GINEBRA – Cada año el mundo extrae y consume 50 000 millones de toneladas de arena y grava, suficiente para construir un muro de 27 metros de ancho y 27 de alto alrededor del planeta Tierra, destacó un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
La arena es “el segundo recurso más utilizado en el mundo después del agua. Dada nuestra dependencia de ella, la arena debe ser reconocida como un recurso estratégico y es necesario replantear su extracción y uso”, asentó el informe.
La extracción de arena en lugares en los que desempeña un papel activo, como en ríos y en ecosistemas costeros o marinos, puede provocar la erosión, la salinización de los acuíferos, la pérdida de protección contra las mareas de tempestad y el deterioro de la biodiversidad.
Eso supone una amenaza para la vida y reproducción de especies, así como para los distintos medios de subsistencia, entre ellos el abastecimiento de agua, la producción de alimentos, la pesca o la industria del turismo.
Según el informe, la arena debe ser reconocida como un recurso estratégico, no sólo como material para la construcción, sino también por sus múltiples funciones en el ambiente, y sostiene que los gobiernos, las industrias y los consumidores deben fijar un precio para la arena que reconozca su verdadero valor social y ambiental.
Por ejemplo, mantener la arena en las costas puede ser la estrategia más rentable para adaptarse al cambio climático, ya que protege contra las mareas de tempestad y los impactos del aumento del nivel del mar.
“Para lograr un desarrollo sostenible, tenemos que cambiar drásticamente nuestra forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios. Nuestros recursos de arena no son infinitos y tenemos que utilizarlos de forma inteligente”: Pascal Peduzzi.
El informe, preparado por el equipo de la base de datos de información de recursos globales del Pnuma (GRID en inglés), propone por ejemplo que se elabore una norma internacional sobre cómo se extrae la arena de los mares.
Eso supondría importantes mejoras, ya que la mayor parte del dragado marino se realiza mediante concursos públicos abiertos a empresas internacionales.
Mientras tanto, se recomienda prohibir la extracción de arena de las playas, debido a su importancia para la resistencia de la costa, el medio ambiente y la economía.
Pascal Peduzzi, director del GRID, en esta ciudad suiza, dijo que “para lograr un desarrollo sostenible, tenemos que cambiar drásticamente nuestra forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios. Nuestros recursos de arena no son infinitos y tenemos que utilizarlos de forma inteligente”.
“Si conseguimos controlar la forma de gestionar el material sólido más extraído del mundo, podremos evitar una crisis y avanzar hacia una economía circular”, agregó.
La arena es fundamental para el desarrollo económico, ya que es necesaria para producir hormigón y construir infraestructuras vitales que van desde viviendas y carreteras hasta hospitales, recordó el informe.
Al proporcionar hábitats y zonas de cría para la diversa flora y fauna, la arena también desempeña una función vital de apoyo a la biodiversidad, incluidas las plantas marinas que actúan como sumideros de carbono o filtran el agua.
Se considera a este recurso crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030, y para enfrentar la triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Sin embargo, el recurso arena se está utilizando más rápido de lo que se puede reponer de forma natural, por lo que su gestión responsable es un asunto crucial.
El informe presenta 10 recomendaciones para una nueva y mejor gestión de la arena, comenzando por reconocerla como “un recurso estratégico que brinda servicios ecosistémicos críticos y sustenta la construcción de infraestructura vital en pueblos y ciudades en expansión”.
Luego, adoptar políticas y marcos legales estratégicos en sintonía con las realidades locales, nacionales y regionales, asegurando que las voces de todas las personas afectadas sean parte en la toma de decisiones, y propiciar un cambio de paradigma hacia un futuro regenerativo y circular del recurso.
Se propone establecer la propiedad y el acceso a los recursos de arena a través de derechos minerales y consentimiento; y procurar alcanzar resultados transparentes, basados en datos y en la ciencia.
Se recomienda adoptar las mejores prácticas y promover la eficiencia y la circularidad de los recursos, reduciendo el uso de arena, sustituyéndola por alternativas viables, y reciclar productos hechos de arena cuando sea posible.
El informe aboga por el abastecimiento responsable, adquiriendo arena de manera ética, sostenible y socialmente consciente; y, finalmente, por restaurar los ecosistemas y compensar las pérdidas con avances de conocimiento, mitigación y promoción de soluciones basadas en la naturaleza.
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