Otra vez la Organización Mundial del Comercio (OMC) inicia su bianual conferencia ministerial, la undécima, en un clima de incertidumbre a causa de las profundas diferencias entre sus miembros sobre las políticas comerciales.
Los ministros, que sesionaran del 10 al 13 de este mes en la capital argentina, acuden sin acuerdos previos, lo que vaticina tres días de negociaciones precipitadas y el riesgo de procedimientos irregulares para alcanzar algún resultado en una conferencia donde asistirán unos 3.500 delegados.
Desde noviembre de 2001, cuando la OMC sostuvo su cuarta conferencia ministerial en Qatar y adoptó la ambiciosa Ronda de Negociaciones de Doha, todas las reuniones posteriores terminaron con mínimos logros.
Y ahora también el camino que transita la OMC hacia su conferencia de Buenos Aires “se presenta más bien accidentado”, corroboró a IPS el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el keniano Mukhisa Kituyi.
Por lo pronto, la presidenta de la conferencia, la ministra argentina sin cartera
Susana Malcorra, se apresuró el miércoles 6 a designar a cinco de sus colegas de distintos países como facilitadores de las negociaciones por áreas temáticas.
La ministra Amina Mohamed, de Kenya, coordinará las sesiones plenarias para discutir una solución permanente a las existencias públicas de alimentos, destinadas a sostener la seguridad alimentaria, en particular de los países del Sur en desarrollo.
Este es un tema fundamental para India y otras naciones del Sur Global, pero que tropieza con la oposición del Norte industrializado.
Mohamed tendrá también a su cargo la mediación en el tema del apoyo interno, de interés especial para países más pobres que no pueden sostener financieramente a sus productores en el campo de la agricultura, como sí hacen Estados Unidos y otros países del Norte.
De otro asunto importante, porque también forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en el marco de las Naciones Unidas, como es el de la eliminación de las subvenciones a la pesca, se encargara la ministra de relaciones exteriores de Jamaica, Kamina Johnson Smith.
Kituyi puso de ejemplo el caso de la pesca para describir el traqueteado desarrollo de las negociaciones previas sostenidas en Ginebra, donde tiene sede la OMC y también la UNCTAD.
“Cuando veíamos áreas que se pensaba que podrían haber alcanzado algún progreso concreto, como la pesca, nos encontramos con que han sido reabiertas (para ser negociadas), a raíz de las controversias”, lamentó el jefe de la UNCTAD.
La OMC informo el jueves 7 que sus 164 Estados parte resolvieron enviar a Buenos Aires un borrador de propuesta que contiene cinco iniciativas diferentes para establecer la prohibición de subvencionar la pesca ilegal, no informada y sin regulación.
La ministra de relaciones exteriores de Noruega, Ine Eriksen Soreide, facilitará la negociación sobre desarrollo, donde destaca la aspiración de los países del Sur a obtener un sistema fortalecido de flexibilidades especiales y diferenciadas que les permita aplicar sus programas estratégicos de industrialización.
El ministro de comercio de Senegal, Alioune Sarr, mediará en las complicadas discusiones sobre comercio electrónico, otro tema que llega a Buenos Aires con variadas propuestas.
Por último, el ministro de comercio de Paraguay, Eladio Loizaga, orientará los debates sobre servicios y aranceles industriales.
Fuentes comerciales comentaron en Ginebra que Malcorra había designado a los facilitadores sin consultar con los delegados de los Estados miembros acreditados ante la OMC, lo que no ayuda a un clima positivo para la conferencia.
Su programa establece que las deliberaciones se abrirán el domingo 10, con discursos del presidente de Argentina, Mauricio Macri, y del director general de la OMC, el brasileño Roberto Azevêdo
A partir del lunes sesionarán en conferencias plenarias los cinco grupos temáticos. Cada jornada se cerrará con una reunión de jefes de delegaciones y el miércoles todo concluirá con la conferencia de clausura.
Esos son los planes de la OMC, pero la realidad vaticina que las profundas divisiones entre países y grupos de países frustrarán acuerdos e impedirán incluso la tradicional adopción de una declaración final.
Malcorra ya adelantó que en caso de que eso ocurra, ella como presidenta emitirá una declaración final breve donde se referirá específicamente a cuatro puntos.
Se trata de los principios del sistema multilateral de comercio, el trabajo cumplido por la OMC desde la anterior conferencia ministerial de 2015 en Nairobi, el estado del comercio mundial con respecto a su expansión y, por último, la importancia del desarrollo en las políticas comerciales.
Pero Estados Unidos, en una aguda recaída de su crónico aislacionismo, ya anuncio que vetara cualquier alusión a dos párrafos de ese proyecto de declaración de la presidencia. Los puntos primero y cuarto, que aluden al sistema multilateral de comercio y al desarrollo.
El veto del gobierno de Donald Trump repercutió seriamente en los medios comerciales pues los dos temas, multilateralismo y desarrollo, figuran como objetivos liminares en el preámbulo de la declaración de la conferencia de Marrakesh, en Marruecos, en 1994, que creo la OMC y estableció el actual sistema global de comercio.
“Uno de los miembros clave está descartando que algunas áreas se coloquen otra vez en la mesa de negociaciones. Por eso existe un intensificado pesimismo” respecto a la suerte de la conferencia, reflexionó Kituyi.
“También por eso deseo que el proceso marche bien. Estaré allí presente y veré como trabaja la conferencia. Es importante que algo significativo salga de Buenos Aires por la credibilidad del sistema multilateral de comercio”, concluyó el economista keniano.
Por si la OMC no llegaba ya con suficientes motivos de desaliento a Buenos Aires, El gobierno anfitrión se encargó de sumarle otro problema delicado.
Diez días antes del comienzo de la conferencia, el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino anunció a la OMC que había rechazado la acreditación de 64 delegados de organizaciones no gubernamentales (ONG) de distintos países, con el argumento de que se debía a razones de seguridad.
La OMC no ocultó su sorpresa por la decisión argentina que vetaba la presencia en la conferencia a ONG de reconocida trayectoria y que habían asistido a otras reuniones similares sin inconvenientes.
Algunos países europeos protestaron a Buenos Aires, que revisó parcialmente su decisión, aunque mantuvo el grueso de las prohibiciones.
Representantes de ONG internacionales y figuras políticas criticaron las exclusiones dictadas por Argentina y señalaron que ello obedecía, a su juicio, al cariz represivo del gobierno de Macri, acrecentado en los últimos meses con incidentes protagonizados por fuerzas de seguridad que se saldaron con dos hombres jóvenes muertos.
Alberto Villarreal, representante de Amigos de la Tierra Internacional para América Latina y el Caribe, dijo a IPS que “las listas negras del gobierno de Mauricio Macri son inquietantes y revelan el verdadero rostro de su gobierno neoliberal, favorable a las empresas y al servicio del uno por ciento de la población”.
“Ese gobierno trata de hacer callar la voz de la sociedad civil”, agregó.
Editado por Estrella Gutiérrez