Japón es un modelo mundial de la dieta sana y tiene la tasa más baja de obesidad entre los países industrializados, inferior a cuatro por ciento. Por otra parte, la berenjena africana “gorongo” se utiliza a menudo como cepillo de dientes.
La cultura alimentaria japonesa es única y puede contribuir en gran medida a mejorar la nutrición mundial, aseguró el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, el miércoles 10 durante su visita al país asiático, cuya dieta habitual incluye muchas verduras, frutas y pescado.
Para explicarlo mejor, Graziano citó el washoku, una serie de técnicas, conocimientos y tradiciones japonesas relacionadas con la preparación y el consumo de alimentos, que fue designado como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El washoku se basa en el respeto por la naturaleza y se compone de ingredientes frescos, de estación y reducidos en contenido graso, que en conjunto representan una dieta bien equilibrada.
Graziano señaló que Japón tiene una riqueza de conocimientos y experiencia para compartir con otros países, una interacción que la organización que él lidera está dispuesta a promover como una actividad relacionada con el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición.
El decenio tiene como objetivo revertir los malos hábitos alimenticios, que están estrechamente vinculados a las enfermedades no transmisibles, como los ataques cardíacos, derrames cerebrales, cánceres y diabetes, que son las principales causas de muerte prematura, no solo en los países de altos ingresos sino también en muchas partes del Sur en desarrollo.
«Estas dietas son habitualmente no solo insalubres, sino ambientalmente insostenibles», destacó Graziano.
En este contexto, Japón ejemplifica la eficacia de las políticas públicas y la legislación para promover una nutrición adecuada, especialmente con leyes destinadas a educar a niñas y niños y controlar el peso de los adultos, según el director de la FAO.
Estas medidas están en consonancia con los compromisos asumidos por gobernantes de todo el planeta en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición de 2014 y en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con el fin de fijar políticas nacionales dirigidas a erradicar la malnutrición y transformar los sistemas alimentarios para que dietas nutritivas estén al alcance de todos.
Graziano elogió a Japón por apoyar a los países en desarrollo a través de la FAO en los ámbitos de producción y consumo de alimentos, al igual que en sectores agrícolas como la silvicultura, la pesca, la ganadería, la tierra y el agua.
Por ejemplo, en Afganistán, Japón aportó más de 100 millones de dólares a las intervenciones agrícolas de la organización, especialmente para rehabilitar la infraestructura de riego del país.
En Birmania, los fondos del gobierno japonés ayudaron a brindar ayuda de emergencia para la regeneración de medios de vida – incluidas semillas y fertilizantes de alta calidad – a los hogares rurales afectados por inundaciones y conflictos armados.
Una periodista y un cocinero, embajadores de buena voluntad
El director de la FAO anunció el nombramiento de Hiroko Kuniya y Katsuhiro Nakamura como los primeros embajadores de buena voluntad de la agencia especializada para Japón.
Kuniya se dio a conocer como presentadora de televisión para la red NHK, con la cobertura de noticias sobre pobreza, hambre y otros problemas sociales. Más recientemente ha cubierto temas relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nakamura saltó a la fama en 1979 cuando la guía gastronómica Michelin le otorgó una estrella a su restaurante en París y lo convirtió así en el primer cocinero japonés en recibir tal reconocimiento. Más tarde regresó a Japón y en 2008 fue nombrado jefe de cocina durante la cumbre del Grupo de los Ocho en la localidad de Toyako.
¿Qué pasa con la historia de la berenjena como cepillo de dientes?
Ahora que sabemos quiénes comen mejor que nadie en nuestro planeta – los japoneses – llegó el momento de revelar por qué y cómo se pueden usar las berenjenas como cepillo de dientes.
La berenjena africana es una de las plantas comestibles que cultivan agricultoras desplazadas por la violencia del grupo radical armado Boko Haram en el norte de Nigeria, y que participan en un proyecto de la FAO para poner en marcha la producción de alimentos locales. El nombre local de este alimento es “gorongo” y no solo es un elemento nutritivo importante, sino también social.
Las mujeres suelen masticar el fruto crudo del gorongo para limpiarse los dientes. También se come como parte de las ceremonias de matrimonio y de nombramiento.
Pocos días antes de su viaje a Japón, Graziano visitó un establecimiento de producción de hortalizas de estación seca apoyado por la FAO.[related_articles]
Allí conoció a un grupo de mujeres que trabajaban juntas en un campo de cultivo de gorongo, entre otras plantaciones. Las agricultoras sobrevivientes de los ataques de Boko Haram a sus aldeas son las únicas proveedoras de sus familias.
Una de ellas explicó que la berenjena como instrumento para limpiar sus dientes es una manera de recuperar una sonrisa sana y, con ella, el sentido de dignidad.
La berenjena es una planta útil para los pequeños agricultores porque produce frutos continuamente y puede tener un rendimiento abundante, incluso a partir de una parcela pequeña.
Así, las mujeres logran cosechas con excedentes que pueden vender para ganar dinero y cubrir sus necesidades más allá de la alimentación, como la atención sanitaria y la educación de sus hijos.
La berenjena africana
La berenjena africana es autóctona de África central pero se extendió a otras zonas, particularmente en África occidental, informa la FAO.
Se puede comer cruda, hervida, al vapor, en escabeche, o en guisos y sus hojas se utilizan a menudo en sopas. Para hacer un estofado, la berenjena se hierve, luego se tritura, se coloca en una cacerola con aceite, cebolla, porotos cocidos y chiles.
Aparte de la higiene bucal, la planta se utiliza en la medicina tradicional para tratar infecciones de garganta, mediante el calentamiento de las hojas, que luego se mastican. El jugo de sus raíces hervidas se utiliza para tratar la anquilostomiasis, mientras que las hojas trituradas son útiles para los males gástricos.
Ahora ya sabe quiénes comen mejor que nadie y qué hacer si se queda sin pasta dental.
Traducido por Álvaro Queiruga