contrarrestar la guerra criminal de Israel», afirmó Baroud, también es investigador principal no residente del Centro para el Islam y los Asuntos Globales (Ciga).

Mientras tanto, en una declaración el martes 4 de junio, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, hizo un nuevo llamamiento para que se ponga fin a la desbordante violencia mortal en la Cisjordania ocupada desde el 7 de octubre.

Además, instó a que se rindan cuentas por la muerte de más de 500 palestinos la semana pasada a manos de las fuerzas de seguridad israelíes y de colonos.

“Como si los trágicos acontecimientos ocurridos en Israel y luego en Gaza durante los últimos ocho meses no fueran suficientes, el pueblo de la Cisjordania ocupada también está siendo sometido día tras día a un derramamiento de sangre sin precedentes”, dijo el alto comisionado.

Añadió que «resulta incomprensible que se hayan segado tantas vidas de forma tan gratuita».

“Las matanzas, la destrucción y las violaciones generalizadas de los derechos humanos son inaceptables y deben cesar de inmediato. Israel no solo debe adoptar sino hacer cumplir reglas de enfrentamiento que estén plenamente en consonancia con las normas y estándares de derechos humanos aplicables”, insistió Türk.

El alto comisionado planteó que «Israel no solo debe adoptar, sino hacer cumplir unas normas de enfrentamiento plenamente acordes con las normas de derechos humanos aplicables. Toda denuncia de homicidio ilegítimo debe investigarse de forma exhaustiva e independiente y los responsables deben rendir cuentas».

Para Türk, «la impunidad generalizada de estos crímenes ha sido habitual durante demasiado tiempo en la Cisjordania ocupada. Esta impunidad ha creado un entorno propicio para que las fuerzas de seguridad israelíes cometan cada vez más homicidios ilegítimos».

El máximo responsable de derechos humanos de la ONU insistió en que «el derecho internacional debe respetarse y aplicarse, y debe garantizarse la rendición de cuentas».


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Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) han utilizado a menudo la fuerza letal como primer recurso contra manifestantes palestinos que arrojaban piedras, botellas incendiarias y petardos contra vehículos blindados de las FDI, en casos en los que los disparados no representaban claramente una amenaza inminente para la vida.

La prevalencia de palestinos que murieron tras recibir disparos en la parte superior del cuerpo, junto con un patrón de denegación de asistencia médica a los heridos, sugiere un intento de matar en violación del derecho a la vida, en lugar de una aplicación gradual de la fuerza y un intento de reducir la tensión.

En una declaración hecha pública el 29 de mayo, un grupo de expertos de la ONU afirmó que los ataques aéreos israelíes contra un campo de refugiados civiles en Tal al-Sultan, en Rafah, que al parecer se cobraron la vida de al menos 46 personas, entre ellas 23 mujeres, niños y ancianos, el domingo por la noche. «Es un ultraje», sintetizan.

«Desde Rafah han llegado imágenes estremecedoras de destrucción, desplazamiento y muerte, como bebés destrozados y personas quemadas vivas», afirman los expertos.

Los informes que llegan desde el terreno indican, aseguran, que los ataques fueron indiscriminados y desproporcionados, con personas atrapadas en tiendas de plástico en llamas, lo que ha provocado un terrible número de víctimas.

«Estos bárbaros ataques constituyen una flagrante violación del derecho internacional. También son un ataque a la decencia humana y a nuestra humanidad colectiva», afirman los expertos.

Según diferentes informes, al menos 46 palestinos murieron en un ataque aéreo israelí en Rafah la noche del 26 de mayo,  y cientos más recibieron tratamiento por quemaduras graves. El martes 4 otro ataque en Al Mawasi, en Rafah occidental, causó la muerte de 21 palestinos, 13 de los cuales eran mujeres.

«Los ataques irresponsables contra lugares conocidos por albergar a palestinos desplazados en busca de refugio, entre ellos mujeres, niños, personas con discapacidad y ancianos, constituyen una grave violación de las leyes de la guerra y un sombrío recordatorio de la urgente necesidad de que la comunidad internacional actúe y rinda cuentas», afirmaron.

Los expertos de la ONU aseguran que «aunque los dirigentes israelíes afirmen ahora que los ataques fueron un 2error», tienen responsabilidad jurídica internacional».

«Decir que fue un error no hará que los ataques sean legales, ni devolverá la vida a los fallecidos en Rafah, ni dará consuelo a los afligidos supervivientes», sentencian.

T: MF / ED: EG

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