El maestro Zibie Wari fundó la organización Tropical Gems en la ciudad de Madang, en la costa norte de Papúa Nueva Guinea, después de años de ser testigo de cómo un gran número de jóvenes perdía las esperanzas de tener un futuro por culpa de la corrupción y de las promesas incumplidas de futuro.
Madang llegó a ser la “ciudad más linda del sur del Pacífico”, pero lo que más deslumbra ahora en esta localidad de 29.339 habitantes, es la enorme cantidad de jóvenes que deambulan durante horas en el centro, reunidos bajo los árboles o sentados en el pavimento.[pullquote]3[/pullquote]
“Deben tener un sueño, les digo a diario. Los que deambulan por las calles, no tiene sueños ni perspectivas. Y quienes no tienen visión de futuro, no van a salir adelante”, argumentó.
El movimiento Tropical Gems (gemas tropicales), que tiene más de 3.000 integrantes, se dedica a formar jóvenes como agentes de cambio promoviendo actitudes como la responsabilidad, la resiliencia y la iniciativa con el fin de lograr la autonomía.
La filosofía del grupo es que, sin importar los enormes desafíos que las personas tengan por delante, siempre hay una solución. Pero las soluciones, las ideas y su implementación deben comenzar por uno mismo.
De los 493.906 habitantes que tiene toda la provincia de Madang, 44 por ciento tienen menos de 15 años. Sin embargo, solo 45 por ciento de estos van a la escuela, en parte debido a las dificultades de desplazamiento en las zonas rurales pobres. Eso hace que solo una pequeña proporción termine la escuela secundaria.
A escala nacional, 68 por ciento de los jóvenes que residen en las ciudades no tienen trabajo y 86 por ciento de los que trabajan, lo hacen en el sector informal, según la Comisión Nacional de la Juventud.
En Papúa Nueva Guinea, unos 80.000 estudiantes abandonan la escuela cada año, pero solo 10.000 de ellos tienen posibilidades de acceder a un empleo formal.
La difícil situación económica de los jóvenes no condice con el crecimiento del país, de entre seis y 10 por ciento en la década pasada, gracias a una economía basada en la extracción de recursos, como madera, minerales y gas natural.
Cuarenta por ciento los siete millones de habitantes de este país, unas 2,8 millones de personas, viven en pobreza.
El crecimiento deja a muchas personas rezagadas
Papúa Nueva Guinea tiene una de las economías de mayor crecimiento en el mundo, pero las ventajas del progreso se concentran en gran medida en las manos de funcionarios del gobierno e inversores privados, lo que deja poco margen para el resto de la población de este país, que ocupa el lugar 157, entre 187, en el índice de desarrollo humano.
A medida que este país entrega sus riquezas naturales a inversores privados, pues Papúa Nueva Guinea atrajo grandes volúmenes de la inversión directa extranjera de la región, un promedio de unos 100 millones de dólares al año desde 1970, su pueblo parece estar cada día más pobre y enfermo.
La generación que representa el futuro del país sufre enormemente la corrupción endémica, en especial el arraigado sistema de clientelismo político.
La masiva apropiación indebida de fondos públicos impide mejorar los servicios y la infraestructura. Se perdió la mitad del presupuesto de desarrollo, unos 2.800 millones de dólares entre 2009 y 2011, por mala gestión.
“La forma de luchar contra la corrupción es educar a nuestros compatriotas”, sostuvo Wari. “No nos sentemos a esperar, pongámonos de pie y marquemos la diferencia”, subrayó.
De la dependencia a la autonomía
Decenas de “líderes”, como se conocen a los integrantes del movimiento, pasan medio día todos los días en las calles de Madang trabajando, sin cobrar, para sacar la basura de los espacios públicos y de la franja costera y arreglar jardines y parques.
El mensaje que dan a la población local, incluso a los jóvenes que siguen en el limbo, es que el futuro que desean empieza por ellos.
Al movimiento no le falta gente interesada. Si bien fue creado por Wari en 2013 con menos de 300 integrantes, fue creciendo hasta los actuales 3.000, desde adolescentes hasta personas de unos 40 años, procedentes de todas las provincias del país.
Muchas personas que ahora forman parte de Tropical Gems vivieron situaciones personales difíciles y sufrieron la exclusión social, ya sea por la pobreza, la pérdida de alguno de sus padres o porque no pudieron terminar la educación básica.
Wari considera que hay una brecha entre la educación formal y el mundo real, y muchos jóvenes de este país buscan formas de hacer frente a las fuerzas complejas que moldean sus vidas.
Afrontar asuntos difíciles
En marzo, el movimiento recibió la visita de la organización Act Now de Papúa Nueva Guinea, que realiza talleres de concienciación sobre el uso de la tierra en relación con el acaparamiento y ña corrupción, en el marco de la norma Arrendamientos Especiales para Agricultura y Empresa.
El acaparamiento de tierras derivó en la pérdida de 5,5 millones de hectáreas, 12 por ciento de la superficie cultivable, a manos de inversores extranjeros, muchos de los cuales la usan para explotar madera, y no proyectos agrícolas que beneficien a las comunidades locales.[related_articles]
El Instituto Oakland, con sede en California The California-based Oakland Institute estima que Papúa Nueva Guinea exporta unos tres millones de metros cúbicos de madera al año, principalmente a China.
La Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pronostica que los bosques comercialmente viables de este país se perderán o se degradarán para 2021 por la tala comercial, la minería y el desmonte para hacer lugar a las plantaciones de la palma aceitera.
“En nuestros talleres desalentamos la venta de tierras. Nuestros objetivos son conservar el ambiente y valorar nuestra forma de vida tradicional”, explicó Wari.
También se comparte conocimiento relacionado con capacidades para ganarse la vida, y los líderes del grupo que saben tejer, cocinar y cultivar realizan talleres para que otros aprendan. Algunos, incluso, comenzaron sus propios emprendimientos.
Además, se corrió la voz sobre el trabajo que realiza Tropical Gems hasta la capital nacional.
Y este año, Wari y el grupo recibieron una invitación para presentar su proyecto en el Seminario Waigani, un foro nacional que debate los avances hacia los objetivos de la “Visión 2050”, que organiza el gobierno junto con la Universidad de Papúa Nueva Guinea en Port Moresby, del 19 al 21 de este mes.
Este país deberá afrontar muchos obstáculos en la próxima década, en particular en materia ambiental, pues el país tiene el problema del aumento del nivel del mar, entre otras consecuencias del cambio climático.
Iniciativas como Tropical Gems sientan las bases para una sociedad más resiliente que la creada por las autoridades y los dirigentes políticos.
Este reportaje forma parte de una serie concebida en colaboración con Ecosocialist Horizons.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Verónica Firme