GINEBRA – Afganistán está devastado y solo para atender necesidades muy apremiantes de alimentos, salud, higiene, saneamiento y agua se requieren 606 millones de dólares, expuso este martes 7 la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha, en inglés).
El portavoz de la Ocha, Jens Laerke, dijo en rueda de prensa en esta ciudad suiza que “los servicios básicos en Afganistán están colapsando y los alimentos y otras ayudas vitales están a punto de agotarse”.
Desde Kabul, el coordinador residente de la ONU, Ramiz Alakbarov, pidió “evitar que Afganistán caiga en una nueva catástrofe humanitaria” al informar que más de la mitad de los menores de cinco años sufren desnutrición extrema, y más de un tercio de los ciudadanos no reciben suficiente comida.
Afganistán, de 38 millones de habitantes y unos cinco millones de desplazados o refugiados en países vecinos, ha sido devastado por décadas de guerras, catástrofes naturales, sequías, pobreza crónica y la pandemia covid-19.
El movimiento integrista islámico talibán se hizo con el poder por la fuerza el pasado agosto y este martes 7 inició la conformación de un gobierno, monocolor.
Las agencias del sistema de Naciones Unidas, así como algunas oenegés de cooperación, han declarado su disposición a continuar con los programas de asistencia humanitaria en ese país asiático.
Esas agencias han trabajado en 394 de los 403 distritos del país, e incluso antes de agosto estimaban que 18 millones de personas dependían de la ayuda de emergencia para satisfacer sus necesidades básicas.
Por ello la Ocha conducía una solicitud de financiamiento de 1300 millones de dólares, de los que apenas se habían conseguido algo menos de 400 millones.
De la nueva cantidad requerida, 413 millones ya estaban presupuestados en los programas para este año, y 193 millones se requieren para nuevas necesidades en los cuatro meses que restan de 2021.
El conflicto, la sequía y otras calamidades forzaron el desplazamiento este año de unas 600 000 personas, 80 por ciento mujeres y niños, y los recursos que demanda la Ocha podrían llevar alimentos y medios de subsistencia fundamental a unos 11 millones de personas.
Se incluyen servicios de salud esenciales para 3,4 millones de personas, tratamiento de desnutrición aguda para más de un millón de niños y mujeres, intervenciones de agua, saneamiento e higiene para 2,5 millones, y protección, incluso para niños y supervivientes de violencia de género, para 1,5 millones de personas.
También hay proyectos que abordan la educación de emergencia de los niños, así como el alojamiento y otras ayudas no alimentarias.
Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recuerda que 70 por ciento de la población afgana vive en zonas rurales y 80 por ciento obtiene de la agricultura medios de subsistencia.
Pero este año la cosecha de trigo -del que depende la mitad de las calorías diarias que consume un afgano promedio- será 25 por ciento más baja y se requieren con urgencia 15 millones de dólares para apoyar con semillas a los cultivadores antes de que llegue el invierno boreal.
“Hay un plazo muy corto. Las semillas y los agricultores no pueden esperar. Uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria aguda, una situación dramática”, aseguró desde el vecino Pakistán el director de la oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO, Rein Paulsen.
Por añadidura, se han disparado los precios de los productos esenciales, se teme una escasez de alimentos y también hay escasez de efectivo y de servicios bancarios en las ciudades afganas, incrementando la situación de emergencia humanitaria.
El secretario general de la ONU, António Guterres, convocó a una reunión ministerial de alto nivel sobre la situación humanitaria en el Afganistán para el lunes 13 de septiembre, en esta ciudad.
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