Comprender las diferentes formas en las que los terroristas apuntan contra las mujeres y cómo prevenir su reclutamiento podría ser muy significativo para los esfuerzos contra el terrorismo, un enfoque que gana cada vez más reconocimiento internacional.
“Cualquier programa de prevención tiene que ser totalmente consciente de sus implicaciones de género, y debe diseñarse para comprender el dolor de mujeres y hombres explotados por los reclutadores”, explicó Mattias Sundholm, asesor de comunicaciones del Comité Ejecutivo contra el Terrorismo, en diálogo con IPS.
Cientos de delegados de organizaciones de la sociedad civil y de representantes de los países miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se reunieron en su sede de Nueva York a fines de junio en la Conferencia de Alto Nivel sobre Antiterrorismo.
En los dos días del encuentro se debatió en profundidad el papel de las cuestiones de género en las estrategias de lucha contra el terrorismo.
“La comunidad internacional reconoce cada vez más la importancia de integrar la perspectiva de género a los esfuerzos globales contra el terrorismo”, coincidió un funcionario de la Unión Europea (UE) que prefirió mantenerse en el anonimato.
“La desigualdad de género y la corrupción, sumados a la falta de información, de acceso a la educación y de comprensión sobre lo que ocurre en el campo de batalla parece desempeñar un papel importante en el reclutamiento de combatientes mujeres”, explicó.
A pesar de las derrotas del Estado Islámico (EI) en algunos países de Medio Oriente, sigue siendo prioridad de la ONU contrarrestar su influencia en los medios de comunicación y en la opinión pública, así como la de Al Qaeda y la de Boko Haram.
La Asamblea General de la ONU decidió el año pasado implementar la Estrategia Global contra el Terrorismo, y creó la Oficina de las Naciones Unidas de Lucha contra el Terrorismo; también se debatió la creación de una Red Global de coordinadores contra el terrorismo.
El tema de la reunión de este año fue “Fortalecer la cooperación internacional para luchar contra la amenaza del terrorismo” con el objetivo de crear alianzas y encontrar soluciones prácticas.
Diferentes enfoques para reclutar hombres y mujeres
Es diferente la forma en que los reclutadores terroristas encaran a mujeres y hombres pues les prometen recompensas distintas que les resulten atractivas.
“Los grupos armados extremistas explotan con habilidad el género al igual que explotan cualquier otra posible herramienta de reclutamiento”, observó Letta Tayler, investigadora sobre terrorismo de Human Rights Watch (HRW).
“A las mujeres les presentan la promesa de aventura, viajes, romance, compromiso con una causa, y la posibilidad de formar parte de una familia extendida, aunque lejos del yugo de sus familiares inmediatos”, indicó.
“Para los hombres, los argumentos suelen ser más de macho, con la promesa de gloria y varias esposas”, apuntó
Por su parte, Megan Manion, analista política de ONU Mujeres, coincidió en que a ellos los suelen atraer con la promesa de que los combatientes obtienen esposas como recompensa. “Los extremistas también les ofrecen salarios por su servicio como combatientes”, añadió.
En cambio, a las mujeres les ofrecen diferentes cosas, explicó Manion.
“Las mujeres se unen a grupos extremistas con o para seguir a sus esposos o novios”, observó.
“También se unen a grupos extremistas violentos para tener oportunidades que no tendrán en sus comunidades debido a las desigualdades (de género)”, apuntó.
Si las estrategias de reclutamiento incluyen narrativas con perspectiva de género, lo mismo debe ocurrir con los planes de prevención.
“Las mujeres tienen un papel particularmente influyente en las familias y pueden desempeñar un papel importante en la prevención de la radicalización”, observó el alto funcionario de la UE.
Por ello, las estrategias de prevención deben elevar el nivel que tienen las de los reclutadores extremistas en su variedad de matices.
“Cuando los grupos extremistas comprenden las desigualdades, y el impacto y el poder que tienen, y nosotros, los que prevenimos el extremismo violento, no, hay un elemento significativo en torno a identificar y responder a las violaciones de derechos humanos, así como riesgos e implicaciones graves en materia de seguridad”, explicó Manion.
Al ser consultada sobre cómo enmarcar las estrategias de prevención, Tayler respondió de forma rotunda que cualquier estrategia de prevención para ser exitosa debe ofrecer el mismo sentido de pertenencia y emoción que prometen grupos como el EI.
“Eso solo puede funcionar si los estados dejan de marginar a las comunidades y a las personas vulnerables al reclutamiento”, observó Tayler.
Una de las formas de implementar estrategias con perspectiva de género podría ser fortalecer el papel de las mujeres en las fuerzas de seguridad y la policía, tanto en número como en la jerarquía, opinó el representante de la UE.
También planteó la necesidad de llegar a todas las comunidades, en especial a las que no están radicalizadas.
“Las lideresas religiosas y el diálogo interconfesional local tienen un papel importante en la construcción de un entorno menos conducente al extremismo violento”, apuntó.[related_articles]
Algunas organizaciones civiles, como el Centro Internacional para la Religión y la Democracia, ya incluyen actores religiosos en sus estrategias contra el terrorismo.
Sundholm añadió que también hay que empoderar a los jóvenes, y en particular las mujeres “para liderar y participar en el diseño y la implementación de los programas de prevención”.
Tayler explicó que HRW tomó en cuenta el género cuando fue necesario. Por ejemplo, las violaciones del EI y la esclavitud sexual de mujeres yazidíes requieren un enfoque con una fuerte perspectiva de género.
Otro caso sería Nigeria, donde hay denuncias de que las “mujeres que logran escapar de Boko Haram sufren violaciones a manos de las fuerzas de seguridad nigerianas, que dicen ser sus rescatadores”.
¿Qué deberían hacer los estados miembro?
La mayoría de los expertos y dirigentes políticos sostienen que la lucha contra el terrorismo debería ser responsabilidad de los estados miembro, porque controlan las fronteras y aprueban leyes, que pueden otorgar privilegios o marginar a las organizaciones.
También debería dar ejemplo e incluir la perspectiva de género en el diseño de las políticas.
“La integración de la cuestión de género debería darse en el trabajo y los programas tanto de los estados miembro como de la ONU”, subrayó la fuente de la UE.
Manion coincide en que ellos tienen la clave de la prevención.
“Las leyes represivas y la falta de seguridad, del imperio del derecho y de buena gobernanza son poderosos motores de la radicalización de mujeres y hombres”, puntualizó.
“Tienen que asegurarse de que las leyes que aprueban para responder a las amenazas terroristas no impongan cargas insostenibles sobre las mujeres, incluidas las organizaciones civiles que a menudo trabajan en el frente para identificar y prevenir la radicalización y la reintegración de los retornados”, añadió.
Pero Tayler alertó que si bien el género debe formar parte del foco de la lucha contra el terrorismo, “ni la ONU ni los gobiernos deben asumir que es la panacea”.
“Tildar la casilla de ‘género’ no es una estrategia efectiva contra el terrorismo. Las autoridades deben atender la miríada de causas (de ese flagelo)”, añadió.
Traducción: Verónica Firme