«Tenemos que comprar agua de los municipios para nuestro uso diario… está a demasiada profundidad y es difícil de bombear», se quejó Muhammad Shakir, un residente de Hayatabad, un barrio adinerado de esta noroccidental ciudad de Pakistán.
La situación se agrava y no muestra señales de mejorar en Peshawar, la capital de Jiber Pajtunjua (JP), una de las cuatro provincias de este país del sur de Asia. Los niños y niñas pierden cada vez más días de clases ya que los centros de enseñanza se ven obligados a cerrar debido a la falta de agua, afirmó Shakir.[pullquote]3[/pullquote]
El empresario asegura que la situación ya fue denunciada al gobierno, pero sin respuesta. «A veces, no tenemos agua limpia para la ablución», dijo a IPS en referencia al ritual de limpieza diaria característico de la religión islámica.
El Consejo de Investigación Científica e Industrial de Pakistán (PCSIR, en inglés) advirtió sobre el rápido agotamiento de los recursos hídricos en la provincia, así como en las cercanas Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA).
«Hay una necesidad urgente de buscar recursos hídricos alternativos. La superficie del agua se está cubriendo con metales, por lo que su existencia… es cada vez más escasa», advirtió el director responsable del PCSIR, Jahangir Shah.
La gente ha estado utilizando agua calcárea o dura en muchas zonas de JP y las FATA, ya que esta pasa por las rocas subterráneas, explicó.
La disminución de los recursos hídricos es un gran problema porque no existen controles estatales que impidan su mala gestión, añadió. En los hechos, la gente tiene el problema de la disminución en la calidad y la cantidad del agua, señaló Shah.
En julio, el departamento de salud de JP publicó un informe sobre la existencia de agua en los 1.500 centros sanitarios públicos, y concluyó que en 50 por ciento no había agua.
«El agua en 25 por ciento de las instalaciones está contaminada”, afirmó Akhtar Said, quien encabezó la campaña para informar sobre los recursos hídricos en los centros de salud de los 26 distritos.
«Estamos tomando medidas para asegurar que la población reciba un suministro de agua ininterrumpido y limpio en todos los establecimientos sanitarios”, declaró el director general de salud de JP, Pervez Kamal, en diálogo con IPS. El gobierno también comenzó una campaña de sensibilización sobre las enfermedades que provoca el agua contaminada, precisó.
El departamento de ingeniería de salud pública de JP reconoce la escasez de agua y la contaminación no solo en los hospitales, sino también en las escuelas, oficinas y viviendas.
«Los informes de laboratorio hallaron bacterias en el agua en distintos distritos de la provincia, así como en las FATA», expresó el ingeniero Farooq Ahmed.
El sistema de distribución es deficiente. El suministro de agua potable de los principales pozos entubados se mezcla con las aguas servidas debido a roturas en las cañerías.
«La gente no limpia los tanques de almacenamiento que se supone que deben limpiarse cada tres meses», agregó Ahmed.
La población se acostumbró a obtener agua perforando las cañerías y luego dejándolas al descubierto, lo que allanó el camino para que las bacterias contaminaran el agua.
«El gobierno comenzó a clorar todos los pozos entubados en JP y las FATA. También le estamos pidiendo a la gente que limpie sus tanques de agua cada cuatro meses», indicó el ingeniero.
El profesor Noorul Iman, un médico del Hospital Universitario de Jiber, en Peshawar, dijo a IPS que 45 por ciento de las muertes que se producen anualmente en JP y las FATA se deben a la contaminación del agua.
«La incidencia de las enfermedades transmitidas por el agua es cada vez mayor. Las personas deben usar pastillas de purificación del agua para mantenerse a salvo de las enfermedades”, recomendó el experto.
Casi la mitad de las camas de los hospitales están ocupadas por pacientes que sufren de gastroenteritis, diarrea y otras enfermedades causadas por el consumo de agua sin tratar, explicó.[related_articles]
La situación en los barrios pobres es peor aún, ya que en ellos la población suele tener que traer el agua para su consumo desde lugares lejanos.
«Tenemos que traer agua de la mezquita que se encuentra a 500 metros de nuestra casa. El agua que podemos traer no alcanza para nuestra familia de 10 personas”, manifestó Anwar Shah, un refugiado afgano que vive en la localidad de Kacha Garhi, cerca de Peshawar.
Shah explicó que dos de sus hijos son los responsables de traer el agua a la casa. «A veces tenemos que viajar hasta un kilómetro de distancia cuando el pozo en las mezquitas queda fuera de servicio», dijo.
En las FATA los principales depósitos de agua permanecen abiertos, y hay aves, como los cuervos, que se posan sobre sus bordes y dejan caer pedazos de carne en mal estado, dijo el ingeniero Shafique Ahmed.
Un tanque de agua debe ser tratado con cloro cada tres meses para que el agua sea apta para el consumo humano, recordó.
«La gente en muchas áreas (de los siete distritos tribales de las FATA) padece problemas en los dientes debido a la presencia de la toxina de flúor en el agua. En la Agencia Jiber, en Mardan, etc., una de cada 10 personas desarrolla dientes amarillentos y las manchas permanecen para siempre”, advirtió Ghulam Rasool, director de la Facultad de Odontología de Jiber.
El consumo excesivo de flúor también genera otros problemas de salud. «La mayoría de los residentes no saben que han consumido agua contaminada con flúor. Los niños son los que más sufren ya que sus dientes comienzan a verse afectados antes», sostuvo.
Al director general de salud de JP, Kamal, le preocupa la aparición de arsénico, un agente cancerígeno, en el agua.
«Le pedimos a la gente que hierva el agua antes de su uso, pero la mayoría de la población es pobre y analfabeta» y no está sensibilizada al respecto, añadió.
«En los próximos 10 años tendremos mayor escasez si la situación se mantiene sin cambios. El gobierno debe adoptar mejores prácticas de gestión del agua», exhortó Shah, del PCSIR.
Traducido por Álvaro Queiruga