Las designaciones de la francesa Christine Lagarde como presidenta del Banco Central Europeo (BCE) y de la alemana Ursula von der Leyen como la presidenta de la Comisión de la Unión Europea (UE), se han resaltado como hitos en la llegada por primera vez de mujeres a la cima de dos grandes instituciones internacionales, rompiendo el dominio de los hombres.
Las dos mujeres quebraron el techo de cristal para los liderazgos femeninos y asumen sus puestos cuando las políticas fiscales de algunos países europeos, como Grecia e Italia, están en crisis y hay una creciente presión para que en la zona euro se acometan reformas económicas.
Ya lo dijo Lagarde en una ocasión: cuando la situación es realmente mala, “llamas a una mujer”, en referencia, entre otros casos, a cuando fue designada en 2011 como directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), después de la escandalosa y abrupta salida de su antecesor. Ahora deja el liderazgo del FMI para asumir el del BCE.
Pero incluso en las circunstancias más difíciles, la ONU y el Banco Mundial, donde sus jefaturas han sido un privilegio reservado a los varones, se han negado a mirar hacia opciones femeninas, principalmente por razones políticas y de discriminación de género.
Anwarul K. Chowdhury, ex secretario general adjunto y alto representante de la ONU, dijo a IPS que “como un creyente constante en la igualdad de participación de las mujeres en los puestos directivos a todos los niveles, me gustaría que una mujer sea nombrada o elegida para liderar una organización, cuando ello ha sido prerrogativa de un hombre durante mucho tiempo».
Pero, a su juicio, al menos que se revise simultáneamente la cultura organizativa e institucional y la del pensamiento patriarcal, nada cambiaría sustancialmente».
Este diplomático bangladeshí impulsó en el año 2000, cuando era presidente del Consejo de Seguridad, una iniciativa, la adopción de una innovadora resolución, la 1325 de ese órgano rector de la ONU, sobre el papel de las mujeres en la paz y la seguridad.
En la ONU se mantiene la ausencia de mujeres en la Secretaría General, pero su actual titular, el ex primer ministro portugués António Guterres, se destaca por el número de mujeres que ha promovido a los niveles superiores del organismo mundial, lo que podría allanar el camino para que una mujer ocupe su cargo en el futuro.
El portavoz adjunto del secretario general de la ONU, Farhan Haq, recordó a IPS que “el año pasado anunciamos que había un número igual de hombres y mujeres en su equipo directivo».
Según ONU Mujeres, las Naciones Unidas lograron avances significativos en el aumento de la representación de las mujeres en el liderazgo del foro mundial en 2018, cuando el Grupo de alta dirección en sus sedes y las Coordinadoras residentes en los países alcanzaron por primera vez la paridad de género.
Barbara Crossette, exjefa de la Oficina en las Naciones Unidas de The New York Times (1994-2001), dijo a IPS que la ONU y el Banco Mundial son, en cierto sentido, casos separados y diferentes en el trato a las mujeres.
«La geopolítica influye en ambos casos y parece que una mujer calificada podría postularse si tiene los antecedentes necesarios. Pero debe comenzar con la experiencia y no con la idea de que ser mujer es el factor más importante», planteó.
Señaló que la ONU, que abarca temas tan diversos como el mantenimiento de la paz y la seguridad, los refugiados o el cambio climático, además de ser un depósito de tratados y resoluciones de alcance universal, necesita un administrador o gerente más que un pensador visionario o creativo.
«La ONU se inclina ante las intensas presiones políticas de los gobiernos y las regiones que buscan obtener buenos empleos (en el organismo); a veces, parece, sin que importe si un candidato tiene o no la experiencia necesaria», declaró.
Hay muchas mujeres en todo el mundo con una gran capacidad de gestión e instintos, y Christine Lagarde en el FMI es un ejemplo excepcionalmente bueno, dijo Crossette, actualmente editora consultora senior de PassBlue y corresponsal de las Naciones Unidas para The Nation.
Chowdhury consideró que colocar a una mujer al frente de la ONU o el Banco Mundial va a ser un proceso “no tan rápido” como los de la UE o el propio FMI.
«La toma de decisiones para la elección de los jefes de estas dos organizaciones está controlada por el sistema de veto de la ONU y el sistema de votación similar del Banco Mundial”, señaló el diplomático.
A su juicio la candidatura de un hombre o una mujer depende de que no tenga ningún veto, mucho más que las designaciones de Von der Leyen y Lagarde por el Consejo Europeo, que aglutina a los gobernantes de los países de UE, el 2 de julio, que debe ratificar el Parlamento Europeo.
Chowdhury recordó que los nombramientos de los jefes del Banco Mundial y del FMI son compartidos por Estados Unidos y Europa, respectivamente, como parte de un acuerdo posterior a la Segunda Guerra Mundial, que requiere una revisión por el gran cambio de la escena económica mundial y el gran peso de nuevos países en ella.
Arancha González, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC, en inglés), con sede en Ginebra, dijo a IPS que la nominación de Von der Leyen y Lagarde en las presidencias de la Comisión Europea (el gobierno de la UE) y el BCE, es claramente un paso adelante hacia un mundo más igualitario.
«Se suma a los esfuerzos de António Guterres para lograr el equilibrio de género en el liderazgo de la ONU», afirmó.
“El impulso está allí”, dijo la lideresa española de ITC, una agencia conjunta de la Organización Mundial de Comercio y de las Naciones Unidas. Pero, agregó «esta tendencia no es algo que deberíamos dar por sentado».
«Tendremos que seguir trabajando, todos los días, para garantizar que las mujeres reciban el mismo trato que los hombres, y no solo en las posiciones de liderazgo en organizaciones internacionales, sino en todos los niveles y en todos los países», agregó.
Crossette, por su parte, consideró que dejando de lado la política, puede ser más fácil encontrar una mujer para el Banco Mundial, que esté muy centrada y tenga mucha experiencia en el desarrollo social y político en el actual entorno global perturbador y más lleno de gestos que de sustancia, donde la gente no ve que sus vidas mejoren.
«La pregunta es por qué no ha habido ya una presidenta del Banco Mundial», inquirió la veterana analista de las Naciones Unidas.
En la ONU, argumentó Crossette, el actual secretario general tal vez fue elegido entre un grupo de candidatas, porque se consideró que los aspectos políticos, geopolíticos y de seguridad de esa posición eran «demasiado importantes» para una mujer, en un pensamiento que ha quedado “muy obsoleto” respecto a la realidad.
«Tal vez los europeos puedan cambiar eso ahora», concluyó.
T: MF