Opinión

Letonia: un primer paso vital hacia el matrimonio igualitario

Este es un artículo de opinión de Inés M. Pousadela, especialista sénior en Investigación de Civicus, la alianza internacional de la sociedad civil.

Imagen: Ilmars Znotins / AFP vía Getty Images

MONTEVIDEO – En noviembre, la Saeima, el parlamento de Letonia, aprobó un paquete de ocho leyes que reconocen las uniones civiles entre personas del mismo sexo y los derechos asociados. La nueva legislación surgió en respuesta a un fallo de la Corte Constitucional de 2020 que determinó que las parejas del mismo sexo tienen un derecho constitucional a los beneficios y protecciones legales que se otorgan a las parejas casadas del sexo opuesto.

La igualdad en materia de derechos matrimoniales aún está muy lejos y las uniones civiles son solo un primer paso en la dirección correcta. Pero en uno de los países más restrictivos de Europa para los derechos LGBTIQ+, los activistas lo ven como un cambio significativo, logrado después de numerosos intentos durante más de dos décadas.

Las fuerzas antiderechos están de acuerdo y no van a permitir que esto suceda silenciosamente. Ya han respondido con un intento de impedir que se adopte la nueva ley haciendo campaña a favor de un referéndum.

El gran avance

El primer proyecto de ley sobre parejas registradas fue presentado por la Oficina Nacional de Derechos Humanos en 1999, pero fue rechazado por el Comité de Derechos Humanos y Asuntos Públicos del parlamento y nunca fue debatido. Las iniciativas se aceleraron a mediados de la década de 2010, pero todas fueron rechazadas; los últimos intentos se produjeron en 2020 y 2022.

El 29 de octubre de 2020, el Parlamento rechazó una iniciativa popular que pedía la aprobación de una ley de unión civil que había reunido más de 10.000 firmas. Los activistas lanzaron inmediatamente una nueva iniciativa para la “protección legal de todas las familias”, que atrajo más de 23.000 firmas, pero que también fue rechazada por el parlamento en diciembre de 2022.

La autora, Inés M. Pousadela

Sin embargo, tras la votación parlamentaria de 2020, dos sentencias judiciales catalizaron el cambio. En noviembre de 2020, el Tribunal Constitucional consideró que la ley laboral violaba la constitución porque no preveía licencia parental para el padre no biológico en una relación del mismo sexo.

Como resultado de una iniciativa antiderechos de 2006 para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo, la Constitución de Letonia define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.

El concepto de familia, sin embargo, no está definido explícitamente en referencia al matrimonio, y el tribunal lo entendió de manera más amplia como una relación estable basada en la comprensión y el respeto.

Concluyó que la constitución exigía protección para las parejas del mismo sexo y dio al parlamento un plazo hasta el 1 de junio de 2022 para modificar la ley y proporcionar una manera para que las parejas del mismo sexo registren su relación.

Un año después, en diciembre de 2021, el Tribunal Supremo dictaminó que si se incumplía el plazo, las parejas del mismo sexo podrían recurrir a los tribunales para que se reconociera su relación.

Reacción antiderechos

La reacción anti-derechos no tardó en llegar. Dos meses después del fallo del Tribunal Constitucional, el parlamento introdujo una enmienda constitucional que iba más allá de ratificar la definición de matrimonio entre un hombre y una mujer, definiendo la familia como basada en el matrimonio.

Para cumplir con el ultimátum del Tribunal Constitucional, en febrero de 2022 el Ministerio de Justicia presentó un proyecto de ley sobre unión civil y dos meses después, a pesar de un intento de boicot para negar el quórum, el parlamento aprobó su primera lectura.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Cuando se hizo evidente que no se cumpliría el plazo fijado por el tribunal, las parejas del mismo sexo comenzaron a solicitar a los tribunales el reconocimiento como unidades familiares. La primera de decenas de sentencias positivas se emitió el 31 de mayo de 2022.

Ese mismo día, una ajustada votación parlamentaria dio como resultado el nombramiento del primer presidente gay de Letonia. El impulso fue ganando fuerza y el parlamento finalmente aprobó una ley para permitir las uniones civiles entre personas del mismo sexo el 9 de noviembre de 2023.

Pero los políticos conservadores lograron suspender la nueva ley mientras intentan reunir las firmas necesarias para forzar un referéndum que esperan impida su entrada en vigor.

Un largo camino por recorrer

Incluso si sobrevive al desafío, la nueva ley no es una panacea. En última instancia, el acceso al matrimonio es la única forma de garantizar que las parejas LGBTIQ+ tengan los mismos derechos legales que las parejas heterosexuales.

El reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo es un paso adelante, pero aún deja a Letonia detrás de la vecina Estonia, que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en junio.

Si se mantiene, la nueva legislación otorgará a las parejas del mismo sexo registradas algunos, pero no todos, los derechos asociados con el matrimonio: tendrán derechos de visita al hospital y beneficios fiscales y de seguridad social, pero no derechos de herencia ni derecho a adoptar niños.

Más allá de la esfera legal, el mayor desafío será influir en las actitudes de la sociedad, como lo indican los puntajes de Letonia en el Índice de Igualdad de Equaldex.

Este ranking combina un índice legal que evalúa leyes clave y un índice de opinión pública que mide las actitudes hacia las personas LGBTIQ+. Letonia obtiene puntuaciones mucho más bajas en opinión pública que en sus leyes. Una encuesta especial del Eurobarómetro de 2019 halló que solo 49 % de los letones pensaba que las personas LGBTIQ+ deberían tener los mismos derechos que los heterosexuales.

El mensaje es claro: cambiar las leyes y las políticas no será suficiente, y cualquier victoria legal seguirá en peligro a menos que cambien las actitudes sociales.

Las organizaciones LGBTIQ+ de Letonia son plenamente conscientes de ello y por eso han trabajado en ambos frentes durante muchos años. Una pieza central de su trabajo para desafiar los prejuicios es el evento anual Pride (de Orgullo Gay), que Letonia fue pionero en la región del Báltico en 2005.

Según lo relatado por sus organizadores, el Pride de Letonia pasó de 70 participantes que se enfrentaron a 3.000 manifestantes en 2005 a 5.000 participantes en el EuroPride 2015, celebrado en Riga, la capital de Letonia, y 8000 en el Orgullo Báltico de 2018, también celebrado en Riga.

El Ayuntamiento de Riga prohibió repetidamente el Pride, e invariablemente se enfrentó a contramanifestantes hostiles, pero cada vez menos, mientras que el número de participantes del Pride aumentó, lo que disparó la confianza de la gente en sí misma.

Las tendencias globales muestran que el progreso hacia el reconocimiento de los derechos LGBTIQ+ es mucho más fuerte que la regresión. Los defensores letones de la comunidad LGBTIQ+ seguirán avanzando tanto en el frente político como en el de sensibilización. Continuarán trabajando para asegurar lo que ya han obtenido mientras se esfuerzan por lograr más. Están en el camino correcto.

Inés M. Pousadela es especialista sénior en Investigación de Civicus, codirectora y redactora de Civicus Lens y coautora del Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil de la organización.

T: MLM / ED: EG

 

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