ONG toman el relevo en Panamá en la lucha contra el VIH

A través de las redes sociales se realiza la prevención contra el VIH/ SIDA en el contexto de confinamiento.
Una trabajadora de la ONG Viviendo Positivamente enseña el modo de usar preservativos en una sesión de la campaña para prevenir el contagio del VIH/sida. Foto: Grey Díaz/PNUD

Varias organizaciones no gubernamentales (ONG) panameñas, apelando a las redes sociales, toman parcialmente el relevo del gobierno en la prevención y lucha contra el VIH/sida en plena pandemia de covid-19, destaca un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Oenegés como Viviendo Positivamente y la Asociación de Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá (AHMNP) acumulan años de trabajo con grupos vulnerables y este 2020 adoptaron las redes sociales como herramienta para superar el confinamiento impuesto ante la pandemia.

El país del canal, de 4,1 millones de habitantes, ocupa el puesto 42 entre los afectados por la covid, con 147 660 casos y 2880 muertes hasta este martes 17, según las estadísticas de la estadounidense Universidad Johns Hopkins.

Cuando avanzaba la enfermedad, Panamá impuso rigurosas restricciones para tratar de controlar su propagación, como limitar a seis el número de horas que las personas podían permanecer fuera de casa semanalmente, fijándose días alternos de salida para hombres y mujeres.

Los efectos del confinamiento multiplicaron la preocupación en los grupos vulnerables, como los de riesgo de adquirir el VIH. Aislados en sus casas durante seis meses, la situación lucía aterradora para las trabajadoras sexuales, los hombres que tienen sexo con otros hombres y la población trans.

Las mujeres trans encaraban la amenaza de una discriminación creciente al salir de sus casas en días específicos, y las trabajadoras sexuales enfrentaban el dilema de hundirse más en la pobreza o seguir trabajando, exponiéndose ellas y sus clientes a un riesgo mayor.

El sistema de salud pública estaba totalmente abocado a atender la covid y ante el cierre o cambio de instalaciones de atención médica para concentrar recursos ante la pandemia, el acceso a servicios de VIH que salvan vidas empezó a dificultarse.

Fue entonces cuando oenegés como AHMNP dieron un giro a su trabajo con grupos vulnerables  y se optó por “un enfoque digital”, con uso de plataformas de redes sociales y medios populares, según sus responsables.

Fredy, trabajador de la AHMNP, contó que “antes íbamos a sitios públicos — parques, paradas de autobús, discotecas — que eran puntos de encuentro para hombres jóvenes. Nos reuníamos, dábamos charlas y distribuíamos condones. Con la pandemia eso tuvo que cambiar”.

Asociada al PNUD, la AHMNP presta servicios de salud preventiva y educación a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT) en Panamá, con énfasis en el respeto y la defensa de los derechos humanos.

Fredy trabaja desde casa y mensualmente contacta a unas 60 personas en línea. El poder de las redes sociales, cuyos usuarios ascienden a 2,4 millones en Panamá, radica en el hecho que los promotores de salud comunitaria pueden interactuar de manera segura con la gente desde sus casas.

Una vez establecida la relación, los usuarios alcanzados se remiten a lugares seguros para recibir servicios de VIH, que mediante un decisivo acuerdo con el Ministerio de Salud pueden prestarse en las oficinas de organizaciones de la sociedad civil.

El PNUD calcula que el miedo a la discriminación ha ocasionado que tres de cada 10 personas que viven con VIH en América Latina se abstengan de acceder a los servicios en medio de la pandemia.

Fulvia Saldaña, que en Viviendo Positivamente atiende a trabajadoras sexuales, las contacta incluso a través de las mismas aplicaciones con las que ellas se relacionan con sus clientes y anuncian sus servicios.

“Empecé con 30 contactos, y ese número creció vertiginosamente. Compartimos información sobre el uso de condones, pruebas del VIH y pruebas para la detección de otras enfermedades”, relató Fulvia.

Venus Tejada, presidenta de la Asociación Panameña de Personas Trans, dijo que debido al aumento de personas con resultados positivos de VIH, su oenegé fue autorizada a reanudar actividades desde el 1 de junio. “No es fácil, somos una población olvidada”, aseveró.

Su asociación tiene unos 2000 transexuales registrados y calcula que 90 por ciento obtiene ingresos como trabajadoras sexuales y soportan, junto con el riesgo para su salud, el de la discriminación cuando deben exponerse en los horarios permitidos legalmente para sus desplazamientos.

El PNUD trabaja desde 2015 con el gobierno y oenegés de Panamá en atender el tema del VIH, lo que ha permitido acceder a terapia antirretroviral a 12 800 pacientes, y otras 18 800 personas son asistidas con pruebas y asesorías.

Según la Organización Mundial de la Salud, en más de 100 países hasta 75 por ciento de los servicios de atención al VIH, la tuberculosis y la malaria se han visto afectados como resultado de la covid.

A-E/HM

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